Manuela Carmena: “Me han llamado ‘vieja roja’. Y sí, ser mayor es una ventaja extraordinaria”
A esta mujer de verso libre le parece estupendo que la llamen abuela. La alcaldesa, que no se siente política, quiere seguir ilusionando a Madrid.
Manuela Carmena hoy no se ha traído el táper al ayuntamiento, pero suele hacerlo: «Cuando invito a alguien aquí, hago yo la comida. Arriba tenemos una cocina. El director de Bankia vino, y cuando llamó la secretaria para preguntarle: ‘¿Tiene alguna incompatibilidad? Va a guisar la alcaldesa’. La respuesta fue: ‘¿Cómo? ¿Qué dices?’. [ríe] La gente se queda muy sorprendida, pero para mí es natural. Guisar para otros es como un acto de cuidado. Es importante».
Llega a Cibeles en la silla de ruedas con la que se desplaza desde que se rompió el tobillo en un accidente casero cenando con Íñigo Errejón, con quien ha definido la plataforma Más Madrid, ahora totalmente independiente y separada de partidos políticos. Su jornada da comienzo a las cinco de la mañana («Madrugar no tiene mérito, porque duermo poco»). Después suele ir en metro hasta su despacho (renunció al coche oficial en 1993, cuando fue elegida decana de Madrid), pero hoy viene de un acto en la universidad: «Me encanta la fuerza de los jóvenes. En las prácticas laborales hay que decirles: ‘Decid lo que pensáis e innovad. No aceptéis las cosas que veis hechas». Esa norma podría definir el ‘estilo Carmena’, cuyas actitudes innovadoras despiertan tanta pasión y recelos. Superado el escalón interno de Ahora Madrid, con la satisfacción de la reducción de la deuda del ayuntamiento a la mitad, y el reto de Madrid Central presionando los resultados electorales de mayo afronta, con 75 años, las elecciones que decidirán si continúa en su despacho, donde se han cocinado la paralización de los desahucios, las herramientas de participación ciudadana o las estrategias de acogida a los refugiados, pero también se han vivido crisis como la de la gestión de la limpieza o el problema de la vivienda. Ahí recibe a S Moda.
¿Cómo se siente en este despacho?
Muy bien. En el de Gallardón, tan enorme, me sentía perdida. Y montamos este, que refleja la idea que yo tengo de un despacho, que debe ser más bien una mesa de acogida. No me gustaba nada recibir a las personas en sofás. Busco siempre lo circular. Así que, con las visitas, nos sentamos en una mesa. Lo suyo es poner los codos encima, sacar papeles, hacer sugerencias…
¿Ha traído objetos personales?
Algunos almohadones y la mantita del sofá para echarme una cabezadita cuando estoy cansada. Y he buscado las plantas y escogido los cuadros.
Embarcada en otra candidatura ¿se siente, por fin, política?
No. Nunca me he sentido nada política ni me siento ahora. El ayuntamiento es una tarea en la que ayudas a dirigir tu ciudad. Es un servicio público.
Pero esa es justo la labor de un político, ¿no?
El político profesional tiene una carrera. Yo no. A los 75 años no se tiene una estructura de carrera de nada. Pero es que nunca la he querido tener en la política. Cuando empezó la democracia, me pidieron ser secretaria general del Ministerio de Interior del primer Gobierno de Felipe González y dije que no, que no me interesaba la política como carrera.
¿Qué le interesaba?
Yo quería ser jurista. Y cuando, con 66 años, creí que había cumplido un ciclo, creé una pequeña empresa social, Zapatelas (que vendía ropa infantil elaborada por presas). Veo ser alcaldesa como entiendo que debe ser la política: un episodio en la vida profesional. Cuando una persona ejerce un cargo se debe a los que le han votado, no al partido. Y eso sucede cuando la política no es una profesión, sino un servicio.
¿Le han llevado a presentarse a esta candidatura motivos diferentes a los de la primera?
El primero, que me equivoqué. Cuatro años es poco tiempo para que puedan consumarse los cambios necesarios. Y luego, que entendimos que habíamos formado un equipo y la manera de finalizar los proyectos era que continuáramos corrigiendo los errores de equipo que tuvimos.
¿Qué insuficiencias tiene Ahora Madrid que no quiere que se repitan en Más Madrid?
En Ahora Madrid entraron varias candidaturas que no tenían muchos elementos en común. Había grupos que no aceptaban el compromiso con las instituciones y eso generó problemas desde un primer momento.
¿No considera que el movimiento de Errejón debía haber estado más consensuado con sus compañeros de partido?
No. Yo pequé de ingenua. Me hacía ilusión crear una plataforma en la que todas las personas que vengan como concejales sepan que van a tener que realizar un trabajo concreto. Cualquier persona puede estar en cualquier grupo o partido y, a su vez, formar parte de Más Madrid. Nunca pensé que se entendería como una agresión o traición. Eso indica que no fui realista… o que conozco mal el mundo de la política y los partidos.
De todas las polémicas que ha vivido como alcaldesa, ¿cuál es la que le ha quitado más el sueño?
Lo que más difícil me ha resultado ha sido ver que dentro del equipo había un sector que cuestionaba la idea que yo tengo de lo que son las instituciones.
¿Y de las críticas que han despertado sus medidas en la calle?
Las polémicas no me asustan. Primero, creo que en todas las políticas, lo importante es evaluarlas. Hay que aceptar la equivocación porque nos ayuda a mejorar. Así como en la empresa privada o las investigaciones científicas el error ayuda a acercarnos a la verdad, en lo social también. Con Madrid Central, por ejemplo, yo he dicho: lo ponemos en marcha, pero vemos qué hay que corregir.
Es uno de sus dogmas: convencer en lugar de normar.
Totalmente. A mí me ha encantado una pequeña experiencia que hemos hecho. A todas las personas que multamos por hacer pis o tirar basura en la calle, les hemos dado la oportunidad de cambiar la multa por un proceso de reflexión. Es la manera de convencerles. Ya han pasado por ese programa 800 personas. Me ha preocupado muchísimo que más de la mitad de esas 800 personas son universitarios. Pero ¿cómo es posible que los universitarios no sepan que no se puede hacer pis en la calle?… Y para la próxima legislatura queremos cambiar todas las disposiciones sancionadoras para que, cada vez que el ayuntamiento ponga una multa, salvo en tema tributario que no depende de nosotros, dar una alternativa. Cambiarla por un proceso de trabajo de la colectividad. Es lo bonito de la política municipal.
Tanto Ada Colau como usted hacen política de izquierda desde el ayuntamiento. ¿Qué objetivos comunes las unen?
El gran reto de la izquierda hoy es la lucha contra la desigualdad. En los barrios vulnerables hay una gran diferencia de renta y de educación. Nosotros nos hemos volcado en hacer escuelas infantiles de la mejor calidad y gratis. Que cualquier bebé tenga la posibilidad de tener la mejor educación es la base de la igualdad.
Una vez en el poder, ¿el sexo define el modo de trabajar?
Si tú asumes el sexo como una particularidad, sí. Las mujeres estamos mucho más preparadas para no utilizar la fuerza y sí la inteligencia. Es necesaria la fuerza moral, la del ejemplo, la de la convicción. Si renuncias a ella te haces experta en convencer.
¿Ha tomado decisiones distintas por el hecho de ser mujer?
Sí. Sobre todo las tomas de una manera diferente. Estrechando las manos de la persona a la que le dices algo que no le gusta. Mirándole a la cara. O compartiendo una mesa del mismo nivel. Es otra manera de ejercer la autoridad. Yo, cuando he sido juez, he mandado a personas a la cárcel, pero he intentado explicarles por qué lo hacía.
¿Y ha sufrido edadismo [discriminación por ser mayor]?
Claro. Por contarte una de las veces, el PP me montó aquí una manifestación y mucha gente empezó a decirme: «¡Vieja! ¡Vieja, roja!» Yo les di las gracias por venir y les dije que quizá no se habían expresado con la urbanidad necesaria, pero que tenían razón, que soy una persona mayor, y que eso era una ventaja extraordinaria.
¿No le molesta que la llamen abuela?
Me parece estupendo. Implica tener en tu mochila experiencias para poner al servicio de los demás. Hace una semana estuve con el Papa y me dijo que le había explicado a los jóvenes que debían llevar adelante los sueños de los mayores. Yo le dije: «No sé si los mayores tenemos sueños, santidad, pero creo que tenemos muchas experiencias y debemos ofrecérselas a los jóvenes». Es un beneficio infinito que mujeres con experiencia estén en cargos de poder. También le dije que había que humanizar la política y que por qué no convocaba a los políticos para hablarles de esto.
Ant\u00e1rtica\n","caption":"En casa, el \u2018efecto Carmena\u2019 se ha normalizado: \u00abCuando empez\u00f3 todo, mi nieta estaba feliz. Creo que lleg\u00f3 al colegio diciendo que no pusieran m\u00e1s br\u00f3coli, que lo iba a prohibir su abuela [r\u00ede]. Pero vio que mi influencia no val\u00eda mucho y, encima, cada vez que pase\u00e1bamos, era molesto. As\u00ed que ya me ha dicho varias veces: \u2018Manuela, yo ya no quiero ser famosa como t\u00fa\u2019 [r\u00ede]\u00bb.","title":"manuela carmena2"}
El diálogo político se ha convertido en algo soez enormemente agresivo que imposibilita que haya sentido común. Imagínate si alguien llegara a tu trabajo y te dijera: eres una torturadora y una falsa. La humanidad no puede vivir insultándose. ¿Por qué lo permitimos en política? Es sorpresivo.
Y luego están las redes sociales que lo magnifican todo.
Con las redes uno se puede blindar no dándole importancia. A mí me duele muchísimo que me llamen mentirosa en un debate porque no lo soy. Esto hace que cada vez sea más difícil que personas honradas y honestas entren en política. Lo curioso es que cuando tienes cerca a esas personas que te insultan, casi te piden disculpas y te dicen que eres estupenda y que no te lo tomes a mal. Eso es terrible, porque es como una mafia que te dice: «Es la política». Se intoxica a la sociedad y no lo podemos tolerar. Debatir si uno es un traidor, un felón o no es patriota es absurdo. Vayamos a lo que importa.
¿Qué le diría a una mujer, votante de Vox, que apoya el rechazo a la ley de protección de las mujeres, acusa al feminismo de alentar las denuncias falsas y pide revisar la ley del aborto?
Que reflexionen hasta qué punto la política que está propiciando ese partido está en contra, de verdad, de defender la vida y la integridad de las mujeres. Que busquen los datos. Espero que estas ideas no tengan capacidad de incidir en las políticas públicas porque es un retroceso extraordinario. Cuando se tapona la sociedad se produce lo que yo llamo cardenales sociales. Todo se retrasa y es difícil: toca empezar de nuevo.
En su día usted ya afirmó que la sentencia del juicio de La Manada no respondía a la exigencia de justicia de las mujeres y que esperaba que fuera revocada. Vivido otro 8 de marzo más en la calle, ¿cree que los acusados deberían estar en prisión?
La prisión provisional debe ser empleada siempre con mucha cautela y hay que analizarlo a fondo. Ellos ya han tenido dos procedimientos. En ese caso, yo creo que sí. Pero soy respetuosa con los magistrados que tienen que decidir porque yo puedo saber de este caso lo que están publicando los periódicos.
¿Cómo se puede proteger a la mujer de la cultura de la agresión sexual? ¿Es prioritario que las niñas aprendan a protegerse?
Para mí es esencial que se lleven a cabo políticas educativas, sistemáticas, en las que se aborde el tema de la sexualidad desde el punto de vista biológico y sentimental. Hay que enseñar a las niñas a no dejarse llevar por el miedo, pero sí por la prudencia. Me refiero a educarlas para que sean muy conscientes de cómo manejar su sexualidad. Que sepan tener una actitud protagonista.
Se reunió con el Papa para tratar el tema de los refugiados. ¿Qué medidas se pondrán en marcha en este sentido?
Desgraciadamente, el ayuntamiento no tiene competencias para ser un organismo de recepción de inmigrantes. Pero sin tener competencia, tenemos lo que yo llamo la gran incumbencia, y debemos ser una alternativa para la emergencia. No queremos dejar a nadie en la calle. Así que no pararemos de abrir alternativas.
Ha aceptado que le hagamos estilismo para la foto. Muchas políticas temen que se juzgue su imagen.
Creo que eso indica una inseguridad. Cuando yo era joven escribí un artículo sobre las revistas femeninas en Cuadernos para el diálogo. Decía que eran importantísimas. Y lo sigo pensando, porque transmiten una serie de valores que tienen que ver con la sensibilidad y la estética, que ayudan a que la sociedad sea tolerante y abierta. La estética ha estado siempre unida a la ética. Pero en la moda pasa como en la gastronomía. Mucha gente te dice que es una cosa de pijos, y no es verdad. Nada que tenga que ver con la cultura, con la estética, es patrimonio de nadie.
Esta es la última entrevista de nuestra compañera Mar Moreno.
In Memoriam Mar Moreno – Texto de Manuela Carmena, Alcaldesa de Madrid
Muchas veces las entrevistas periodísticas me resultan extraordinariamente agradables. Bueno, otras veces no tanto. Por eso quizá me llamó mucho la atención la entrevista que me hizo Mar Moreno. Desde un primer momento, Mar me pareció una mujer absolutamente encantadora.
Lo pasamos muy bien durante la entrevista. Lo pasamos bien desde el primer momento: desde que todo el equipo de S Moda llegó al Ayuntamiento para preparar todo. Y después Mar me llamó y yo le llamé a ella en varias ocasiones y constaté que era una mujer cautivadora.
Quedé impactada cuando me enteré de su muerte repentina. Y la verdad es que aún sigo afectada por ello, pese a que ya han transcurrido unos días. Es terrible que se nos vayan en plena juventud personas tan fantásticas como Mar, una periodista tan sagaz, tan meticulosa, tan inteligente… Desde aquí quiero hacer patente mi admiración por ella y que sirvan esas líneas como recuerdo emocionado hacia ella.
Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid
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