Ciao, Cannes: por qué Venecia se ha convertido en el mejor festival de cine del mundo
Antesala de los Óscar, alianzas con Netflix y Amazon, visibilidad para la alfombra roja… Así se ha fraguado el reciente ‘sorpasso’ de la Mostra como cita más prestigiosa del calendario cinematográfico.
Una celebración por todo lo alto. Esta parece ser la consigna del festival de cine de Venecia en su 75 cumpleaños, que arrancó este pasado 29 de agosto. El certamen italiano, que desde su nacimiento ha ocupado un segundo escalón en cuanto a la repercusión de sus proyecciones, ha conseguido revertir esta tendencia histórica en las últimas fechas. El objetivo de la vigente edición no es otro que dar el sorpasso definitivo a la glamurosa pero algo decadente Croisette y bajarle los humos a las milénicas citas Toronto y Telluride. “Si el peso de las estrellas en el pasado festival de Cannes pareció algo atenuando, el brillo de los estrenos de Venecia probablemente nos deslumbrarán hasta Hollywood”, asegura The Guardian ante una programación calificada como “la mejor de la historia”. ¿Cómo ha conseguido la Mostra convertirse en el festival más prestigioso del calendario cinematográfico? Estas son algunas de las claves.
Alianzas con Netflix y Amazon
O los enemigos de mis enemigos son mis amigos. La pasada edición del festival de Cannes estuvo marcada por la guerra abierta entre el certamen y las plataformas de streaming que se niegan a exhibir sus películas en las salas, pese a que en 2017 estrenaron dos filmes de Netflix. La organización excluyó cualquier película del gigante audiovisual de la lucha por la Palma de Oro y estos respondieron retirando todas las producciones previstas para la edición. El festival de Cannes se erigió como defensor del sistema de distribución tradicional y de los exhibidores, pero también perdió la oportunidad de estrenar mundialmente lo nuevo de autores tan prestigiosos como Alfonso Cuarón, Paul Greengrass o los hermanos Coen, cuyos últimos trabajos han sido financiados por Netflix.
Venecia se ha mostrado indulgente con las plataformas, enfadando a los distribuidores italianos pero arrebatándole a Cannes las premieres mundiales de estos esperadísimos filmes. Y lo mismo con Amazon. “Les hemos cortejado durante años, pero siempre preferían ir a Cannes (…) Es otro signo de que, incluso aquellos que eran reticentes a venir a Venecia, este año han venido encantados”, declaró Alberto Barbera, director del certamen, en una entrevista con Variety. Hasta que las multinacionales del streaming y Cannes no acerquen posturas, algo que parece cerca de cambiar teniendo en cuenta el posible estreno en salas del nuevo trabajo de Alfonso Cuarón Roma, la programación de Venecia no tiene rival.
Visibilidad para la alfombra roja
Hace tiempo que los certámenes cinematográficos trascendieron del séptimo arte para erigirse como efímeros escaparates de moda y estilo. Puede que el Lido nunca logre el aura de glamour que acompaña a la Croisette, pero en los últimos tiempos la distancia cada vez es más estrecha. Mientras Cannes se enfrasca en polémicas estériles como la prohibición del selfie, Venecia celebra el star system de Hollywood con una alineación de estrellas que acomplejaría al photocall de los Óscar. Este año navegarán en góndola Ryan Gosling, Emma Stone, Natalie Portman, Bradley Cooper, Lady Gaga, Dakota Johnson, Jake Gyllenhaal, Naomi Watts, Joaquin Phoenix o Claire Foy, entre otros. “El número de estrellas es tan grande que es imposible recordarlo”, presumía Barbera. Una alfombra roja llamativa es imprescindible para la visibilidad tanto de los filmes como de los patrocinadores que hacen viable el evento. Para terror de los cinéfilos, el precio a pagar es contemplar a Georgina Rodríguez y demás influencers desfilando por la alfombra roja de un estreno de Damien Chazelle. Nadie dijo que fuera fácil.
El festival es mucho más que cine
La Mostra es solo una de las múltiples citas que organiza la Biennale, una inicitativa cultural nacida en 1895 –como exhibición de pintura y escultura– que se sirve del marco cinematográfico para promover acciones en áreas artísticas tan diversas como la danza, la arquitectura, la música o el teatro. Tienen lugar de forma paralela al certamen y ofrecen al visitante una amplia oferta cultural más allá de la Mostra, que comprime su actividad en la isla de Lido. Para el crítico de cine de The New York Times, Nicholas Barber, esta es una de las principales razones por las que Venecia es el festival más especial del mundo, además de por “la pizza, el helado y el vino prosecco”. “Merece la pena pasar un par de horas en el corazón de Venecia y limpiar el paladar con otro tipo de creatividad, antes de volver al banquete cinematográfico del Lido”, escribe.
Los Óscar empiezan en el Lido
Quedan muchas madrugadas hasta que llegue la del próximo 24 de febrero, pero la carrera hacia los Óscar tiene su punto de salida en Venecia. La Mostra abraza sin complejos la maquinaria hollywoodiense, dejando para Cannes la adopción de propuestas más exóticas y traduciéndose a su vez en un impulso para su alfombra roja. La fecha en la que se celebra este certamen es otra ventaja frente al celebrado en la Croisette, apareciendo el mes de mayo demasiado pronto en el calendario. Estrenar una película con aspiraciones supone el riesgo de llegar desfondado al Dolby Theatre tras casi diez meses de promoción, por no hablar del obstáculo que supone este hecho en las agendas de estrellas que no pueden comprometerse a acompañar un filme durante tanto tiempo parando sus nuevos proyectos. En la última década, lanzar tu película en la Mostra es una garantía de éxito en la temporada de premios, con filmes como Birdman, Spotlight, La La Land o La forma del agua como más recientes ejemplos. Otro hecho a tener en cuenta, muy considerado por los expertos pese a que pueda sonar a mito, es la dureza histórica de la crítica en el festival celebrado en la Costa Azul, que no dudó en abuchear clásicos como Pulp Fiction o Taxi Driver.
Pero tiene una cuenta pendiente
De las 21 películas que compiten en la sección oficial de Venecia, la representación de aquellas dirigidas por mujeres se reduce a la mínima expresión: The Nightingale, de la australiana Jennifer Kent. Esto supone un bochornoso descenso con respecto a las tres que compitieron en Cannes y una muestra de la política de oídos sordos llevada a cabo por el certamen ante las múltiples reivindicaciones al respecto. La más sonora de ellas producida en el pasado Cannes, cuando hasta 82 profesionales con Cate Blanchett o Kristen Stewart a la cabeza, exigieron igualdad de oportunidades. El director del festival aseguró que “no podía hacer nada al respecto” y que “dejaría el cargo” antes de imponer ninguna cuota. La Asociación Europea Audiovisual de Mujeres condenó las palabras de Barbera, acusando al festival de propagar la “masculinidad tóxica”. El presidente del jurado de esta edición, el reciente ganador del Óscar Guillermo Del Toro (La forma del agua), aprovechó la rueda de prensa de presentación de la Mostra para dejar claro de qué lado está posicionado: “El objetivo está claro y debería llegar a 50/50 en 2020. Y si llega en 2019, incluso mejor. Es un problema real que tenemos en la cultura en general. Muchas de las voces deben ser escuchadas, necesitan ser escuchadas”. Pocas horas después de sus declaraciones, la revista Variety daba la exclusiva de que el festival se unía al protocolo de igualdad de género nacido en el marco de Cannes. Más vale tarde que nunca.
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