Los blogs de moda no reflejan la realidad: los pitillo se siguen llevando
Llevan oprimiendo nuestras piernas desde hace 15 años y no tienen intención de desaparecer de nuestros armarios. La suya es una muerte anunciada que nunca llega.
Si hacía falta otra prueba de que las redes sociales no reflejan la realidad, aquí está el caso de la resistencia de los vaqueros pitillo. A juzgar por lo que se ve en Instagram se diría que nadie sale de casa sin unos Levi’s 501 vintage y unos mocasines Gucci. Pero la vida analógica es muy distinta. Los pitillos, que han sido apartados del armario por revistas de moda e influencers siguen siendo tremendamente populares. Llevan oprimiendo nuestras piernas desde hace 15 años y no tienen intención de desaparecer de nuestros armarios. La suya es una muerte anunciada que nunca llega.
Si esta tendencia hubiera seguido una evolución lógica, el recorrido vital de los pitillo se tendría que haber marcado por las dos Kates. Vieron la luz el día que Kate Moss se puso unos Superfine grises, y tendrían que haber fenecido el momento en el que Kate Middleton llevo unos color tinta durante un compromiso oficial. Pero ni la pionera Moss se ha cansado de ellos y han sobrepasado cualquier expectativa de esperanza de vida. Los analistas no se lo explican. La empresa de predicción de tendencias WGSN asegura que los skinny representan el 54% del denim a la venta a precio íntegro. Siguen siendo parte del fondo de armario de las mujeres. El resto de estilos (acampanados, rectos, anchos…) sólo sirven de manera complementaria, para experimentar puntualmente.
Según Bloomberg, ningún otro modelo alcanza ni de lejos a los pitillo. Los únicos que ganan en popularidad son los tobilleros, con un 25% de las ventas, pero incluso estas cifras pueden estar infladas, ya que este estilo también pueden ser englobado dentro de las variedades de skinny. Compramos tantos vaqueros elásticos que los responsables de tiendas como Urban Outfitters temen que la poca variedad termine conduciendo a los consumidores al hastío. Es la pescadilla que se muerde la cola. Las cadenas ha ofrecido pitillos rotos, gastados, estampados, de colores, de cintura alta, pesqueros, jeggings, y ya no les quedan variedades más hay para sacarse de la manga. Pero las perneras rectas o anchas no venden tanto. Y las campanas, que viven un momento de gloria gracias al revival setentero están abocadas a ser flor de un día.
Levi’s, que ha visto como sus 501 CT se convertían en el vaquero más deseado no olvida que a diario la mayoría de las mujeres siguen usando jeans con lycra. El año pasado la marca reorganizó su catálogo de jeans para mujer con 6 modelos de skinny, realizados en un avanzado tejido elástico que evita las arrugas en la rodilla y la pérdida de forma. Esta colección continúa siendo su apuesta fuerte para esta temporada primavera-verano, con nuevos acabados y colores.
El caso es que cambiar cuesta, y además de que sale caro. Sustituir una pernera estrecha por otra recta implica cambiar de calzado, de silueta, y de armario. Esos botines tan socorridos no quedan igual con pantalones despegados y esas camisas amplias no pegan con piernas anchas. Unas cosas y otras han hecho de los pitillo se coronen como la prenda que define nuestra época. En un momento convulso en el que todo vale y las tendencias duran lo que un mensaje de Snapchat, es el único artículo que nos acompaña con constancia. En algún momento se volverán absoletos. Pero mientras tanto hagamos oídos sordos y no nos desprendamos de ellos.
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