El adiós a The Vampire’s Wife, la marca del vestido que sienta bien a todas las mujeres y que adora Kate Middleton
Creada por Susie Cave, esposa del músico Nick Cave, y su amigo Alex Adamson en 2014 en Brighton, echa el cierre para sorpresa y tristeza de sus muchos fans
Viernes 24 de mayo, Mayfair, en el corazón de Londres. Cientos de mujeres comienzan a hacer cola a las nueve de la mañana frente a un local a pie de calle: por delante, cinco horas de espera hasta que abran las puertas de The Music Room, un lugar situado cerca de las icónicas Bond Street y Oxford Street, muy conocido por albergar ventas de muestrario para marcas internacionales de ropa de lujo. Esta vez la venta tenía un carácter especial: era, probablemente, la última oportunidad de las seguidoras de The Vampire’s Wife para hacerse con uno de sus reconocibles vestidos. La marca había anunciado su cierre tan solo unos días antes, en una decisión que no por predecible resultó menos dolorosa para sus fans.
Cada una de estas mujeres guardaba una historia personal con la marca. Estaban, por ejemplo, una madre y su hija que habían viajado casi 400 kilómetros desde Yorkshire para comprar un vestido de novia: iban a adquirirlo online pero de esta forma la compra se convertía en un recuerdo más especial. Junto a ellas, una combinación de fans leales de la firma, compradores habituales de muestrarios rebajados e incondicionales de la moda que se habían enterado del evento unas horas antes por internet o en los medios. “La sala estaba decorada con una mezcla de prêt-à-porter, accesorios y recuerdos (tazas, lápices, bolsos, postales). Hubo una gran selección de vestidos icónicos y prendas únicas que fueron extremadamente populares, incluidos estilos icónicos como Falconetti, Villanelle y Festival”, cuenta a S Moda Natalie Messer, Assistant Operations Manager en The Music Room. En los tres días que duró la venta se agotó todo: más de 3.600 personas asistieron a este adiós de la marca, que acabó siendo una especie de rito de despedida teñido de nostalgia. “Los compradores estaban tristes al ver desaparecer la marca e interactuaban con el personal, compartiendo historias de sus vestidos favoritos y sus recuerdos de usarlos”, recuerda Natalie Messer.
Tan solo tres días antes, la marca comunicaba su cierre inmediato a través de Instagram y en su página web: “Es el momento de decir adiós”, publicó Susie Cave, reconociendo que los problemas financieros que llevaban meses acechándoles eran ya insalvables. En 2014 la modelo británica fundó The Vampire’s Wife junto a su amigo Alex Adamson en su ciudad natal de Brighton, Inglaterra. En muy poco tiempo esta pequeña marca de moda captó la atención de artistas, actrices, músicas e iconos culturales del momento: Sienna Miller, Kate Moss, Florence Welch, Alexa Chung o Rachel Weisz y muchas de las mujeres más prominentes de Reino Unido, a menudo vestidas de la marca por recomendación de la experta en relaciones públicas londinenses Daisy Hoppen. “Cada vez que te ponías uno de sus vestidos sentías que estaba hecho para ti”, declaró una vez a The Standard la actriz Greta Bellamacina, modelo frecuente de la marca. Y así la lista de seguidoras de la marca se hizo internacional. Kylie Minogue, Salma Hayek, Greta Gerwig y Dakota Johnson. Incluso llego a salir en la serie Killing Eve.
Claro que Susie Cave no era ninguna amateur en el mundo de la moda. Esposa del músico Nick Cave, ha pasado su vida en la industria, modelando para grandes casas de moda como Yves Saint Laurent, Christian Dior, John Galliano o Vivienne Westwood y trabajando ante el objetivo de fotógrafos consagrados como Nick Knight, Guy Bourdin y Dominique Issermann. Susie Cave ganó el premio a Mujer del Año como mejor diseñadora en la edición británica de Harper’s Bazaar de 2018, el mismo año en que British Vogue eligió el modelo Falconetti de su marca, reconocible por sus mangas acampanadas y su etiqueta de 1.595 libras, como “El Vestido (con mayúsculas) de 2018″.
La marca alcanzó un nuevo hito al convertirse en favorita en la familia real británica. Cuando en 2020 Kate Middleton se puso por primera vez el famoso Falconetti en un tono esmeralda el frenesí por la marca se disparó en todo el mundo.
El diseño lleva el nombre de la actriz francesa Maria Falconetti, y acabó con el revelador apodo de “el vestido de la década”. La princesa de Gales decidió volver a usarlo para su primer retrato oficial conjunto con el príncipe Guillermo con motivo de su 40 cumpleaños: nada fecha el cuadro de manera más obvia que el vestido del momento. Cave estaba, según publicó la prensa británica, “extasiada y genuinamente orgullosa” en aquel momento.
Aquel vestido había alcanzado una fama tan grande en todo el mundo que podía acabar devorando a la marca, lo que en parte sucedió después. Según la estilista Bay Garnett el ascenso de Cave como diseñadora de moda se debió a “su capacidad para filtrar lo mejor de lo vintage y convertirlo en prendas atemporales que cualquiera puede usar hoy. El [vestido Falconetti] retomó el momento del vestido Galaxy que tuvo Roland Mouret , donde un vestido se vuelve exponencial y tiene vida propia”, declaró a The Standard. “Una vez que deja de parecer brillante y único, la magia puede desaparecer”.
En Madrid también se fraguó un importante fandom por Susie Cave, la marca y, más concretamente, por el Falconetti. Uno de los primeros lugares donde se pudo comprar The Vampire’s Wife fue Experience27, un espacio fundado en 2021 por Sarah Barney, que antes trabajó en la industria de la moda en Nueva York durante dos décadas para grandes empresas como Saks Fifth Avenue como directora visual de su tienda insignia en Nueva York. Sorprendida al ver “tan pocas boutiques multimarca pequeñas y especialmente pocas que vendieran diseñadores más pequeños e independientes”, decidió traer marcas como The Vampire’s Wife a España. “Era una marca increíble con una nueva perspectiva de la moda. En aquella época no había nada como los vestidos de Susie, que desprendían un atractivo y una sensualidad increíbles sin ser demasiado reveladores. Cuando conocí la marca, trabajaban con un showroom, y más tarde se hicieron cargo de las ventas. Era un equipo pequeño y apasionado. Trabajar con ellos era encantador e íntimo”, recuerda Sarah Barney para S Moda. En su tienda de la calle Orellana, en el barrio de Justicia, agotaron “todos los vestidos de The Vampire’s Wife, pero el más solicitado y vendido con diferencia fue el clásico vestido Falconetti, y en nuestro caso, en el suave color dorado metalizado. La marca sabía cómo cortar un vestido con una precisión inmaculada. Este estilo sentaba bien a mujeres de todas las formas y tallas: quedaba increíble a todas las mujeres que se lo ponían. La reacción de todas las clientas que se lo probaron fue que les sentaba de maravilla. Esto es muy poco frecuente en la moda de diseño”, explica.
Pero el éxito inicial de The Vampire’s Wife en España tuvo más que ver con su capacidad de conquistar a mujeres muy diferentes. “Desde jóvenes de 20 años hasta mujeres de 80 compraban prendas de The Vampire’s Wife. Teníamos vestidos, prêts-à-porter y piezas especiales, como una selección de capas. Los vestidos se compraban principalmente para asistir a bodas. Las prendas prêts-à-porter se compraban para el día a día o para eventos más informales. Estas prendas se confeccionaban siempre en 100% seda o terciopelo, por lo que siempre eran muy elevadas y podían llevarse en muchas ocasiones”, cuenta Sarah Barney. “Algunas clientas compraron más de una vez de las colecciones, pero más por las piezas de prêt-à-porter que por los vestidos más formales. Los precios oscilaban entre 500 y 2100 euros. Aunque pueda parecer que estos precios son altos, The Vampire’s Wife era una marca de lujo, con materiales de primera calidad y una artesanía detallada y bien hecha. En el mundo del lujo, me pareció que los precios eran bajos para el valor de cada pieza en comparación con las marcas de diseño de la competencia”.
Después de un par de temporadas, sin embargo, la tienda dejó de vender la marca. “Unicamente por motivos económicos. Con el Brexit, las entregas desde el Reino Unido se hicieron extraordinariamente difíciles, con retrasos y costes aduaneros... El Brexit fue, y es, un factor muy importante a la hora de decidir si podemos vender una marca del Reino Unido”. Esto afecta a todas las pequeñas marcas británicas y a los diseñadores independientes”, explica Sarah Barney. “Las marcas más grandes pudieron hacer una transición a tener almacenes con sede en la UE para evitar estos retrasos y costes adicionales, pero esa no es una solución razonable para una marca pequeña. Al mismo tiempo, por nuestra parte, como pequeña empresa familiar, los costes del Brexit son difíciles de mantener. Los grandes almacenes y los principales sitios web de comercio electrónico también pueden absorber esos costes, mientras que las tiendas más pequeñas luchan con ello”, reconoce.
Con el Brexit, las entregas desde el Reino Unido se hicieron extraordinariamente difíciles, con retrasos y costes aduaneros. El Brexit fue, y es, un factor muy importante a la hora de decidir si podemos vender una marca”
En lo que respecta al “fandom”, cuenta: “Madrid definitivamente tenía fans de la marca. La gente estaba entusiasmada al verlo en la tienda. Y la única vez que tuvimos una disputa entre clientas en nuestro espacio fue por el último vestido de un estilo específico”.
En ese mismo momento, The Vampire’s Wife apareció en Madrid en otro espacio, Love is in the Air, especializado en firmas de novia e invitada internacionales y que recientemente se ha ampliado bajo un nuevo concepto: el alquiler. Isabel Ruiz, fundadora de la tienda, siempre está buscando cosas diferentes, firmas de lujo de novia e invitada que no se encuentren fácilmente en España. Y así fue como, hace un par de años, “no sé si porque estaba en Instagram o porque lo llevaba Kate Middleton, les escribí y fui a ver su showroom en París. Fue en un local ideal en Le Marais y allí estaba Susie Cave, tan cool. Vi la colección, me encantó y la traje. A mis clientas les gustó desde el primer momento: a todas, desde las extranjeras que vienen a la tienda hasta muchas madres de novia, no solamente gente del mundo de la moda o muy moderna tipo de 30 a 45 años sino también a mujeres mayores. Les gustan los vestidos de The Vampire’s Wife porque sientan muy bien, no son demasiado atrevidos ni espectaculares en el sentido sexy, y funcionan muy bien para eventos”, comparte la empresaria con SModa. El más exitoso, añade, es de nuevo el vestido Falconetti de largo midi o hasta el tobillo, en rojo. Aún le queda uno en tienda, y otro plateado. Ahora que la tienda ha lanzado el servicio de alquiler, es posible acceder a uno de estos vestidos por unos días y por una fracción del precio.
El crecimiento de la popularidad de la marca coincidió con el auge de los sitios de alquiler de moda online, y empezó a cosechar mucho éxito en portales como My Wardrobe HQ o By Rotation, pero esta opción nunca estuvo entre los planes de The Vampire’s Wife.
Lo recuerda para S Moda Eva Chen, fundadora de la plataforma de alquiler de ropa para eventos Borow —que provee de la logística al alquiler en Love is in the Air—. Hace un par de años esta empresaria intentó convencer a la marca de que dieran el paso a su sistema de alquiler y entrar así en el negocio de la moda circular. No les interesó, algo que en opinión de Chen, no ayudó al bienestar de su negocio. “Al no actualizarse mucho otros modelos de consumo han acabado por canibalizar su canal. Estamos viendo que las que se niegan nuevos modelos de consumo por proteger su marca acaban enfrentándose a dificultades porque al final surgen plataformas peer to peer donde de usuario final a usuario final, entre ellas, se alquilan la ropa e incluso aparecen en sitios de segunda mano como Vinted Wallapop, etc. De todos esos canales la marca no se lleva nada. Cuando hay plataformas o modelos en los que se intenta integrar a la marca o al diseñador y que haya sinergias en cuanto al producto y también en cuanto al los ingresos creemos que es la manera más inteligente para que las marcas puedan sentar un pie en la economía circular y llevarse su parte. The Vampire’s Wife no lo hizo en otros países donde el alquiler despuntó bastante y son prendas que funcionaron muy bien de particular a particular porque son prendas caras que por lo general la gente no quiere tener en su armario y usar de manera recurrente y llegó un momento en el que poca gente quería pagar el precio que ellos ponían de venta”.
Para Susie Cave, The Vampire’s Wife no solo fue una apuesta empresarial sino también una vía para procesar un doloroso duelo. En julio de 2015, poco después del lanzamiento de la marca, perdió a su hijo Artur de 15 años tras un trágico accidente. En el documental de Andrew Dominik de 2016 One More Time With Feeling, que siguió a su marido Nick Cave y los Bad Seeds en la creación de su álbum número 16, Susie explica: “Desde todo lo que pasó, mi trabajo se ha convertido en algo diferente. Antes era algo que hacía porque lo disfrutaba, pero después se convirtió en una verdadera necesidad. Fue lo único que me distrajo de todo”.
Mucho se ha escrito sobre el magnetismo de Susie Cave, pero probablemente nadie ha definido mejor su estilo como su marido, Nick Cave, en el documental 20.000 días en la Tierra. El músico cuenta así cómo conoció a la que sería su mujer: “La primera vez que vi a Susie fue en el Victoria and Albert Museum, ella entró y todas las cosas que me habían obsesionado a lo largo de los años, las imágenes de las estrellas de cine: Jenny Agutter en el estanque, Anita Ekberg en la fuente, Ally McGraw con sus medias negras; Barbara Eden y Elizabeth Montgomery y Abigail, de los certámenes de Miss Mundo; Greta Garbo y Jennifer Jones y las bailarinas de Bolshoi y las gimnastas rusas; El nacimiento de Venus de Botticelli y François Boucher, las niñas de la piscina Wangaratta tumbadas sobre el hormigón caliente; todo lo que había escuchado, visto, leído y sentido; Caroline Jones muriendo en los brazos de Elvis, Jackie O en el funeral, Campanilla atrapada en la puerta, las últimas fotos de Bert Stern de Marilyn Monroe, el interminable goteo de datos eróticos —los grandes y los pequeños—, todos se unieron en ese momento, chocando en una gran explosión y yo estaba absolutamente perdido por ella.”
Ahora, tras una serie de problemas financieros que han acabado por ser irresolubles, esta marca de estética mística, bohemia, elegante y absolutamente única, como su creadora, cierra su negocio pero también una era.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.