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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Miranda Hobbes nos enseñó que cualquier momento es bueno para poner todo patas arriba

En definitiva, te recuerda que la vida es dinámica y que puede ponerte patas arribas con 25, 45 o 60 años.

Miranda y Carrie en una escena de 'And just like that...'.
Miranda y Carrie en una escena de 'And just like that...'.Getty

Llevo varios días obsesionada con esta escena del quinto capítulo de And Just Like That. No paro de darle vueltas a la importancia que tienen todas y cada una de las cosas que en ella se cuentan. Al margen de las brillantes interpretaciones de Cynthia Nixon y Sarah Jessica Parker, este momento me ha parecido un punto de inflexión importantísimo porque nos coloca frente a los temores de las dos protagonistas. Nos sienta en una salita de espera para dialogar sin filtros con el miedo a la enfermedad y la infelicidad en la mediana edad.

Nos muestra a una Carrie que se ha quedado viuda hace apenas unos meses y que, en lugar de pasearse por Manhattan sobre unos zapatos de 12 centímetros, se ve postrada en una cama a raíz de una operación de cadera, intervención que la convierte en dependiente de sus amigas hasta para ir al baño.

A diferencia del mal recuerdo que nos dejaron las películas de la saga, que ponían el foco en banalidades como un aumento peso de Samantha o las inglés sin depilar de Miranda, And Just Like That no utiliza el aspecto físico de sus protagonistas para humillarlas o definirlas, sino todo lo contrario: las obvia y se centra en mostrarnos que el verdadero dolor de cabeza para una mujer de 55 años es quedarse viuda y no tener una red emocional que la acompañe a mear cuando no puede caminar.

Como bien me recordó la periodista Beatriz Serrano en la publicación de Instagram que precedió a este artículo, And Just Like That retoma los postulados más sororos de Sexo en Nueva York para mostrarnos que no hay una fórmula mágica para ser eternamente felices e inmunes al paso del tiempo. Y los 50 son precisamente la década en la que te das cuenta de ello. Percibes que el temor a quedarte sola carece de sentido hayas tenido hijos o no, porque sabes que tu felicidad puede saltar por los aires estés casada o viuda. En definitiva, te recuerda que la vida es dinámica y que puede ponerte patas arribas con 25, 45 o 60 años.

Y es precisamente el desarrollo de la trama de Miranda lo que convierte a esta escena de And Just Like That en historia de la televisión, al menos, en términos feministas.

Ese momento en el que Carrie le reclama seriedad a Miranda, que en lugar de estar pendiente de su estado de salud disfrutaba de una sesión de sexo y chupitos en su cocina, representa la crisis de identidad que atraviesa la abogada. Cuando Carrie le pide explicaciones, esta reconoce estar atrapada en una vida en la que lo único que se espera de ella es, precisamente, esa seriedad de la que busca escapar, al dejarse masturbar por Che Díaz mientras debía cuidar de su amiga.

La trama de Miranda da voz a todas esas mujeres que están emocionalmente muertas y que llegados los 50 se dan cuenta de que la vida no puede ser preparar un yogur con semillas de lino y ver una serie de Netflix un viernes. Sin embargo, al igual que le sucede a Miranda, muchas de ellas niegan sus propias necesidades por miedo, convención social o, simplemente, prejuicios interiorizados contra ellas mismas.

Miranda y Steve en ‘And just like that’.
Miranda y Steve en ‘And just like that’.

Cualquier seguidora de Sexo en Nueva York recordará que Miranda se queda embarazada después de una noche de “sexo por compasión” con Steve, quien ha perdido un testículo a causa de un tumor. Para la posteridad quedará aquella escena de la cuarta temporada, en la que Carrie le pregunta por qué no utilizaron un condón y a la que Miranda responde con uno de sus mejores sarcasmos: “Él solo tiene un huevo y yo los ovarios vagos. ¿En qué mundo retorcido sale de eso un bebé?”

Pero, efectivamente, sucede. Miranda se queda embarazada en la misma temporada en la que Charlotte pone en práctica todas las posturas del kamasutra recomendadas para concebir un bebé. Mientras Charlotte vive su vida a contrarreloj porque siente que cada regla que pasa es menos fértil, Miranda comienza a dudar sobre el aborto que antes tenía tan claro. Ver que su amiga solo tiene un 15% de posibilidades de tener un hijo y que ella en ese momento está gestando uno, la lleva a plantearse posponer el tipo de vida que desea tener.

En aquel episodio, Miranda visibiliza a todas esas mujeres que en algún momento de la treintena y, como consecuencia de la presión social, se sintieron solas ante la idea de no ser madres. El miedo a no formar una familia o la posibilidad de cambiar de idea y desear un hijo en un futuro, hicieron que la abogada llevase a término un embarazo que no deseaba.

Ahora, casi veinte años más tarde, And Just Like That nos muestra el resultado de aquella ecuación. En 2022, Miranda Hobbes no es feliz compartiendo su vida junto al hombre con el que un día tuvo sexo por pena y, aunque no sabemos si está arrepentida de haber formado una familia, lo que está claro es que el rol de madre y esposa no la representan en el presente.

La muerte de Big y la llegada de Che Díaz le hacen ver que la vida no es un simulacro donde puedes pulsar el botón de pausa cuando no te gusta el rumbo que está tomando. Al igual que muchas mujeres esconden su apatía en los inhibidores de serotonina, Miranda lo hace en el alcohol hasta que, tras discutir con Carrie, se da cuenta de que no puede continuar ahogando su sed de cambio en una botella de vodka.

Miranda pierde el miedo a equivocarse porque, en un ejercicio de honestidad consigo misma, reconoce que quizás su situación actual es fruto de no haberse escuchado en el pasado. Pero lejos de flagelarse por las decisiones no tomadas o frustrarse por no saber colocar todo lo que Che Díaz despierta ahora en ella, lo explora porque la hace sentir más viva que nunca. Y eso, cuando tienes 55 años y estás harta de anteponer a todo el mundo a ti, es lo único que importa.

El nuevo viaje de Miranda es luz. Es esperanza e ilusión. Significa que una mujer puede redescubrir su sexualidad a cualquier edad y subraya la idea de que no importa cuándo o cuántas veces cambies de trabajo, pareja o de condición sexual, siempre y cuando eso sea la respuesta a tu propia voluntad.

Mientras en la treintena posponemos planes y deseos porque pensamos que aún nos quedan muchos años por delante, los 50 son la etapa de no posponer nada. De repente, toda la experiencia acumulada hace tangible aquella realidad descrita por Joan Didion tras perder a su marido. And Just Like That se inspira en ‘El año del pensamiento mágico’ para recordarnos que “un día cualquiera te sientas a cenar y la vida tal como la conocías se acaba”.

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