Nadie molesta a Tina Turner antes de las doce del mediodía

A Tina Turner no le gusta que la molesten antes de las doce del mediodía. Es una estrella del rock. “BEFORE 12:00 AM NO BELL NO DELIVERIES THANK YOU” (Antes de las 12:00 am no llamen al timbre ni hagan entregas. Gracias), pone –en alemán e inglés– en la puerta del Chateau Algonquin, el castillo suizo donde vive (de alquiler) junto a su marido Erwin Bach desde 1994 y donde ha concedido su última entrevista a The New York Times.

Está a punto de cumplir ochenta años, ha vendido doscientos millones de discos y el 12 de octubre se estrena en Broadway el musical sobre su vida, TINA: The Tina Turner Musical. Esta obra ya se había mostrado en Londres y Hamburgo, pero ahora salta a Estados Unidos, país a cuya nacionalidad renunció Tina hace seis años para acoger la suiza. Lleva diez retirada de los escenarios y parece la definitiva. Hace tres años (y después de casarse) su marido le donó un riñón para salvarle la vida. Pero con ella nunca se sabe. Una de las últimas veces que dijo que se retiraba, reapareció con casi setenta años en la ceremonia de los Grammys dándolo todo junto a Beyoncé.

Tina nació con el nombre de Anna Mae Bullock en 1939. Cuando conoció a Ike Turner no tenía ni dieciocho años y este le cambió el nombre para, según le contó a Oprah Winfrey, poseerla e inmediatamente después ponerle la mano encima. Mientras en su casa vivía un infierno de malos tratos, cara al público derrochaba vitalidad cantando con moratones maquillados, la nariz rota o incluso la sangre recorriendo su garganta, como publicó en 2018 en sus memorias My Love Story. Pero ella ha sobrevivido a un marido maltratador, a un cáncer y al suicidio de un hijo. Su vida ha sido una constante lucha sin dejar de transmitir fuerza a lo largo de su más de medio siglo de carrera musical. No hay más que echar un vistazo a Youtube para comprobarlo. Desde que comenzó con Ike en los sesenta, tanto sus giras triunfales en solitario (con Record Guinness mundial incluido por congregar a 182.000 personas en el estadio de Maracaná en 1988) como sus duetos con artistas como David Bowie y Mick Jagger han contribuido a la leyenda. O el que grabó con Antonio Banderas, sin cruzarse en el estudio.

También pasó por España en varias ocasiones, como en la que fue presentada al público por Concha Velasco y Mari Carmen y sus muñecos. Pero el punto de inflexión fue su separación en 1976. Tina tenía treinta y siete años y comenzó su carrera como solista en una industria que no la quería sin su ex. Gracias a tu perseverancia, talento, esa poderosa manera de atravesar el escenario y la ayuda de Cher y David Bowie, logró ser la estrella que hoy conocemos.

Esta primera parte de su vida se reflejó en la película What’s Love Got to Do With It en 1993. El filme estaba basado en su biografía Yo, Tina. Pero quedaba mucha Tina todavía que contar. En los noventa aún estaba triunfando alrededor del mundo vestida por Azzedine Alaïa (con ese mítico vestido de cuero rojo con una cremallera por delante) y arropada por millones de fans. Y no hubo en esos años ningún gran fotógrafo que no quisiera inmortalizarla: Richard Avedon, Peter Lindbergh o Annie Leibovitz son solo algunos de los que la retrataron. Pero faltaba un musical sobre su vida que le hiciera justicia.

El año pasado se estrenó en Londres TINA: The Tina Turner Musical, del que The Guardian afirmó que era “una embriagadora celebración del triunfo sobre la adversidad”. La vida misma de Tina. Y quién mejor que ella para supervisar algunos detalles. En la cuenta de Instagram del musical hay una escena en la que le pregunta a la actriz que la interpreta, Adrienne Warren, si sabe hacer el pony, ese paso tan característico suyo que inspiró a Mick Jagger. Acto seguido, se planta ante ella, le muestra cómo hacerlo sin mover los hombros y se parte de risa, mientras se tira enérgicamente sobre el sofá.

Con esa vitalidad es con la que se ha enfrentado Tina a la vida. Y después de hacer un repaso a la misma, una solo puede pensar en intentar vivir del mismo modo que ella entró a dar su concierto en el estadio de Maracaná (Río de Janeiro): subida a una carroza de carnaval bailando con sambistas.  Se merece un descanso. Y, por favor, que nadie la moleste hasta las doce.

Tina Turner Live in Wembley