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María Fanjul: «No he sentido más dificultad por ser mujer, pero sí por mi edad»

Con 30 años, es la única española invitada a participar como ponente en el Foro Económico Mundial de Davos. Allí habló del paro juvenil.

María Fanjul

Pertenece a una generación de directivos que, pese a la adversidad, no se arredran. «Todos los jóvenes con relativa exposición tenemos la responsabilidad de ayudar a otros», asegura. Recién entrada en la treintena, María Fanjul es consejera delegada de Entradas.com. Antes de coger las riendas de esta empresa que factura más de 100 millones de euros al año, ya había ganado galones como emprendedora con StepOne, compañía que ha ayudado a más de 200 pymes tecnológicas españolas a dar el salto a Silicon Valley y de la que se convirtió en cofundadora y consejera ejecutiva a los 26 años. La intervención en la 44 edición del Foro Económico Mundial de Davos es la última referencia de un currículo admirable.

¿Qué tenía que decir una madrileña de 30 años al selecto auditorio del Foro Económico Mundial?

Los jóvenes tenemos mucho que decir. De los 50 Global Shapers (comunidad de jóvenes que destacan en la actividad que realizan y que pretenden hacer una contribución a la sociedad, respaldada por el Foro Económico Mundial) que fueron invitados a Davos, yo era la única española y hablé sobre el paro juvenil. Igual que somos parte del problema, debemos ser parte de la solución: no solo proponiendo ideas, sino también dando una visión distinta. El mundo ha cambiado radicalmente y cada vez somos más relevantes; ya ha quedado claro que hay chavales que dejan la universidad y pueden montar una compañía como Facebook, que revoluciona la forma de comunicarnos.

Y los asistentes del Foro, ¿son conscientes de ese valor de las nuevas generaciones?

Sí. Un ejemplo: yo participé en una reunión que denominan International Business Council. Probablemente, la más importante. Acude el top 100 de los CEO del mundo, y se debate sobre varios temas. Estábamos invitados nueve Global Shapers. Es más, la exposición de mi grupo de trabajo la hice yo; no el presidente de Coca-Cola ni el alcalde de Estambul. Eso dice lo atentos que están a la opinión de los jóvenes.

¿Entiende que los jóvenes desempleados de los que habló en Davos piensen que estos foros son solo un pasatiempo de las élites?

Gran parte de la sociedad opina así. La asignatura pendiente de estos foros es llevar las ideas a la práctica. Ahí es donde apretábamos los jóvenes. Nuestra aportación siempre era: «Todo esto está muy bien, pero cómo se hace». Eso es necesario para ofrecer resultados y ganar credibilidad respecto a la preocupación existente.

¿Qué podemos hacer en España para evitar la pérdida de talento?

Trataría de desdramatizar. Abandonar tu país porque no encuentras trabajo es muy duro; pero yo me fui a EE UU y volví, y esa fue una de las etapas más interesantes en mi carrera. Es muy sano tener experiencia internacional. Luego, una de las alternativas, que nunca debería ser la única solución, es que los jóvenes se lancen a intentar llevar a cabo ideas nuevas, no esperar sentados a encontrar un empleo.

¿Hay una burbuja del término emprendedor en España?

En esto soy muy crítica. No puede ser que, como no hay trabajo, el Gobierno diga: «Hazte emprendedor». Emprendimiento no es igual a autoempleo. Emprender no es ir al Registro Mercantil y constituir una sociedad. Es muchísimo más complejo y pasa porque exista una sociedad abierta que admita nuevos proyectos, una inversión que los apoye y un tamaño de mercado que permita que crezcan. Está bien que empujemos la iniciativa, pero tengo miedo de que nos pasemos de la raya y el concepto acabe quemado como el de innovación.

Por su trayectoria, ha estado en contacto con muchos emprendedores españoles. ¿Existen rasgos comunes que los definan?

A veces ciertos complejos nos impiden ver nuestras virtudes: los españoles somos muy creativos, tenemos muchísima cintura, sabemos improvisar cuando las cosas se tuercen y nos movemos bien en la incertidumbre.

Están apareciendo redes de apoyo e inversores que financian exclusivamente proyectos de mujeres, ¿qué le parecen?

Apoyar la creación de empresas siempre es bueno. En mi caso, no he sentido más o menos dificultad por ser mujer. Pero sí por ser joven, porque tengo poca experiencia.

Pero la desproporción de géneros en la alta dirección es evidente.

Eso va a cambiar, y muy pronto. La gestión de las compañías cada vez demanda menos jerarquía y más horizontalidad. En mi generación, no es tanto una cuestión de sexo, sino de dinamismo, de cómo eres capaz de adaptar esa flexibilidad.

En Davos casi no había mujeres.

Los hombres eran amplia mayoría, sí, sobre todo en determinados ámbitos, como el de los jefes de Estado y Gobierno. Con todo, la persona que mayor impacto producía era Marissa Mayer, de Yahoo. Donde iba, se llenaba el auditorio.

El ocio ha sido uno de los sectores más castigados durante la recesión. ¿Cuál ha sido la receta de Entradas.com contra la crisis?

Hemos apostado por un producto más innovador, ampliando servicios y añadiendo valor. Tuvimos un principio de 2013 dificilísimo, con la subida del IVA y la caída del consumo. Entonces, decidimos acometer nuevos sectores y expandir la compañía. Conseguimos ser el operador principal del Real Madrid; ganamos el ticketing internacional del Mundial de Baloncesto –con una competencia feroz–; nos aliamos con la promotora Live Nation y hemos vendido los conciertos de los grandes, como Depeche Mode… Además, estamos entrando en México y Colombia.

En su descripción de Twitter se define «convencida de que la suerte sonríe a los valientes». ¿Es la valentía una cualidad indispensable para dirigir una empresa?

Existe una línea muy fina entre la valentía y la inconsciencia. Y hay que tener un punto de las dos. En un entorno como el de Internet, que evoluciona tan rápido, no debes analizar demasiado las consecuencias que tienen las decisiones porque, de lo contrario, no haces nada y ese es el mayor riesgo en comercio electrónico.

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