Bad Gyal: «Sin mi estética no hubiera logrado impactar de la misma forma»
Es la artista española más reconocida de la música urbana a nivel internacional. Parte de su éxito, dice, se lo debe a unas uñas casi tan largas como sus pelucas. «He definido una estética y sin ella no hubiera logrado impactar de la misma forma».
“Quieren mi genética, también mi look”, canta Bad Gyal en Iconic, uno de los temas de su tercer EP, Warm Up. La artista catalana, abanderada del dancehall en España, ha construido su carrera a base de exitazos con letras tan atrevidas y reivindicativas como Zorra o Alocao, pero también gracias a una estética muy reconocible. Uñas casi tan largas como sus pelucas, tangas a la vista, prendas minúsculas y “sandalias con blin blin” –como dice en la canción homónima–, han construido su identidad en los escenarios. La cosa cambia en el día a día. Cuando Alba Farelo, la joven de 24 años de Vilasar de Mar (Barcelona) baja a comprar el pan “se apaña” con lo que puede. “Tengo mis responsabilidades de persona normal y tengo poco tiempo, así que los outfits que me suelo poner son lo primero que pillo. Lo que sí es cierto es que mi fondo de armario es un chándal rosa o unos leggings de leopardo y ya parece que voy toda mona. Siempre añado unas bambas chulas y unos aros”, cuenta por teléfono a S Moda.
Recrear ese armario a lo Bad Gyal es el objetivo detrás de la colección que ha creado para Bershka, marca que para ella “ha definido la estética de su generación”, y que sale hoy a la venta. “Cuando era joven, ir allí era como un capricho”, recuerda. “Una vez al año solía pedirle a mi madre algún dinero para irme a comprar ropa que me hiciera falta y en aquel momento Bershka era lo que nos hacía más ilusión porque tenía ropa descarada con la que nos sentíamos identificadas”. Seguidora confesa de las pasarelas y las tendencias, la cantante asegura que no descarta lanzar su propia marca de moda en el futuro, aunque por ahora “está muy centrada en la música”. A buen seguro en ese hipotético proyecto no faltarían prendas con strass, vaqueros de cintura baja y mucho blin blin.
¿Alguna vez tus padres te dijeron eso de “así vestida no sales por la puerta”?
Sí, cuando tenía como 14 o 16 años mi madre no me dejaba salir con el pantalón demasiado corto. Si salía de noche, esperaba a que ella no estuviera para ponerme lo que quería. Pero ahora lo entiendo porque con la edad una se da cuenta de que hay ocasiones para todo. Está bien que cuando eres joven tus padres te digan “si sales así vas a hacer un poco el ridículo”.
¿Qué porcentaje de tu éxito le concedes a tu look?
A la larga yo he definido una estética y sin ella no hubiera logrado impactar de la misma forma. Al principio no tenía los mismos recursos que ahora para vestir como quería, pero al estar dentro de este circuito se me han abierto más posibilidades. Cuantos más referentes tienes más original es tu look. Y eso la gente lo valora.
https://www.youtube.com/watch?v=V4-GX1aktmw
En los meses de confinamiento, ¿te seguías arreglando a diario o te pasabas el día en chándal como todo hijo de vecino?
Iba a días. No me siento representada como una mujer que cada día tiene que estar perfecta, ponerse la peluca, llevar el mejor outfit, hacerse las uñas… O sea, aunque mi estética sea súper completa y con muchos elementos, a veces, como persona, necesito ser un poco más effortless. Una no puede ser esclava de ser todo el rato una pared barroca.
¿Crees que tu forma de vestir ha provocado que la prensa especializada te tomara menos en serio en tus comienzos?
Al principio sí pudo influir en que me catalogaran. No solo la forma de vestir, también las letras, la actitud… En la sociedad en general ha habido ciertos tipos de vestimenta o de formas de expresión que han estado más escondidas o estigmatizadas. Ahora por fin se está abriendo la mente. Si demuestras a dónde quieres llegar y sigues tu camino, al final la gente lo va entendiendo.
¿Te sorprende que aún cueste comprender a esta generación de artistas femeninas que decidís mostrar vuestro cuerpo y ser dueñas de vuestra sexualidad?
Estamos trabajando en ello, pero aún nos falta mucho curro. La historia del mundo ha sido machista y eso nos ha limitado mucho cómo comportarnos, vestir o expresarnos.
Iconic es uno de los nuevos temas de Warm Up, tu tercer EP, y la banda sonora de tu campaña con Bershka. ¿Te consideras un icono?
A ver, no soy “El icono”. El mundo está lleno de iconos. Para mí, por ejemplo, es un icono la mujer que me vende el pollo en el mercao porque lleva un montón de brillantitos en la mascarilla y siempre tiene las uñas hechas. No sé si me explico. Por lo que me dicen mis fans, creo que, para algunas personas, sí he podido ser un icono. No solo a través de mi estética, si no al contagiarles la fuerza o la capacidad de poder expresarse como quieran.
¿Sientes responsabilidad al ser un referente para esos chavales?
Soy como soy y siempre me expreso sin filtro. Cuando hago algo estoy segura de que no estoy haciendo nada mal. Si intuyera que puedo generar un mensaje negativo no lo tiraría p’alante, pero no ha sido el caso.
Trabajas con la misma discográfica que artistas como Lana del Rey o Lady Gaga, ¿cómo ha cambiado tu vida y tu carrera desde que te ficharon?
Ha cambiado bastante, la verdad. Como artista independiente te pierdes un poco los matices del business a nivel internacional, y ahora estoy aprendiendo cómo funciona el negocio. Estoy entendiendo que este es mi trabajo y que no puedo tener poca constancia o poco compromiso.
¿Alguna vez has sentido el síndrome de la impostora, eso de “no me merezco estar aquí” o “necesito trabajar el doble que un hombre para hacerme hueco”?
Bueeeno. ¿Sabes qué pasa? Me he encargado mucho desde el principio de hacerme mi nidito, mi caminito, mi equipo. Es cierto que una mujer en este mundo, que sigue siendo de hombres, puede acabar en manos de lo peor, con los peores consejos o presionada a hacer X cosas. Pero yo tenía súper claro lo que quería hacer. Mi equipo son mis brazos, pero yo lo dirijo. Suena un poco mal, pero yo soy la que manda.
Si tuvieras la oportunidad de volver a empezar tu carrera sabiendo lo que sabes ahora, ¿qué habrías hecho distinto?
Me relajaría con las redes sociales. Al principio estaba todo el rato con el teléfono grabándolo todo. Todo. Y Ahora me he dado cuenta de que hay que vivir la vida, estar con los amigos, con la familia, disfrutar de los momentos que una tiene para desconectar. Te condiciona la experiencia si te pasas todo el tiempo contando lo que haces o grabándote a ti misma como una idiota.
Dices que el objetivo de tu música es hacer sentir “la puta ama” a cualquiera que la escuche. ¿Qué cosas te hacen sentir la “puta ama” a ti?
Tomar el sol y escuchar una canción que me guste, bañarme en el mar, hacerme el pelo largo, estar con mi perro corriendo por la montaña, bailar…
Justo hace poco decías que a las mujeres artistas se le exige que bailen bien, algo que no pasa con los hombres. ¿Sigue estando mucho más alto el listón para triunfar siendo mujer?
Bueno, sí. Los hombres, por ejemplo, tienen presión estética, pero la nuestra es mucho mayor. Yo me tengo que levantar bastante pronto para ir a los rodajes porque llevo looks muy elaborados. En cambio, un tío con el pelo bien cortado, unas cadenas y un tejano va a tirar p’alante. Eso no quiere decir que yo no aprecie cuando los hombres bailan y van más allá de solo cantar o rapear con dos tías al lado moviendo el culo.
Dices que te lleva un buen rato prepararte. ¿Cuánto tardas?
Mucho. Porque, mira, quizás en dos horas estoy, pero mi equipo es tan perfeccionista que siempre piden tres o cuatro horas para ir puliendo.
Supongo que también le dedicarás tiempo a las uñas. Cada vez que cuelgas la manicura en Instagram, tus seguidores te preguntan cómo te las apañas para hacer cosas cotidianas. ¿Hay algo que se te resista?
A veces me frustro un poco. Lo saco todo p’alante, pero a veces me cuesta atarme las bambas o se me escurren las llaves dentro del bolso.
¿Qué capricho de moda se ha dado Bad Gyal que no pudiera permitirse la Alba que trabajaba en una panadería?
Siempre había querido un Chanel, pero de momento me he comprado el Alma de Louis Vuitton en dorado. Estoy enamorada de él, aunque casi no lo saco, pobrecito, porque brilla mucho. Lo guardo para ocasiones especiales porque para ir a tomarme una cerveza por el barrio no me lo puedo poner porque probablemente no volvería a casa con él.
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