De diva olvidada, nada: Por qué Shania Twain es el mayor ave fénix de la música en 2017
Tras años sufriendo en silencio los estragos de una ruptura amorosa y un problema en las cuerdas vocales, la estrella del country-pop renace de sus cenizas con ‘Now”’, su nuevo disco en quince años.
Ser la segunda artista canadiense con más discos vendidos de la historia no implica que vayas a tener ni mucho menos una vida idílica. Shania Twain a principios de los noventa hermanó algo tan estadounidense como la música country con algo tan universal como el pop, encandilando a los amantes de ambos géneros musicales con una serie de singles y álbumes que, aún hoy en día, siguen siendo un referente para nombres como Taylor Swift y demás vasallas del crossover musical. Lo que le ocurrió entre 1997 y 1999 con Come On Over, el disco que le aportó la ansiada fama internacional, fue una sorpresa para todos. Tras despachar 40 millones de copias en todo el mundo, alzarse con cuatro Grammys y editar la friolera de doce singles del álbum (de un disco que, tanto en su versión original country de 1997 como en aquella más bailable editada dos años después en todo el mundo, contenía dieciséis temas en total), ni la mejor de las pitonisas podría haber pronosticado lo que vendría después.
Lo que vino fue un álbum editado en 2002 titulado Up! que se editó en tres versiones (una country, otra pop-rock y una tercera influenciada por el Bollywood que tan de moda estaba por entonces) y, sobre todo, un drama amoroso que marcaría la vida de Shania Twain para siempre. En mayo del 2008, tras 14 años de matrimonio, anunció su separación de Robert “Mutt” Lange, quien no sólo era su marido, sino también su productor y compositor de cabecera. Aunque lo peor del asunto llegó cuando se confirmó oficialmente que Lange había cambiado a Twain por una amiga íntima de ésta, lo cual fue una humillación sin parangón que pasó muchísima factura a nuestra protagonista. Tales fueron las secuelas que Twain, aparte de una severa depresión, sufrió una disfonía en sus cuerdas vocales por la que tuvo que ser intervenida de urgencia. A resumidas cuentas, no sólo había perdido a su mitad en la cama, sino también al hombre que más había hecho por su carrera y hasta su propia voz.
Con su mundo hecho trizas, tanto profesional como personalmente, se entiende que Twain decidiera desaparecer del mapa. Por entonces los mentideros de internet comentaban que la artista sufría de pánico escénico y que no había ninguna hoja de ruta marcada para su futuro. No obstante, a las puertas de incrementar la lista de muñecos rotos por la fama, el amor volvió a picar a las puertas de la canadiense. Y no un amor cualquiera. Contra todo pronóstico, Shania inició una relación precisamente con el suizo Frédéric Thiébaud, el ex marido de aquella amiga que le arrebató a Lange. Ni en las mejores comedias románticas se puede ver un intercambio de parejas tan sorprendente como este.
Cicatrizadas las heridas de su corazón en 2011, cuando le dio el “sí, quiero” a Thiébaud en una ceremonia íntima en Puerto Rico, lo que faltaba era volver a encauzar su carrera musical. La serie documental Why Not? With Shania Twain, que se estrenó aquel mismo año, nos hizo participes de cómo acudía a los médicos para tratarse sus cuerdas vocales, los miedos que sobrevolaban por su cabeza ante la posibilidad de no poder cantar como ella quisiera nunca jamás y el papel que su nuevo marido tenía en su vida para hacerla seguir ir adelante. Feliz, al fin, después de unos años trágicos, anunció a bombo y platillo que volvía a los escenarios para embarcarse en una residencia en Las Vegas entre 2012 y 2014 que acabó recaudando 43 millones de dólares.
Asimismo, en 2015 giró por Estados Unidos y Canadá en una gira que vendió como la última. Pero a sabiendas de las veces que previamente hemos oído a infinidad de artistas anunciar giras de despedidas que no han sido tal, lo que evidenció la estratagema es que Shania por fin estaba recuperada de sus dolencias vocales y que el engranaje ya estaba preparado para volver al estudio de grabación. De este modo, quince años después de que viera la luz Up!, la artista a finales del pasado septiembre editó Now, un álbum que en su primera semana escalaba hasta el primer puesto del Billboard. Había ganas de Shania.
Now para ella ha sido como volver a empezar de cero, ya que ha tenido que trabajar con una nueva serie de compositores y productores ajenos a su universo y al de Robert “Mutt” Lange. El disco, que obvia cualquier atisbo bailable para centrarse en el country-pop, para nada debe interpretarse como un sucesor del Lemonade de Beyoncé (Shania Twain no airea a los cuatro vientos la infidelidad que sufrió, tal como sí hizo la esposa de Jay Z) o una nueva muestra de harakiri sentimental como el Vulnicura de Björk (uno de los mejores y más intensos álbumes de ruptura que hemos escuchado en el último lustro). Aparcando de la narrativa las vicisitudes que ha vivido recientemente, Shania aprovecha la ocasión para contarle a sus fans en piezas como I’m Alright o Light of My Life que ha vuelto para quedarse. No hay rencor ni palabras malsonantes dedicadas a su ex, sino canciones cargadas de ilusión y optimismo.
La gira de Now pasará por Europa en septiembre de 2018, pero como era de esperar no hay ninguna fecha programada en nuestro país porque, no nos vamos a engañar, aquí lo tendría muy difícil para agotar las entradas en un recinto de más de 10.000 espectadores. Sea como fuere, si algo ha demostrado Shania Twain recientemente es que es la mayor personificación del Ave Fénix (lo que corrobora la devoción de las hermanas Haim por versionarla). Cuando todo lo daba por perdido consiguió satisfactoriamente renacer de sus cenizas y volver a ser esa estrella que tanto echábamos de menos
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