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El ‘crowdfunding’ de moda más aplaudido del año son unas bragas españolas que absorben la regla

Las mujeres al frente de Cocoro querían 21.000 euros para poder fabricar 1.500 prendas de ropa íntima absorbente. Ya han recaudado casi 100.000 (y su Verkami no ha caducado).

Debido al éxito de su ‘crowdfunding’, Cocoro ha ampliado el espectro de colores y de tallas.
Debido al éxito de su ‘crowdfunding’, Cocoro ha ampliado el espectro de colores y de tallas.

«Cocoro son unas bragas que parecen normales pero esconden una magia en su interior: la de absorber el flujo vaginal y la menstruación». Al otro lado del teléfono, y desde Rotterdam, habla Cristina Torres, cofundadora de la primera marca española de bragas para la regla. Ella –junto a Eva Polío, Clara Guasch y Laida Memba, todas integrantes de la cooperativa barcelonesa Femmefleur SCCL– capitanea uno de los proyectos de crowdfunding de moda que más ha arrasado en este país en los últimos años. No recórdabamos tal furor por una idea en diseño desde los tiempos de la Ostrich Pillow. Y ese alboroto lo han provocado las bragas Cocoro, la primera línea española de ropa íntima para usar durante la menstruación. Se acabó el resacatar las braguitas más viejas del cajón cuando una cree que le va a venir la regla por si las llega a manchar. Cocoro es la opción para o bien aquellas que usen tampón o copa menstrual y las quieran usar como complemento y alternativa a la compresa y el salvaslip, o bien para las que prefieran usarlas como método único en función de su flujo menstrual.

Las cifras de apoyo al proyecto hablan por sí solas: salió en Verkami el 14 de noviembre con un objetivo de 21.560 euros para poder fabricar y distribuir 1.500 braguitas. A los dos días alcanzaron esa cifra y dos semanas después la han cuatriplicado: llevan recaudados, a cierre de esta edición, 94.469 euros. Todavía les quedan 24 días hasta que expire su plazo en la plataforma virtual. Si superan los 120.000 euros, fabricarán una bolsita de lavado específica. «Hemos tenido que aumentar la primera remesa a más de dos mil unidades, ampliar colores y tallas y estamos en contacto continuo con los talleres de Barcelona (todo el producto se fabrica aquí) para que el próximo mes de marzo todas esas mujeres tengan el producto en el que han confiado», apunta Torres.

¿Cómo funcionan?

Estas bragas de aspecto aparantemente normal contienen dos capas de tejido técnico que permiten absorber la menstruación y el flujo vaginal. Además, son antibacterianas y transpirables, por lo que neutralizan el olor. También son hidrófugas, es decir, se evita que el flujo traspase el tejido (y con ello las inconvenientes manchas cuando la regla te pilla desprevenida). Una de las características más importantes para las creadoras es que la piel genital está en contacto con el algodón, el tejido recomendado por los ginecológos ante las usuarias que abusan de salvaslips o compresas. Se pueden lavar a mano o a máquina con el resto de la colada, pero la firma aconseja no utilizar suavizante y evitar la secadora y la plancha para mantener la absorción del tejido. El diseño ha corrido a cargo de Rosario Puñales (hay tres modelos distintos, de tiro más alto o más bajo) porque «no queríamos un producto megabásico, nuestras bragas tenían que ser cómodas y bonitas».

No son las primeras, pero sí en España

Cocoro no son las únicas braguitas del mercado que ofrecen este servicio. La marca más conocida es Thinx, una firma que empezó a operar hace unos años en EEUU y que se hizo famosa globalmente gracias a una polémica campaña de publicidad en el metro de Nueva York. «También hay en Australia y en otros países europeos, pero son marcas menos extendidas», apunta Torres. Para ella y el resto de integrantes de la Femmefleur, el objetivo era ir un paso más allá en su negocio. En 2011 fundaron esta cooperativa para centrarse en la higiene femenina (Laida y Eva son arquitectas y se conocieron en la universidad, Cristina entró un año más tarde y Clara –filóloga– llegó el año pasado, interesada por el proyecto porque compartía espacio de coworking con Laida y Eva en el barrio de Gràcia de Barcelona). Primero lanzaron en España la Femmecup, una copa menstrual, y después pusieron en marcha una plataforma de comercialización en español de copas menstruales. En su web responden activamente a las dudas que las usuarias plantean. «Nos dimos cuenta que hay una insatisfacción muy grande en cuanto al abanico de productos externos, que está reducido al uso de compresas y salvaslips», apunta, y de ahí nació su iniciativa. «Entre un 60 y un 80% de mujeres utilizan en algún momento algún producto externo, y parece que nadie se había preocupado de cubrir este vacío», indica Torres y asegura que esa, en parte, es la base de su éxito.

«Igual que la copa menstrual no es la solución universal a la menstruación, lo que sí que es cierto es que las cocoro han gustado porque todas las mujeres usan bragas y no supone un riesgo de aprendizaje o de autoexploración, aunque sea mínima, como con la copa menstrual», dice esta diseñadora gráfica que dice dedicar cuatro días de su jornada laboral al trabajo en la cooperativa desde Holanda («todas podemos vivir de esto, lo combinamos con trabajos con otros clientes de nuestras respectivas carreras»).

Frente a las reacias que pongan un mohín ante su lanzamiento advierte que no es un método tiránico: «No se usan de una manera y punto. Las puedes combinar con los tampones o la copa y si las quieres usar como único método durante la regla, pues también puedes. La idea es ampliar las opciones a las mujeres durante un proceso que pasamos una vez al mes durante nuestra vida adulta».

Debido al éxito de su ‘crowdfunding’, Cocoro ha ampliado el espectro de colores y de tallas.
Debido al éxito de su ‘crowdfunding’, Cocoro ha ampliado el espectro de colores y de tallas.

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