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Jimena Blázquez: «En el mundo del arte hay que vestir cómodo»

Lleva 15 años al frente de la Fundación Montenmedio Arte Contemporáneo de Cádiz. Su casa madrileña habla de su pasión por la creación y por una vida repleta de viajes.

Jimena Blázquez

Con 19 años adquirió su primera obra. «Había estado guardando el dinero que ganaba como becaria y documentalista en un sobre. Con lo ahorrado, sabía que no quería comprar ropa ni zapatos, sino que lo destinaría a arte. Por entonces empezó ARCO y, sin dejarme aconsejar por nadie, me hice con una pieza de Vicky Neumann», cuenta orgullosa en el salón de su piso madrileño rodeada de piezas de Alicia Framis, Daniel Steegmann o Marina Abramović. Su casa, por la que corretean tres niños pequeños, es una galería. «Cada seis u ocho meses cambio toda la decoración. Si no, tendría que mudarme», dice riendo. «Mis hijos están acostumbrados a convivir con las obras. Un día utilizaron una recién instalada como portería para jugar al fútbol. ¡Pero nunca más!».

«Este sombrero con la torre Eiffel lo compré en París, ciudad que amo. Me lo puse por última vez para una cena literaria que organizaba Ofelia Grande, directora de la editorial Siruela. Los zapatos son de Prada».

Germán Sáiz

Arte y vida. Jimena nació en Cádiz, y cuando cumplió 10 años su familia se trasladó a Madrid. Luego habitó otras grandes capitales, como Londres o París, de donde guarda un tocado de la torre Eiffel. «Lo vi en un mercadillo parisino y me lo compré, porque amo esa ciudad. De hecho, mi marido es francés», explica.

Este año se cumplen tres lustros desde que regresó a su ciudad natal para ponerse al frente de NMAC, Fundación Montenmedio Arte Contemporáneo. «Está ubicada en Vejer de la Frontera, en la puerta de Europa. Invitamos a artistas para que desarrollen allí su obra, teniendo en cuenta en qué lugar están en el mapa». Hasta el momento, han recibido a grandes figuras internacionales como James Turrell, Olafur Eliasson, Francis Alÿs, Joana Vasconcelos o su amiga Marina Abramović. «Ella fue la primera que vino. Era el año 2000 y escribí cartas a diferentes creadores que nunca pensé que me contestarían. Marina lo hizo, me dijo que en dos semanas llegaría, y cuando nos conocimos fue un flechazo. Tanto que se convirtió en madrina de mi segundo hijo», dice. Jimena atesora obra suya, como de todos los artistas que han pasado por la fundación. Muchas las tiene expuestas en las diferentes estancias de su hogar.

Vestido bordado a mano del diseñador sevillano Toni Benítez.

Germán Sáiz

Artesanía en el armario. Al preguntarle por su estilo, Blázquez nos cuenta que valora la artesanía de las piezas que suele llevar, «tal y como concebía algunos trajes el sevillano Toni Benítez». Aprecia los tejidos, pero compra mucho por Internet. «Sé las firmas que me gustan, mis tallas, y el pedido llega a la puerta de casa».

Su trabajo requiere que esté de viaje constantemente, recorriendo ferias de arte por todo el mundo. Por eso domina a la perfección la técnica de hacer una buena maleta. «Siempre uso la misma y nunca facturo. En mi profesión sales por la mañana temprano y encadenas horas de trabajo hasta la noche. Por eso hay que elegir modelos que no te hagan ir muy arreglada de día ni poco vestida al caer el sol, y con los que siempre estés a gusto. Porque en el mundo del arte hay que vestir cómodo. El calzado es primordial. Yo no suelo aguantar mucho unos tacones. De hecho tengo unos Manolo Blahnik y unos Louboutin sin sacar de la caja».

«No soy nada fiel a ningún diseñador de ropa. Solo a los zapatos, siempre de Jimmy Choo y Prada».

Germán Sáiz

«El día de mi boda llevé este tocado de Philip Treacy. Los pendientes de Lotocoho me los regaló mi amiga Marina Abramovi?». Ambos, sobre una obra de Alicia Framis.

Germán Sáiz

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