Marlon Brando y Richard Pryor: la pareja sexual de los locos años 70

«Se hubiese follado hasta un buzón de correos. James Baldwin. Richard Pryor. Marvin Gaye». La comentadísima entrevista de Vulture a Quincy Jones está dando muchísimo que hablar. Durante la charla, la leyenda de la industria musical, a sus 85 años, acusa a Michael Jacskon de robarle canciones a Donna Summer y de ser «avaricioso», de conocer los secretos de Hillary Clinton (e incluso saber quién mató a Kennedy) y de haber salido con Ivanka Trump («las piernas más bonitas que he visto en mi vida, pero el padre equivocado»). También normaliza uno rumores más sonados de Hollywood: la supuesta bisexualidad de Marlon Brando.

Durante la entrevista, el productor recuerda al actor con cariño e indica que tomaba clases de baile con él y sus músicos. «Él sí que sabía mover el culo. Era el hijo de puta más encantador que te podías encontrar. Y se hubiese follado a cualquiera, a cualquier cosa!». Las declaraciones de Jones las ha suscrito Jennifer Lee Pryor, la viuda de Richard Pryor a TMZ,  donde ha confirmado que el cómico era abierto sobre su bisexualidad con sus amigos y que se partiría de risa si hubiese podido escuchar a Jones hablando así sobre él y Brando. De hecho, la relación entre Pryor y Brando aparecerá en los diarios del cómico que la viuda publicará este año. «¡Eran los 70!! Las drogas todavía eran buenas, especialemente los quaaludes» (un depresor del sistema nervioso), ha dicho. «Si tomabas la suficiente cantidad de cocaína, te hubieses follado hasta un radiador y le hubieses mandado flores a la mañana siguiente», ha contado la viuda del cómico.

El rumor sobre la supuesta bisexualidad de Marlon Brando lleva años rondando. En 2010, la biografía del actor escrita por Darwin Porter, Brando Unzipped, apostaba por la bisexualidad del intérprete. Entre su alargada lista de conquistas (entre la que se incluía Edith Piaf), Porter aseguraba que el gran amor de su vida fue su amigo Wally Cox, fallecido en 1973 y con el que supuestamente se esparcieron sus cenizas en en Tahití. Según Porter, Cox había sido un amor de juventud de Brando, que conservó sus cenizas en una urna durante más de treinta años y dispuso que, a su muerte, se mezclaran con las suyas. Brando, que afirmó en cierta ocasión que ninguna mujer le había hecho feliz, confesó una vez que si Wally Cox hubiese sido del otro sexo, la relación habría terminado en matrimonio.