De Malena a Belcebú: la insólita historia de las pioneras olvidadas del ‘heavy metal’ español
Un proyecto en forma de disco y documental trata de poner en valor una escena que ya en su momento fue ignorada.
Nadie pondrá en duda que el heavy metal tuvo su auge en España en los años 80. Lo que quizá sería más discutible es la definición y el alcance de la palabra ‘auge’ en esta afirmación. Porque el heavy en nuestro país ha sido siempre el género de los parias, de los barrios; un estilo musical y de vestimenta rechazado por los medios y por los ciudadanos de bien. Así que llegó adonde llegó por sus propios medios, sin apoyo de ningún tipo. Al contrario que la Movida madrileña, que formó parte de la campaña política de Tierno Galván para modernizar Madrid y convertirla en la capital de la modernidad de España en un tiempo en el que ese empujón era más necesario que nunca.
El rock duro se escuchaba en lugares como Vallecas en Madrid, en la Margen Izquierda de la Ría de Bilbao, en el barrio de Las Fuentes de Zaragoza o en L’Hospitalet en Barcelona. En definitiva, barrios obreros e industriales, lugares donde la heroína caló fuerte y nadie se iba de vacaciones. Como mucho, podían permitirse viajar al pueblo.
En aquel momento, los medios de comunicación y la promoción cultural pública miraban a otro lado. Como decíamos, en la televisión triunfaba la Movida madrileña y los ayuntamientos contrataban a otras bandas menos amenazadoras o más afines políticamente. Y con el tiempo, los heavies se fueron haciendo mayores y tuvieron que asumir nuevas responsabilidades. En la actualidad, ya ni siquiera pueden reunirse en los antiguos bares heavies; casi todos han cerrado, pero siguen siendo heavies de corazón, y el estribillo de Run to the hills les sigue poniendo los pelos de punta, aunque ya no lleven melena.
Pero siempre ocurre que incluso entre los más maltratados, existe otro sector de la población aún más maltratado: en este caso, fueron las mujeres del heavy metal español. Las olvidadas de una escena olvidada. Porque hubo muchas, tanto entre el público como encima de los escenarios. Estas artistas, componentes de bandas como Malena y Belcebú, Huracán, Neurosis, Casandra o Viuda Negra, tuvieron que enfrentarse al machismo que imperaba en un estilo musical tradicionalmente muy masculino (como casi todos) además del propio machismo que campaba a sus anchas en la España de la época.
Para intentar recuperar en lo posible el recuerdo de esas artistas, dos fanáticos de la música heavy, el coleccionista y experto Paco Manjón junto al periodista Leo Cebrián, han dado forma al proyecto Ellas son eléctricas, que verá la luz de dos formas: a través un vinilo con canciones de grupos como Amnesia, Mole, Pléyade o los ya citados, Malena y Belcebú, Casandra o Neurosis. Lo ha editado el sello Beat Generation y contiene un extenso libreto con las biografías de las bandas y varios textos para contextualizar el ambiente musical de la época. También verá la luz un documental, que todavía está en proceso de rodaje, para el que Manjón y Cebrián han conseguido entrevistar a muchas de las artistas, muchas de ellas alejadas desde hace tiempo del mundo de la música. Mientras esperamos por su estreno, en el canal de YouTube del proyecto nos deja ver algunos fragmentos.
Para ahondar un poco más en aquella etapa y en el proyecto, hablamos con uno de los responsables, el periodista Leo Cebrián.
¿Cuál es el origen de Ellas son eléctricas?
Hace unos años se publicó un CD recopilatorio titulado Ladies of Metal, que fue editado por Gadir Records, Héroes de Culto y Discos Cada, dentro de su serie Condenados al Olvido. En él figuraban algunos grupos de heavy metal de los años 80 en los que habían tocado mujeres. Uno de sus impulsores, Paco Manjón, empeñado en recordar a estas bandas, ha promovido ahora el lanzamiento de Ellas son eléctricas.
¿Cómo era ser heavy en la España de los 80?
El heavy metal fue la banda sonora de una generación entera: de la juventud de los barrios obreros de las grandes ciudades de nuestro país, que se identificó plenamente con este estilo y lo convirtió en una parte fundamental de su vida. Fue un fenómeno sociomusical que no trascendió a los medios y que fue estigmatizado de manera constante e injusta de forma similar a lo que ocurrió con el punk, pero eso no impidió que se desarrollase de manera masiva. Una vez escuché a Miguel Trillo, fotógrafo oficial de las tribus urbanas de España, y ahora de otros lugares, una gran verdad, algo así como que «los únicos que de verdad estaban en todas partes eran los heavies«.
En cuanto a los medios, ¿no hubo ningún medio que les prestase un poco más de atención?
Sí, pero era una parte muy pequeña. Existían tres actitudes claras entre los medios: el ninguneo absoluto, la crítica frívola basada en tópicos y lugares comunes (atribuyendo generalmente un comportamiento disfuncional y un carácter violento a los heavies) y una tercera vía que era la de la prensa y la radio especializada. Si no llega a ser por esta última, este tipo de música no se habría desarrollado en España con la fuerza con la que lo hizo. En este impulso participaron algunos profesionales muy reconocidos, pero también cientos de aficionados con sus fanzines y programas en radios libres.
¿Cómo de difícil era ser roquera, música y mujer en la década de los 80 en España?
Al comenzar el documental, pensábamos que aquello habría sido terrible para las mujeres que hubiesen decidido dar el paso, pero hemos descubierto, tras hablar con muchas de ellas, que sus experiencias fueron generalmente bastante positivas. Evidentemente, sufrieron de forma puntual la incomprensión del público más cerril y machista, pero muchas de sus colegas de otros estilos también pasaron por lo mismo. Afortunadamente, sus compañeros en los grupos las trataban con respeto e incluso con una cierta discriminación positiva. Cada una tuvo sus momentos mejores y peores, pero el recuerdo que nos han transmitido es de una época irrepetible llena de energía e iniciativa. Pocas lo vivieron como una gesta, lo que primaba era la naturalidad del momento.
¿Cómo está siendo el proceso de rodaje del documental?
El trabajo de localizar y entrevistar a las protagonistas ha durado unos dos años. En estos momentos nos encontramos en la parte final, que corresponde a la edición de vídeo y recopilación de todos aquellos audios e imágenes que puedan enriquecer el testimonio de las mujeres entrevistadas. Ha sido difícil, pero toda una experiencia para nosotros, que nunca nos habíamos enfrentado a un reto de estas características. El documental sufrió un lógico parón durante el confinamiento, pero hemos aprovechado estos últimos meses para completarlo.
¿Os costó mucho encontrar a las artistas?
Algunas de las protagonistas del documental siguen activas en el mundo de la música, por lo que en esos casos no fue complicado. Con otras artistas, ha habido que tirar de contactos indirectos. La reacción de todas ellas al saber de nuestro proyecto fue de enorme sorpresa y agradecimiento.
Las dos personas más veteranas estaban completamente desaparecidas. Una es la cantante de Malena y Belcebú, que para nuestra estupefacción resultó ser Shelly, de Shelly y Nueva Generación, toda una diva soul de finales de los años 60. Y una serie de casualidades nos condujeron a ella.
La otra fue Ana, de los valencianos Tarántula, a la que Paco Manjón encontró tras unas pesquisas dignas de un detective privado. Se fue hasta su pueblo, Tavernes Blanques, para investigar in situ, y justo antes de marcharse una vecina del municipio le proporcionó su teléfono. También cabe destacar a Carmen García, que en 1981 fue la vocalista de los barceloneses Evo y que, como curiosidad, es la hermana del gran Manolo García.
¿Cuándo lo tendréis listo?
La intención es tenerlo listo para finales de año. Habrá edición física en DVD porque tenemos numerosos extras con declaraciones que merecen ser difundidas. Será la mejor manera de completar este acercamiento a la historia y experiencia de nuestras pioneras del rock duro. Los vídeos que estamos subiendo a YouTube son parte de ellos. Más tarde divulgaremos el documental en cualquier tipo de plataforma que se interese por él, ya que la visibilización de esta historia debe ser amplia si queremos normalizarla.
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