_
_
_
_

Lo conocí en un Corpus: reivindicar a Ana Orantes contra el negacionismo de la violencia de género

No hacen falta excusas para reseñar y recomendar este podcast documental, pero la cercanía del 8M y el avance del negacionismo de la violencia machista lo hacen hoy de imprescindible escucha.

podcast

Nacida en Granada, Ana tuvo que esperar muchos años para poder tocar la nieve de Sierra Nevada. También para poder teñirse de rubia y pintarse el ojo. Su exmarido consideraba que eso era “de putas”. O para poder disfrutar de un café con sus hijos en una terraza. En fin, para poder vivir una vida libre de violencias a la que todas tenemos derecho. No pudo hacerlo hasta después de separarse del que posteriormente sería su asesino, tras una larga historia de maltratos y vejaciones contra ella y sus ocho hijos. Pero en ese breve tiempo de libertad que vivió entre su separación y su asesinato también decidió ir a contar su historia a un popular programa de televisión, romper el silencio de décadas. “Yo no podía hablar, yo era un bulto”: volver a escuchar su testimonio conmueve todos los poros de la piel. Ana Orantes es y será símbolo de una conquista simbólica de nuestro país, la de nombrar la violencia de género, logrando que los asesinatos machistas salieran definitivamente de un rincón de la crónica de sucesos para convertirse en un problema estructural que, en adelante, encabezaría portadas y noticiarios lamentablemente demasiado a menudo. 

La valentía de Ana fue el acicate de una conmoción social que daría fruto en 2004 a la Ley Integral contra la Violencia de Género, ley pionera en Europa y en el mundo. Y Noemí López Trujillo, periodista especializada en género y feminismos, sabía que la historia de Ana había que contarla. Pero contarla bien, más allá del shock. “Desde la necesidad de hacer genealogía feminista y contar la historia de esas madres, esas obreras del hogar que comunmente llamamos amas de casa y que, injustamente, nunca vemos como referentes del feminismo. Y Ana es el germen, el punto de inflexión que lo cambia todo”. A Noemí le gusta trabajar con un concepto que es el de periodismo postconflicto: “Siempre se dice que “de lo que no se habla no existe” pero igualmente lo que no se cuenta bien se invisibiliza”. El Observatorio de Violencia de Género, por ejemplo, lleva contabilizando casos de violencia y crímenes machistas desde 2003, pero antes de esa fecha hay un montón de mujeres que no figuran, como es el caso de Orantes. “Con las herramientas feministas de las que disponíamos veinte años después del asesinato de Ana era importante contar su historia”. María Jesús Espinosa de los Monteros, directora de Podium Podcast, contactó con ella para proponerle un podcast de temática social, y las piezas encajaron. Así nació Lo conocí en un corpus, un ajuste de cuentas con la memoria, un homenaje, un documento donde el guion y el diseño sonoro se alían para sumergirnos en la intimidad de la historia de Ana, una historia de violencia de género que transformó nuestra percepción de la misma para siempre.  

Ana había esperado hasta que su hijo pequeño, Fran, cumpliera la mayoría de edad para poder separarse. A pesar del historial de maltrato y denuncias sucesivas, un juez dictaminó que José Parejo, el innombrable, y ella podían seguir compartiendo casa. En el jardín de aquella la quemaría viva bajo un níspero, como cuenta el primer capítulo de la serie. Para la producción de este podcast, Noemí y su equipo dispusieron del tiempo suficiente para buscar los lugares y las fuentes, para poder hablar con calma con Raquel y Carmela, hija y hermana de Ana Orantes, respectivamente, con expertas en violencia de género, con el abogado que defendió a José Parejo. “Haber podido dar contexto es lo que marca toda la diferencia”. Es en ese contexto es donde conocemos a una Ana previa a su vida de violencia, en su infancia y adolescencia, una mujer alegre que se vio atrapada en una historia de dominación. La mujer antes de conocer a su victimario y después de separarse de él, “no ligada a exclusivamente a una historia de maltrato. Queríamos ponerle el rostro previo a la persona que todas conocemos, la que salió denunciando en Canal Sur”. Para ello, Noemí elige la premisa narrativa de interlocutar directamente con Ana, como si le estuviese escribiendo una larga carta para contarle los cambios sociales que se han producido después de su asesinato. “Quise construir casi un ejercicio de ficción, una opción imaginativa, un universo posible donde yo pudiera contarle a Ana Orantes todo lo que había pasado: esto es lo que tú pasaste, esto es lo que piensa tu hija, así lo vivió tu hermana, esto es lo que dijo la investigación, así es España 20 años después de tu asesinato. Me parecía que hablarle a ella era generar una complicidad fundamental para no dejarla al margen del relato, una forma de decirle, aunque tú ya no estés, estás en la memoria feminista, estás en una ley, eres referencia, eres importantísima”. Un recurso que funciona y emociona, y que las posibilidades expresivas y comunicativas del podcast no hacen más que potenciar. 

En estos tiempos de cuestionamiento de la Ley Integral necesitamos seguir defendiéndola, para mejorarla. De los muchos temas que deja sobre la mesa el podcast, como el de la violencia vicaria o directa contra los hijos en situaciones de maltrato, Noemí considera crucial “pararse a evaluar en qué está fallando y cómo se relaciona la implementación de esta Ley con la desigualdad más leve, con la brecha salarial, con los trabajos feminizados, con la Ley de Extranjería que es muy violenta y hace que las mujeres migrantes desconfíen de las instituciones, hay muchos temas de fondo que van vinculados a la Ley de Violencia de Género y no se están contemplando”. Simbólicamente, Ana podría haber sido el primero de los 1.008 nombres que se leyeron esta semana en el Congreso como respuesta a la presentación de una propuesta de ley “de violencia intrafamiliar” por parte del grupo parlamentario de VOX. La retahíla fatal de nombres propios fue la mejor demostración de que la violencia sí tiene género. El género de mujeres como Ana, luchadoras, valientes, que dieron un paso para acabar con la lacra del silencio en torno a la violencia machista. Escuchar este homenaje sonoro es el mejor gesto que podemos hacer para contribuir a este cuestionamiento sin sentido. 

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_