Perro + yoga = Doga, para cultivar cuerpo y espíritu
Practicar asanas con tu mascota, dicen, potencia los beneficios del yoga. Hablamos con Suzi Teitelman, la creadora de esta singular disciplina.
Ya sabemos que los perros, esas deliciosas criaturas de cuatro patas, igualan e incluso superan a los humanos en muchos aspectos. Por lo pronto hay perros policías, que rescatan personas de entre los escombros, surfistas –cada año se celebra un campeonato de surf canino en Huntington Beach (California) y es muy posible que si hubiéramos tenido perros políticos o banqueros, la crisis económica mundial no hubiera existido, o al menos, no hubiese engordado tanto.
La última actividad en la que se han involucrado los canes es el yoga, quién sabe si porque son fans de Don Draper y han conseguido ver el final de Mad Men, o si es porque a ellos también les ha afectado el estrés que atenaza a sus amos. La cuestión es que ya hay perros que pueblan las redes sociales haciendo todo tipo de asanas, en compañía de sus amos, en una nueva vertiente del yoga que ha pasado a llamarse doga, y que cuenta ya con algunas estrellas mediáticas como Pancho, un chihuahua que cuelga sus propios vídeos en Youtube y que practica doga acompañado de un humano italiano, de nombre Nic Bello.
Para ir a los orígenes de esta disciplina hay que viajar en el tiempo a Nueva York, algunos años atrás cuando Suzi Teitelman, actriz profesional formada en el Actor’s Equity Union, se recicló en profesora de yoga para personas y luego para perros. Estos últimos, según escribe Suzi en su web, parecen especialmente diseñados para esta actividad gracias a su “amor incondicional, habilidad para vivir el presente y paciencia”. Según cuenta Space a S Moda, la idea de crear esta variante de la practica india surgió de una forma casual. “Cuando hacía yoga en casa, mi perro Coali, que era todavía un cachorro, quería estar siempre a mi lado y no salía de la esterilla en la que yo hacía mis asanas, así que empecé a ponerlo en algunas posturas y más adelante ya no podía evitar que él estuviera conmigo todo el tiempo. Luego lo llevé a casas donde yo iba a dar clases y algunos de mis clientes, que también tenían perros, empezaron a hacer lo mismo con ellos. Fue algo que pasó naturalmente, no algo que planeé o que pensaba que me iba a hacer famosa. Simplemente quería tanto a mi perro que no me separaba de él y me gustaba también mucho el yoga. Y ambas cosas encajaron”.
Muchos de los propietarios de perros, especialmente si estos son nerviosos o muy activos, verán la posibilidad de esta practica con grandes dosis de escepticismo. Sin embargo Suzi asegura que “al igual que cualquier persona puede hacer yoga, lo mismo pasa con los perros. Como toda disciplina, es algo que lleva su tiempo y que hay que practicar año tras año, pero es algo que depende sobre todo del dueño. Se trata de la energía que el amo da al perro y que éste le devuelve. Todos los perros pueden practicar yoga, aunque hay diferentes posturas y modificaciones. No siempre amo y mascota tienen que hacer lo mismo, a veces es estar ahí respirando juntos, y entonces tú y tu perro estáis haciendo doga”.
Twitter/ @dogisgood
Suzi vive y enseña doga en Jacksonville, Florida, su ciudad natal a la que ha regresado después de 11 años en la Gran Manzana. Según ella, “los beneficios son los mismos para el animal que para el hombre. El doga trata de encontrar un lugar de paz, deleite y sentirse bien con el propio cuerpo. Los perros ya hacen yoga de una manera natural, me refiero a que hacen determinadas posturas o estiramientos para corregir contracciones o esfuerzos. Lo único que hacemos es llevarlo a otro nivel, incluyendo a una persona y conseguir la unión entre los dos, lo que incrementa aún más los efectos positivos de esta practica”.
Para aquellos a los que les pique el gusanillo de la curiosidad y quieran experimentar con sus mascotas, lo ideal es empezar con un profesor, aunque de momento no hay muchos disponibles por el mundo. La propia Suzi cuenta con unos DVDs y un manual que vende en su web para iniciarse en esta actividad y recomienda que, si se quiere entrar en el maravilloso mundo del yoga, uno lo haga primero solo e incorpore luego a su perro. “Lo ideal es empezar con el doga si se tienen ya algunos conocimientos de yoga para evitar hacerse daño o hacerlo a la mascota. Hay que comenzar con posturas muy fáciles y no forzarlas y hay que tener en cuenta que las clases no son como las que se dan para las personas. No son tan rigurosas, aunque lo importante es la perseverancia y la practica diaria. Hacer yoga regularmente es, desde luego, lo mejor que te puede pasar”.
¿Veremos en breve el yoga para gatos?, le pregunto a Suzi. “Es muy probable que si tuviese un gato acabaría practicando con él. Yo creo que esta disciplina es también válida para los animales”. Ya saben queridos amigos de cuatro patas, si el chihuahua Pancho puede, ustedes también. ¡Namasté!, perdón, ¡Guaaaauuuuuuu!
Una foto publicada por Yoga With Dogs (@yogawithdogs) el
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