Leves y retoques, por Ana Pastor
No se pretende prohibir el uso de Photoshop. El objetivo es obligar a quienes lo utilicen a especificarlo a los lectores
Se mira al espejo y da dos pasos hacia atrás. Se gira hacia la derecha y resopla. Se gira a la izquierda y vuelve a resoplar. La cremallera de la falda no le cierra.
Los botones de la chaqueta no llegan a los ojales. Decide cambiarse. Su marido la observa de lejos y la anima piropeándola a preocuparse menos por este tipo de cosas, teniendo en cuenta lo que la espera el resto del día. Está a pocos metros de llegar a los más alto de su carrera, de llegar a ser primera ministra de Dinamarca. Y, aunque sea sólo por unos minutos, está frente al espejo luchando contra lo que luchan muchas mujeres: los complejos físicos derivados de los típicos estereotipos. La escena no es real, pero podría serlo. Forma parte de una serie de televisión que últimamente me tiene fascinada, Borgen. La primera ministra Birgitte Nyborg no vive de su aspecto, evidentemente. Pero la serie refleja cómo incluso a una mujer poderosa como ella le pesan ciertas cosas en algunos momentos.
He recordado la escena esta semana tras la polémica sobre las fotos no tratadas con Photoshop de varias mujeres famosas. Una de ellas, la súper modelo Cindy Crawford, a la que con casi 50 años le exigimos el cuerpo de su hija adolescente, sin ningún tipo de arruga ni michelín (por cierto, Crawford sigue estando cañón). Desconozco si las fotos fueron robadas, como dicen algunos, y pertenecían al descarte de una sesión fotográfica. O, como dicen otros, si la filtración se hizo de manera intencionada para demostrar que los seres humanos, todos, somos susceptibles al paso del tiempo sobre nuestro cuerpo.
No es un debate nuevo para los medios. Pero la verdad es que yo desconocía que ya hay varios países que han comenzado a legislar sobre el asunto. La llamada ley Photoshop se plantea en firme en Estados Unidos (Truth in Advertising Act) y también dentro de Europa en países como Francia.
No se pretende prohibir el uso de esta herramienta informática sino que el objetivo es obligar a quienes la utilicen a especificarlo para no engañar a los lectores. Pero hay quien va más allá en este debate entre la realidad y la perfección. La asociación de médicos de Estados Unidos (AMA) realizó un duro informe en el año 2011 (que se puede consultar en Internet) en el que claramente vinculaba este tipo de prácticas en la prensa escrita con los desórdenes alimenticios que sufren muchas adolescentes. Dice ese colectivo, a través del doctor McAneny, que se cometen tantas barbaridades al retocar imágenes que en alguna de ellas se veía a una modelo a la que le habían disminuido tanto la cintura, que parecía que su cabeza era mucho más ancha que ésta. Así que igual deberíamos hacer algo de pedagogía en los medios, con o sin ley, especificando cuáles son las imágenes que han pasado por Photoshop. No vaya a ser que nos acusen de mentir y que esas mentiras además hagan daño a un sector muy sensible de nuestra sociedad como son los adolescentes.
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