Se crio en una granja y acabó diseñando los estampados favoritos de Jackie Kennedy: Suzie Zuzek, historia de una artista olvidada
Trabajó en el cuerpo auxiliar femenino del Ejército estadounidense en la II Guerra Mundial. Gracias a eso pudo estudiar estampación y fue la autora de los ‘prints’ más característicos de la firma Lilly Pulitzer, que simbolizó la libertad unisex en Florida. Una exposición y un libro reivindican su legado.
John Fitzgerald Kennedy llegaba en un helicóptero militar para visitar la casa familiar de Hyannis Port, Massachusetts. Era 1962. Su mujer, Jackie, y su hijo, John John, fueron a recibir al trajeado presidente con unos perfectos y despreocupados estilismos estivales: el niño llevaba un peto blanco y la primera dama un colorido vestido de flores rosas, amarillas blancas y naranjas. Era un modelo de una firma llegada de Florida que se había convertido en una sensación entre la alta sociedad de la época: Lilly Pulitzer. Esta marca la había fundado solo tres años antes, en 1959, una heredera de Palm Beach, la propia Lilly Pulitzer, que quería prendas cómodas, alegres y frescas para soportar el calor de su zona. Y que tuvieran estampados que pudieran camuflar las salpicaduras de fruta cuando servía zumos en el negocio de su marido, un local de moda de la histórica Vía Mizner.
A Pulitzer la llamaban Queen of Prep (‘la reina del estilo pijo’). Pero su imperio de estampados pop –que abarcó los años sesenta y setenta, para acabar en una bancarrota en 1984 y ser relanzado el nombre comercial en 1993 por Sugartown Worldwide, Inc.– no habría sido lo mismo sin Suzie Zuzek, una artista olvidada durante décadas cuyo legado es reivindicado ahora. La abogada estadounidense Becky Smith es la ‘culpable’ del renovado interés en la figura de Zuzek. Smith, mientras buscaba tesoros vintage, dio con el archivo de la creadora, compuesto por 2.500 pinturas originales, y en el futuro le gustaría poder reeditar esos estampados para que los utilicen diseñadores actuales, según ha contado a W Magazine. Flores, animales, cachemires, astros, monedas y cócteles se mezclan en el particular universo de Zuzek, al que el Museo Nacional Cooper Hewitt de Nueva York prevé dedicar una exposición en cuanto retome su actividad, paralizada de momento por la crisis de la covid-19.
“Aunque el nombre de Suzie Zuzek no resulte familiar su trabajo es conocido y amado por millones de personas. Entre 1962 y 1985 produjo miles de diseños elegantes y coloridos para Key West Hand Print Fabrics, una fábrica de Key West [Cayo Hueso], Florida. Lilly Pulitzter descubrió sus telas y comenzó a utilizarlas en exclusiva para sus prendas. Y esos estampados vibrantes y eclécticos hicieron que los sencillos vestidos de corte evasé de su marca fueran únicos, inmediatamente reconocibles y totalmente icónicos”, explica a S Moda Susan Brown, comisaria de la futura exposición del Cooper Hewitt.
La marca de Pulitzer se convirtió en un fenómeno: la vestía la familia presidencial, pero también actrices como Audrey Hepburn o Jacqueline Bisset y personajes de la jet set como Wendy Vanderbilt. Brown sostiene que fueron unas pioneras que supieron captar el espíritu de la época: “Fue la primera marca de ‘moda de vacaciones’ estadounidense. Propuso una estética juvenil, casual y chic que estaba muy en la línea de la nueva informalidad introducida por la joven familia Kennedy. Las siluetas clásicas de Pulitzer eran frescas y lo suficientemente estudiadas como para parecer personalizadas, y los estampados de Zuzek las hacían únicas y muy fotogénicas. Jackie Kennedy llevaba estos vestidos con las piernas al aire y sandalias planas, ignorando la regla de que uno no estaba vestido de verdad sin un sombrero, guantes, medias y zapatos cerrados”.
Para Brown es hora de reivindicar el labor de creadores como Zuzek. Defiende que hay que recordar los nombres de los diseñadores textiles, un colectivo muchas veces obviado en la historia de la moda: “Son un componente fundamental de la industria de la moda; sin embargo, la mayoría de ellos, tanto antes como ahora, trabaja de manera anónima para apoyar la identidad de marca”. Aun así, apunta, Pulitzer admitió en sus inicios que ella no era la autora de sus estampados y “siempre reconoció que era muy afortunada de haber encontrado unos proveedores como Key West Hand Print Fabrics, aunque sin mencionar el nombre de Zuzek”.
La compañía, sin embargo, guardó un cuidadoso archivo de sus telas en el que figuraba el copyright de cada una de ellas, por lo que se puede identificar sin problema cuáles fueron creadas por la artista. Aunque según la comisaria el estilo de Zuzek es inconfundible. “Le encantaba dibujar a diario del natural. Se crio en una granja, adoraba a los animales, y muchos de sus diseños incluyen criaturas tanto familiares como exóticas. Creó cientos de estampados con leones, tigres, elefantes, rinocerontes y jirafas, algunos elegantes y otros fantásticos. Su traviesa mascota, un mono llamado Trinket, protagoniza muchos de los dibujos, a veces incluso bebiendo un Martini. Para ella también era una gran inspiración el carácter propio de Key West, con su arquitectura característica, los balcones de hierro y las veletas, y su fauna particular, llena de conchas, pelícanos, peces. Y, desde luego, el sol de la zona, que solía incluir en muchas de sus obras”, explica Brown.
Suzie Zuzek no era originaria de la cálida Florida, sino de la fría Gowanda, una pequeña localidad del estado de Nueva York, cerca de Búfalo. Nació en 1920 y creció en la granja de vacas de sus padres, inmigrantes yugoslavos. Su padre murió cuando ella tenía solo 12 años y la adolescente tuvo que empezar a trabajar en la granja. Dejó esas labores a causa de la Segunda Guerra Mundial, cuando en 1943 se apuntó al cuerpo auxiliar femenino del Ejército estadounidense y se mudó a Camp Beale (California). Por haber realizado este servicio pudo optar a una beca para estudiar ilustración en la universidad privada Pratt Institute de Brooklyn, donde se especializó en diseño textil y estampación. En Nueva York trabajó durante tres años para la firma Herman Blanc y se casó con John de Poo. Tuvieron tres hijas y en 1955 se fueron a vivir a Key West, de donde era la familia de De Poo. Pronto se separaron y ella siguió trabajando como diseñadora freelance para diversos clientes hasta que se convirtió en uno de los nombres más destacados de la empresa local Key West Hand Print Fabrics.
Según cuenta el nuevo libro Suzie Zuzek for Lilly Pulitzer: The artist behind an iconic American fashion brand (Rizzoli) “Zuzek contribuyó a crear un estilo que se convirtió en un icono de la moda americana”. Pulitzer descubrió su trabajo en una visita a los Cayos en 1962. Su madre y su hermana le habían comentado que allí había una fábrica de telas que merecía la pena conocer y la diseñadora, que ya había lanzado su marca, fue a la tienda en su avioneta y entabló una estrecha relación comercial con Key West Hand Print Fabrics, propiedad de Peter Pell, Jim Russell y Bill Johnson. Según el libro, “Pell era la cabeza creativa, Russell la mente de las ventas y Johnson el hombre del dinero. Zuzek era su arma secreta, una creadora prodigiosamente talentosa”.
De Key West Hand Print Fabrics, una compañía adelantada a su tiempo en la que imperaba la inclusividad y había un ambiente progay, salieron los tejidos que propiciaron una nueva tendencia unisex en tecnicolor entre las élites estadounidenses. “Los pantalones de Lilly con los estampados de Zuzek revolucionaron la moda masculina. Sus Lilly Pulitzer PJs (abreviatura de Pulitzer jeans) se adelantaron una década a los vaqueros de diseño de Gloria Vanderbilt, que también eran unisex. Lilly Pulitzer logró que tanto hombres como mujeres codiciaran sus prendas de estampados florales o animales, un experimento de fluidez de género que, a diferencia de los desarrollados por los vanguardistas Rudi Gernreich y Pierre Cardin, triunfó en la práctica”, subraya en el libro la historiadora de la moda Caroline Rennolds Milbank.
Para la comisaria de la exposición, lo que ha revalorizado las creaciones de Zuzek (que falleció en 2011), convertidas hoy en objeto de coleccionistas, es la singularidad de sus obras. “Dibujaba con la mano suelta, lo que le daba gran vitalidad a los diseños. Sus imaginativas combinaciones de motivos nunca dejaban de deleitar, y siempre incluía detalles sorpresa que solo podía descubrir quien lo vestía: un diseño que parecía una cosa de lejos cuando te acercabas era algo totalmente diferente, como un estampado de cachemires compuesto por focas o lunares que resultan ser manchas de un cachorrillo”.
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