Kelela: «Los afroamericanos siempre estamos callados por miedo a represalias»
La artista prepara nuevo disco mientras colabora con Solange o Rihanna y ejerce como imagen de distintas marcas de moda.
«Claro que estoy preparando un nuevo disco. Pero verá la luz cuando esté preparada. Tengo que estar completamente segura del material». Kelela es una de esas pocas excepciones en el undo de la música: se toma las cosas con calma y no cede a la presión por la novedad, la promoción o el bucle mediático. Esta cantante americana de ascendencia etíope se dio a conocer un 2013 con Cut4me, una mixtape que distribuyó en redes de manera gratuita. En aquel momento, tenía 30 años y tabajaba como teleopreadora. Cantaba en clubes de jazz y en bandas de hardcore casi como afición. «Todo surgió de forma muy orgánica. Casi te diría que conocí a mis colaboradores al mismo tiempo», cuenta al teléfono. Cunado habla de colaboradores se refiere a los DJ’S, mezcladores, compositores y músicos que le acompañan desde sus inicios (el dúo Teengirl Fantasy, Solange, el artista Serpent with Feet o el diseñador Telfar Clemens). A ella le gusta referise a su trabajo como una obra colectiva. De hecho, en 2018, realizó una versión remezclada de su único album hasta la fecha, Take me apart (2015) con los miembros de esa comunidad que le han ayudado a definir su identidad y su sonido.
«Realmente con quien mejor me siento es con las mujeres», afirma Kelela, que se define como queer. «Con las mujeres con las que he trabajado siempre he sentido una conexión más real. Las emociones han ido surgiendo solas», dice. A Kelela, que muchos comparan con una especie de Janet Jackson en cuanto a lo liberador de sus letras, le gusta experimentar con los sentimientos a través del sonido. Take me apart era, precisamente, el relato de una ruptura contado desde el final al principio de la relación (y narrado a partir de sintetizadores y ecos de jazz). «realment eno sé qué va antes a después, si la música o la letra. A vece suna y a veces otra. Ahora para lo nuevo etsamos robando también con técnicas d ela música clásica, y ese sonido me lleva a un tipo de estado emocional…», explica.
En estos cinco años que han transcurrido desde su primer álbum a la finalización del segundo (aunque no tenga fecha cocnreta de salida), Kelela se ha convertido en una especie de musa de minorías. Su estreno en la música fue ampliamente aclamado por la crítica, y la artista aprovechó de algún modo la coyuntura para hacerse oir. Su activismo por los derechos LGBT y los derechos civiles es ya tan conocido como su música. «Hay algo que nos define a todos los afroamericanos. Casi da igual de dónde vengan: estamos callados. No hacemos ruido. Entras a trabajar en una oficina y tienes perfil bajo. En un estudio de grabación y no rechistas…siempre con el miedo a las represalias, a hacerte notar a que te despidan», opina la cantante. «Por eso ahora, que he podido hacerme oir, tengo la responsabiidad de usar mi voz. Ya nadie puede despedirme de ningún sitio».
El otro reclamo que atre de Kelela es su estilo. Con media cabeza rapada y media con rastas, con una estética a mitad de camino entre lo cyber y lo urbano, la artista pornto se convirtió en embajadora de varias marcas jóvenes. La última fue Bimba y Lola, que la trajo a Madrid para cantar en su útlimo evento. En realidad la moda en sí no me interesa. Me importa la ropa en tanto que sirvepara definir tu identidad. Es un apoyo para mi música y para mis ideas. Siempre ha sido un modo directo de comunicarme», dice. Lo que está claro es que ni su armario ni su música dejan indiferente.
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