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Pasarse al feminismo del humor

Con la popularización del feminismo, surgen nuevos perfiles de activistas. He aquí una oda a los feministas con sentido del humor.

tina fey
Getty

El feminismo está de moda. Por alguna extraña razón, los astros se han alineado y el mundo entero habla de él. Y aunque este viaje al mainstream tiene sus desventajas, la popularización del feminismo está resultando ser, en general, enriquecedora para todos.

Como consecuencia de esta exposición surgen nuevos y variados perfiles de feministas. Las hay agitadoras, clásicas, pop y, en los últimos años, han surgido las feministas “divertidas”, el lado más paródico de la lucha por la igualdad. Hablo de mujeres como Caitlin Moran, Tina Fey, Amy Poehler, pero también de webs como Jezebel o la sección Double X de Slate.

Hay quien rechaza este feminismo satírico por considerarlo superficial o poco serio, pero su aparición es indudablemente positiva. El humor se basa en lugares comunes, en referencias culturales compartidas por todos; si podemos hacer broma de (y desde) el feminismo quiere decir que está arraigado en la sociedad.

Más simple: si puedes reírte de ello, es que existe. Así que si nos reímos de nuestros problemas, del heteropatriarcado y de nuestros propios errores, estamos dándoles visibilidad en la sociedad. No hay una manera mejor que otra de ser feminista, pero aquí van las razones por las que yo me apunto al feminismo del humor.

Nadie puede reírse de ti cuando tú te ríes de ti misma

Por supuesto que existen tópicos sobre las mujeres y, más aún, sobre las mujeres feministas. Se las acusa de estar siempre enfadadas, de odiar a los hombres, de quemar sus sujetadores y hasta de ser asexuales. Y no me negaréis que todo esto no es buen material para hacer más de una broma.

Sin embargo, cuando una mujer utiliza esos mismos tópicos para reírse de sí misma, y cuando al hacerlo provoca las risas de otros, se crea una conexión que de alguna forma destruye el estereotipo. Y lo más importante, coloca a la mujer en una posición en la que es imposible que esos argumentos sean utilizados en su contra.

El feminismo necesita un caballo de Troya

El feminismo tiene una (muchas veces merecida) fama de ser un movimiento inaccesible y aburrido. Sin embargo, cuando algo te hace reír, automáticamente te gusta. Te abre a querer saber más.

Y cuando un cómico te hace reír hablando de un asunto delicado, está ayudándote a enfrentarte a algo que de otra manera podría ser ignorado por resultar incómodo. El humor es el caballo de Troya que permite iniciar una conversación en torno a un tema complicado o poco atractivo.

¿Un ejemplo? Louis C.K. (el cómico más feminista) bromeando mientras afirma, con mucha razón, que los hombres son la amenaza número 1 para las mujeres.

El humor es un amplificador

El (mal) humor machista funcionó para silenciar muchos de los habituales problemas y situaciones de desigualdad a los que se enfrentan las mujeres. Durante décadas el mundo se rió de las violaciones como si no ocurrieran.

De la misma forma que puede ser una peligrosa arma silenciadora, la comedia inteligente y certera es un amplificador. Las bromas y sus reglas fijan estereotipos, pero también ayudan a cambiarlos y lo hacen a través de un lenguaje que llega, que gusta y que es fácil de compartir. En un momento en el que las feministas necesitamos un esfuerzo de cohesión, el humor es un arma de comunicación universal y accesible para todo el mundo.

Amy Poehler y Tina Fey

Ellas son la mejor prueba de que se puede ser feminista, se puede hacer reír y se puede ser tomada en serio, y además hacerlo todo a la vez y todo bien.

Nadie puede negar el compromiso de estas dos humoristas con el feminismo. Todo lo que dicen, todo lo que crean, todo lo que hacen destila feminismo de una forma tan natural que te hace ver lo absolutamente ridículo de no considerarse feminista.

Es muy probable que Smarts Girl at the Party (la iniciativa de Amy Poehler para guiar a las niñas en su desarrollo) o el libro Bossypants de Tina Fey hayan hecho por la igualdad de la mujer bastante más que la última sesuda tesis filosófica sobre la perspectiva de género en el siglo XXI (con todos mis respetos a quienes escriben estas tesis que probablemente sean interesantísimas).

Amy y Tina son capaces de reírse de ellas mismas y del feminismo, y al mismo tiempo transmitir masivamente un mensaje serio y fácil de entender. ¿Qué puede haber de criticable en algo así?

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