El discreto adiós a un genio
Diseñadores y políticos despiden a Jesús del Pozo en Cibeles con la misma mesura que le caracterizó.
Primer día de Cibeles Madrid Fashion Week. El plato fuerte no se ha hecho esperar. A las 11:30 comenzaba el desfile más esperado, el de Jesús del Pozo y pocos minutos antes los periodistas se agolpaban en la puerta del backstage buscando el momento más emotivo de la jornada. Ainhoa García, directora de la firma, trataba de calmarlos consciente de la repercusión mediática de este desfile, y respondía a todas sus preguntas: "El legado de Jesús sigue vivo". Simultáneamente, otros protagonistas de la moda se emocionaban al recordar su relación con Jesús, como Roberto Verino, que no podía aguantar la emoción y lloraba ante una de las cámaras mientras resaltaba las cualidades del diseñador madrileño.
Al otro lado, en la pasarela, los asistentes comenzaban a ocupar sus asientos. El revuelo era aún mayor que en otros desfiles y la prensa revoloteaba en busca de la mejor instantánea. Incluso una colaboradora de una conocida revista femenina le cedía su asiento a su fotógrafo para captar el mejor momento desde una buena perspectiva. Y en el front row esta vez la presentacia de diseñadores era notable aunque no suficiente. Modesto Lomba, Juan Duyos, Roberto Torreta, Roberto Verino y Francis Montesinos estaban allí para homenajear de alguna forma a su compañero. Junto a ellos, políticos: Ana Botella, Pilar del Castillo, Carmen Alborch y Ángeles González-Sinde, y sus amigos Juan Gatti e Iñaki Gabilondo.
Comenzó la música, se apagaron las luces y los asistentes aplaudieron el primer diseño: un vestido negro que el maestro creó hace ya varias temporadas y que la modelo completó con un pañuelo en la cabeza a modo de traje de luto. Las hermanas de Jesús del Pozo, en un discreto segundo plano, se emocionaron al ver una de las colecciones que más muestran la estética del diseñador: carencia de ornamentación y simplicidad en diseños inspirados en las elegantes noches del Manhattan de los 70´s. La presentación de la colección primavera-verano 2012 comenzó con prendas de cóctel en color marfil para evolucionar en rojos, tejas y verdes, y finalizar con sensuales vestidos de noche en negro formados por crepés, organzas y sedas.
Antes de que el carrusel de modelos entrase en escena para marcar el final del desfile, tanto prensa como invitados se levantaron para aplaudir al creador, fallecido este verano, y que de alguna forma estuvo presente mediante la proyección de una fotografía al final del desfile. Un discreto homenaje para un hombre tan prudente que casi pasaba desapercibido, a pesar de haber sido uno de los grandes maestros de Cibeles y merecedor de la Aguja de Oro (1981), la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (1998) y el Premio Nacional Cristóbal Balenciaga (1989).
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