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Feliz Día del Trabajo en Casa

Una iniciativa promueve el teletrabajo, que podría alcanzar al 50% de los empleados europeos en 2013

Sarah Jessica Parker ordenador

“El año pasado trabajé en una oficina durante unos meses a media jornada y la experiencia no estuvo lejos de ser una tortura. Acostumbrada a trabajar sin parar, me encontré con una organización del trabajo lenta e improductiva. Llegué a sentirme culpable por no estar produciendo. El aburrimiento era supino y tuve que dejarlo”.

La que habla así es Marta Caro, traductora que lleva cuatro años como teletrabajadora. Un estudio de la consultora IDC asegura que en 2013, la mitad de los trabajadores de la Unión Europea lo harán desde su casa, como Marta. En España, al margen del drama del desempleo, las estadísticas ni se acercan a esas cifras pero cada vez más empresas empiezan a ofrecer la opción y, según otro estudio, al 70% les gustaría acceder a un horario flexible si se lo ofreciesen. Por otra parte, la oleada de despidos y empresas desaparecidas ha hecho crecer el número de autónomos que en muchas ocasiones optan por trabajar desde casa.

Microsoft promueve para hoy, 22 de junio, el Día de la Oficina en Casa, que se celebra por segundo año consecutivo. La iniciativa resume las ventajas del teletrabajo en tres frentes: para la empresa, porque ahorra costes, para el trabajador, que puede aumentar su motivación, ahorrar dinero él mismo en concepto de transporte y comida y, sobre todo, conciliar mejor su vida laboral y familiar, y para el Medio Ambiente. El año pasado, se calcula que se evitaron 2000 toneladas de emisiones de CO2 en un solo día.

La web del proyecto permitía sumarse, como individuo o como empresa. Lo han hecho entre otras Nokia, Vodafone, Intel, HP y organismos públicos como la Generalitat de Catalunya, la Comunidad de Madrid o el propio Gobierno de España, aunque el sector público no es precisamente de los que lidera en materia de teletrabajo. En el site también hay disponible una calculadora para que cada trabajador haga números de lo que se ahorraría si se quedase en casa. Para eso, hay que contestar a un test con preguntas del tipo: ¿cuánto tardas en desplazarte al trabajo?, ¿cuántas interrupciones al día sufres en tu lugar de trabajo?. Alguien que tarde media hora y sufra unas 5 interrupciones (llamadas innecesarias, reuniones que se alargan, pausas del café) está perdiendo unas 321 horas o 13 días enteros al año que podría emplear en ser más productivo o simplemente en descansar, según los cálculos de Microsoft.

Las dudas del empleado que se plantea dar el salto suelen tener que ver con su propia disciplina. Caro admite que, en sus “peores momentos”, le vence el “zapping virtual: ¿A ver cómo va la prima de riesgo? Mira, los modelitos de la Gala del Met… ¿Cuántos likes llevará mi último post en Facebook?”. Pero por lo general mandan las propias exigencias. Si hay que cumplir con una entrega o una fecha límite, no hay pajareo digital que valga. Cristian Rodríguez, fotógrafo y diseñador gráfico que lleva años con la oficina en casa, asegura que se rinde más: “Sé ponerme timings y, lo que es más importante, cumplirlos. En cuanto veo que no voy a llegar a tiempo con una entrega, me aplico a fondo hasta la hora que sea. Y en eso, precisamente, veo otra ventaja, ya que hay oficinas en las que sólo puedes quedarte durante el horario que hace el resto del personal y, para mi trabajo en concreto, la inspiración puede llegar en cualquier momento”. En los despachos, asegura, hay ratos en los que toca “hacer ver que se trabaja”.

La iniciativa de Microsoft no se refiere tanto al teletrabajo al 100% como al empleo flexible. “Nuestra filosofía es que un trabajo no es un lugar al que te desplazas sino una actividad que desempeñas”, explica Marina Boter, jefa de marketing de la empresa en España y promotora de la iniciativa. Ella aboga por mantener el contacto y reuniones como mínimo semanales entre un empleado y su superior para evaluar si se consiguen los objetivos. El abaratamiento de la tecnología y el cloud computing, dice, hacen posible implantar sistemas que permitan el trabajo flexible incluso en empresas muy pequeñas. En su caso particular, trabaja desde casa a menudo, sobre todo porque le permite compaginarse con compañeros que trabajan en otras partes del mundo y con los que mantiene videocoferencias en horarios que no serían propios “de oficina”. Además, es madre de tres niños pequeños y subraya que este tipo de sistema laboral ayuda a la conciliación. También borra mucho de los problemas de adaptabilidad de los centros de trabajo, uno de los motivos por los que la ONCE se ha sumado a la iniciativa, destaca.

En el caso de los autónomos, el teletrabajo al 100% va acompañado de otra serie de actitudes. Noelia Ramírez, periodista que recientemente ha pasado de trabajar en una redacción a trabajar por cuenta propia, se autodiagnostica un caso de “síndrome del freelance”: “mercantilizas tu tiempo y te entra ansiedad, cuando descansas piensas que no lo estás aprovechando”. Prado Campos, otra periodista en una situación similar sí confiesa que echa de menos la redacción por el aspecto social y colaborativo: “te permite aprender de los demás, relacionarte y hacer equipo y eso,desde la soledad de tu pantalla, lo pierdes. Y si no del todo, no es igual ni de lejos”.

Un dilema no menor del teletrabajador es cómo vestirse. Existe el mito del trabajador en pijama que se da, pero no tanto. “La ropa dice mucho de tu propia actitud, si te ves despeinado y sin duchar te están enviando un mensaje subconsciente de poca seriedad”, resume Javier Mateo, diseñador free lance que trabaja en casa. Aunque todo tiene un límite: “no hace falta llegar a ponerse zapatos, eso acabaría con una de las ventajas de trabajar en casa”.

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