Nuria Sardá, esencia familiar
En 2008 tomó el testigo de su padre al frente del departamento creativo de Andres Sarda, firma referente del mundo de la lencería. Su sobriedad y perfeccionismo marcan su estilo.
Está relajada tras la resaca de la celebración del 50 aniversario de la firma, que se ha prolongado durante un año y que empezó a preparar hace tres. «Ha sido muy intenso, pero, en realidad, ese es nuestro día a día», comenta. Desde que su padre la tentó para entrar en la empresa familiar, proponiéndole abrir mercado en París, los retos se han mantenido y Nuria los vive con naturalidad.
«Si pienso que tenía 20 años cuando me propusieron ir a París –un engaño piadoso que se convirtió en Düsseldorf– y en tres meses vendíamos en Alemania sin saber nada de alemán, todavía me sorprendo», pero así fue. «Nunca pensé en trabajar para la empresa, lo que me gustaba era el campo y soñaba con ser veterinaria, pero mi padre me persuadió», explica. Vivió cuatro años en París, y –después de dirigir las exportaciones de la firma– pasó al departamento creativo. «Se consideró que en creación siempre debía haber alguien de la familia y en el momento del relevo pensaron en mí».
De profesión, hotelera. Andrés Sardá «ha sido un padre muy presente en la vida familiar, con el que hemos ido a la montaña, a pescar, a esquiar… Los hermanos nunca estuvimos vinculados a la empresa, excepto cuando llegaba el verano y venía con una gran maleta para que eligiéramos los bañadores». Ahora, todos trabajan en ella, excepto Ana que es pintora y vive en Zaragoza.
Nuria no es presumida, pero le atrae la belleza en todas sus manifestaciones y también en la moda. «Somos siete hermanos y recuerdo que lo normal era heredar la ropa de los mayores, yo tenía dos chicos delante y aquello era para llorar. Pasé de ir muy bien vestida en la infancia a una adolescencia con pantalones de pana y jerséis con coderas. Lo que hice con mi primer sueldo fue comprarme un traje de chaqueta».
En su vestidor hay pocos estampados, mucho negro, una cuidada colección de zapatos y algunas joyas con historia. «Me encantan los vestidos que no se ciñen a la figura y con un largo sobre la rodilla. Valoro los zapatos porque, si eres sobrio en la ropa, pueden cambiarte el look. Los comparo con la ropa interior, cinco milímetros para nosotros es una talla; si un zapato te roza un milímetro, no lo puedes llevar. Es importante la calidad en los acabados, las costuras interiores, el equilibrio técnico y su aportación estética».
Vestido del desfile del 50 Aniversario de Andres Sarda, zapatos de Jimmy Choo, prendas de D&G, Joseph y Neil Barrett. Sobre la butaca, chal de Etro.
Pere Peris
Pioneros a la hora de realizar campañas de imagen, en los años 70 Andres Sarda contrató a Hamilton y, a finales de los años 90, al ilustrador Jordi Labanda. Jean-Paul Gaultier los felicitó en su 50 aniversario.
Pere Peris
Corsé y camisa en encaje de chantilly de Andres Sarda.
Pere Peris
En la butaca, bolso y sandalias de Louboutin para Castañer.
Pere Peris
Figuras de marfil talladas a mano y compradas en Tokio, herencia de familia. Pulsera de oro y marfil.
Pere Peris
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