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Imma Monsó, autora de ‘La maestra y la Bestia’: «Somos lo que recordamos»

En su nueva novela, Monsó retrata la vida de una mujer independiente en el franquismo, inspirada en las experiencias vividas por su madre.

“Severina gestiona su placer como todo: sola. Quiere ser lo más autosuficiente posible, 
hasta que se da cuenta un día con horror de que quizás no necesita a nadie para nada”.
“Severina gestiona su placer como todo: sola. Quiere ser lo más autosuficiente posible, hasta que se da cuenta un día con horror de que quizás no necesita a nadie para nada”.Collage de Ana Regina García con fotos de Johanna Marghella (retrato de la autora) y Getty Images.

Imma Monsó (Lleida, 63 años), autora de Todo un carácter (2001) y Un hombre de palabra (2006), vuelve con La maestra y la Bestia (Anagrama), un coming-of-age sobre la memoria, crecer en el franquismo y sobre Severina, una joven maestra repleta de fantasías, silencios y secretos familiares que sólo busca un pueblo de montaña, un trabajo y una ventana desde la que ver nevar. Contemporánea y a la vez atemporal, es una novela que muestra cómo el rico mundo interior de una mujer puede resultar amenazante para quienes viven del miedo de los demás.

El libro se desarrolla en unos años importantísimos para España, la Guerra Civil y el franquismo. ¿Sentía que faltaba una aproximación distinta a esos tiempos?
Se ha escrito tanto sobre el tema que yo no tenía interés en escribir otra novela sobre esa época ni que fuera una novela política, pero sí quería explorar qué efectos tuvieron esos silencios en nuestras vidas cotidianas. Sobre todo, quería explorar el aprendizaje de Severina, el personaje principal. Me interesaba ver el mundo real desde el punto de vista de esa chica que es una exiliada de sí misma, una solitaria, alguien acostumbrada, por la época, pero también por las actividades de su padre, a los silencios.

¿Cómo nació esta novela?
La primera imagen que tuve es la llegada de la joven maestra al pueblo de alta montaña. Evocaba la de mi madre al primer lugar al que fue como maestra. En aquella época, el maestro era la fuerza viva del pueblo y mi madre siempre contó anécdotas de ese trabajo. Pero, claro, los personajes tienen mucho de una, y yo soy todo lo contrario de lo que era mi madre: exuberante, bella, extrovertida. Ella del corte heroína y yo más bien antiheroína.

¿Encuentra diferencias entre la autora que empezó a publicar hace años y la que escribió La maestra y la Bestia?
Hace 20 años publiqué Todo un carácter y este verano la releí y sentí envidia de la agilidad que tenía a esa edad. Ahora corrijo mucho, no voy con prisas, esta novela me llevó cuatro años. Tengo más ansias de precisión: en los conceptos, en la lengua.

Esta es una novela de pura memoria.
Es que somos lo que recordamos. Incluso cuando pierdes la memoria, yo lo vi mucho en caso de mi madre, que tuvo una especie de alzhéimer durante sus últimos años de vida, hay cosas que nunca se extinguen: la memoria de la música, por ejemplo.

Anagrama publica la nueva novela.
Anagrama publica la nueva novela.Anagrama.

El pueblo es un proyector de lo que debe ser una mujer…
Sí, justamente elegí un personaje que representara hasta qué punto somos esclavas de la mirada del otro. A día de hoy todas tenemos un discurso bastante parecido sobre la condición femenina, el feminismo, nuestras libertades, pero en esa época era otra cosa. Ahí sí que me sirvieron los personajes de mi familia, mujeres potentes, con voz, un matriarcado. Me gustó poner en la novela a Severina, que es una mujer distinta, que viene de una familia inusual, que ha visto el ejemplo de su madre y su tía, mujeres muy libres, que ha sido educada contra la imagen del régimen de la mujer ideal, servicial, entregada a la familia y a los hijos y, a pensar de todo, acaba siendo hija de su tiempo por eso que dices, lo de la mirada del otro sobre nosotras. Tu época pesa, aunque no quieras. Me iba dando cuenta a medida que avanzaba la novela de la represión, incluso para alguien como yo que se consideraba superliberada, de que había cosas de las que no había podido huir, como por ejemplo de llevar la culpa siempre bajo el brazo.

Ese sufrimiento por anticipado que tenemos las mujeres.
Sí, yo creo que la mujer siempre ha previsto, prevé para la familia para todos, y eso lo que hace, pienso, es que a las mujeres les cueste mucho más que a los hombres vivir el presente puro.

El pueblo es un personaje más, ¿no?
El carácter montañés es así, es déjate de tonterías, sólo lo que se puede tocar y nada más existe, por eso choca más con ella, que no ha sido nada sociable mientras crecía, a lo mejor si se hubiera ido a la playa, a la costa, no hubiera sido lo mismo. La gente de la alta montaña tiene mucho sentido común, pero son muy severos, austeros y rígidos. Además, ella es la forastera, despierta sospechas.

Lo de las dos Españas.
Bueno, las dos Españas estaban en todas partes, en tu edificio, en un pueblo, eso pasaba en todos lados. Cualquier problema político que surgiera en cualquier contexto empezaba a hacer que se clasificara a las personas: este es de los unos, este es de los otros.

¿Lo del pueblo propio de Severina tiene algo que ver con la habitación propia de Virginia Woolf?
Sí, yo evocaba todo el tiempo a Virginia Woolf porque pienso que algo hay de eso, pero fíjate que Severina mientras crece ya tiene una habitación propia, un padre que está bastante ausente, una madre que la deja sola con sus libros, pero después de tantos años de soledad y aislamiento ella quiere ir a la gente, quiere conocer a otras personas, pero no sabe cómo hacerlo, así que piensa, erróneamente, que un pueblo pequeñito será buen un primer paso.

Severina parece muy inocente, pero tiene una libertad sexual enorme.
Siempre hubo de esas mujeres. La tía Julia de la novela está muy inspirada en mi tía, que tiene 102 años y sigue igual de libre. Severina gestiona su placer como lo gestiona todo: sola. Ella tiene esa revelación a los siete años de que quiere ser lo más autosuficiente posible y eso incluye todo hasta que se da cuenta un día con horror de que quizás no necesita a nadie para nada. Ese momento le resulta escalofriante, por eso decide ir a la gente, al pueblo.

Y se encuentra con lo de pueblo chico, infierno grande.
Eso es.

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