Mrs Kennedy: ¿Dónde está el traje que llevaba el día de la tragedia?
Cincuenta años después de la muerte de Kennedy, el modelo que Jackie vistió ese día es una de las prendas más famosas de la historia. Un símbolo de aquella tragedia que no volverá a verse en público al menos hasta 2103.
"Estarán todas esas republicanas ricas con sus pulseras de diamantes y sus abrigos de visón. Tú tienes que parecer tan maravillosa como ellas, pero sencilla. Muestra a las tejanas lo que es el verdadero estilo", le había pedido su marido, el presidente Kennedy, según reveló el escritor William Manchester en Muerte de un presidente (1967). Jackie le enseñó un traje rosa de chaqueta con cuello azul marino y falda que ya había llevado anteriormente. Era un diseño de Chanel de la temporada otoño-invierno de 1961/1962. Aunque su modelo no había llegado de París, sino de Park Avenue, en Nueva York, donde la firma Chez Ninon (que dirigían las damas de la alta sociedad Nona McAdoo Park y Sophie Meldrim Shonnard) lo había confeccionado con los materiales y directrices que la casa francesa había enviado. Chez Ninon era la combinación perfecta. La fórmula que ella necesitaba: vestidos de calidad, a partir de 850 dólares, hechos a mano, inspirados en el mejor estilo parisino, pero fabricados en Estados Unidos.
Así Jackie Kennedy (1929-1994), la primera dama más joven de la historia, podía lucir los diseños franceses –que adoraba desde que vivió un año en París en 1949– sin ser acusada de «antipatriota» por vestir ropa extranjera. «Como la princesa Diana o Michelle Obama hoy, Jackie entendió el poder de la moda. Fue capaz de acercar su estilo de clase alta a las masas de Estados Unidos y después al mundo», explica a S Moda la escritora Pamela Keogh, autora del libro Jackie style (2001). Cuando vio el conjunto, su marido, John F. Kennedy, asintió satisfecho. Y Jackie se lo puso aquel 22 de noviembre de 1963, hará 50 años dentro de unos días. Fecha en la que el presidente fue asesinado en Dallas. «Aquel traje rosa representa un momento crucial de la historia de Estados Unidos… y del mundo. Ese color en la escena del crimen se convirtió en el símbolo de ese episodio. Ninguna palabra escrita o pronunciada podría resumirlo mejor», asegura a esta revista el historiador Carl Anthony, especialista en las primeras damas estadounidenses.
El presidente y la señora Kennedy a su llegada al aeropuerto de Dallas
Cordon Press
Jackie no se quitó el traje hasta que volvió la madrugada siguiente a la Casa Blanca. Lo vistió, salpicado de sangre, a bordo del Air Force One en el vuelo de regreso a Washington, mientras Lyndon B. Johnson juraba como presidente. «Quiero que vean lo que le han hecho a John», explicó. Ya de vuelta, su asistente personal lo envío a la madre de la primera dama, Janet Norton Lee, a Nueva York, quien a su vez lo reenvió a los Archivos Nacionales (NARA, por sus siglas en inglés). Hoy, la prenda, que nunca fue limpiada, está bajo custodia de NARA en un lugar confidencial y climatizado para garantizar su conservación. Y, por decisión de su heredera, Caroline Kennedy, no volverá a verse en público al menos hasta 2103. Paradójicamente, los documentos secretos sobre el asesinato de Kennedy se desclasificarán antes, a partir de 2017. «Aunque ella dirigió el funeral del presidente [que fue visto en directo por millones de personas] vestida de luto, esa no es la imagen que se recuerda, sino la del conjunto rosa en el momento en que sucedió todo», apunta Anthony. Y eso que la televisión y prensa eran en blanco y negro, y el público estadounidense no conoció el tono del traje hasta que, meses después, la revista Life publicó una fotografía a color del asesinato, extraída del vídeo de Abraham Zapruder. Una grabación que no emitió ninguna cadena nacional, hasta que la ABC lo hizo en 1975.
Tras la muerte de John F. Kennedy, Jackie se mantuvo fiel a Chanel, como lo había sido desde 1955. Y continuó comprando sus bolsos 2.55 y su perfume Chanel Nº 5. Sin embargo, nunca volvió a usar aquellos modelos. «Cambió de estilo. Cuando Kennedy era senador, su referente era Audrey Hepburn. Después se transformó para representar a Estados Unidos ante el mundo. Y tras la muerte de su marido básicamente vestía lo que le funcionaba… Además, habría sido extraño que después de Dallas hubiese seguido llevando esos diseños de estilo francés, perfectos, con guantes blancos y casquete», analiza Keogh.
Hoy, 50 años después, aún se mantienen las incógnitas sobre el asesinato; así como sigue intacto el simbolismo de aquel traje para el que los expertos no encuentran un equivalente. «Quizá el vestido que llevaba la esposa de Lincoln en el Teatro Ford (en 1865), o el de la coronación de Isabel II (de 1953), o el de la boda de Diana de Gales (en 1981)», sugiere a esta revista Scott F. Stoddart, decano de la Escuela de Humanidades del Fashion Institute of Technology de Nueva York. Aunque para encontrar prendas tan icónicas habría que recurrir a la cultura popular: el corsé de Scarlett O’Hara en Lo que el viento se llevó (1939); o los zapatos rojos de Judy Garland en El mago de Oz (1939); o, azares del destino, el vaporoso vestido de seda blanco al vuelo de Marilyn Monroe en La tentación vive arriba (1955).
Conjunto de Marc Bohan para Christian Dior, confeccionado en Chez Ninon.
The John F. Kennedy Presidential Library Foundation / Getty Images
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