De Greta Fernández a Blanca Miró: Mango reúne a los amigos de la marca para presentar su nuevo corto
Actrices, influencers internacionales y prensa viajaron hasta L’Empordà gironés para asistir al estreno de ‘A Mediterranean dream’, una pieza de la aclamada realizadora Diana Kunst que captura los valores de la marca a través de un verano idílico y perpetuo.
“El Mediterráneo no es un lugar en el mundo, es un lugar mental”. Esta frase en off inaugura el cortometraje que Diana Kunst, realizadora madrileña al frente de algunos de los videoclips de Madonna o Rosalía, ha dirigido para Mango. La marca congregó a un buen número de celebridades, influencers y prensa en un evento de presentación en el Palau de Casavells, una antigua masía del siglo XIV sita en el Baix Empordà gironés que a día de hoy alberga exposiciones de arte. No hubiera estado de más haber tenido presente ese mantra (“el Mediterráneo es un estado mental”) unas horas antes, cuando las lluvias torrenciales provocadas por la dana amenazaban con poner en jaque la primera gran cita presencial de la marca de moda tras el inicio de la crisis sanitaria.
Pero como en uno de los fotogramas capturados por Kunst, la luz mediterránea se abrió paso a mitad de la tarde permitiendo a los vecinos del pueblo de Casavells contemplar el desembarco en su pequeña localidad de actrices como Rossy de Palma, Hiba Abouk o Greta Fernández. También andaban por allí amigas influencers de la marca –eso que ellos aglutinan bajo el hashtag #MangoGirls– que probablemente a muchos de los curiosos les costaría más reconocer. Sofía Sánchez de Betak, Linda Tol o Erika Boldrin volaron hasta Girona para ver –en pantalla grande, en un improvisado cine de verano– el estreno de A Mediterranean Dream, así como las novedades que Mango presenta de cara al inminente otoño. Y, por supuesto, tampoco faltaron nombres de la influencia digital nacional cercanos a la firma: Gala González, Blanca Miró, Nuria Val o Marc Forné.
Tras el visionado del corto y el aplauso prolongado de los allí presentes, Diana Kunst apeló al “amor, la cercanía y la confianza” como valores “más necesarios que nunca después de este año tan duro, y a la vez tan luminoso, en el que nos hemos dado cuenta de muchísimas prioridades que habíamos olvidado”. Los mismos –la familia, la artesanía, la gastronomía, la música o el arte– que ha plasmado en los cinco minutos de duración de la pieza a través de un recorrido por los rincones más cinematográficos del litoral peninsular, griego e italiano, y que también son definitorios de la filosofía Mango. “Espero que esta pieza, hecha con mucho amor, nos recuerde todo eso, que tenemos que tener más presente en el día a día. Slow down, vamos a disfrutar de cada momento, a volver a un ritmo más pausado. De eso va A Mediterranean Dream, de valorar esos momentos que a veces pasamos por alto por ir tan rápido”.
Minutos antes de una proyección que sirvió de postre a una cena desplegada en mitad de un prado, los allí presentes pudieron asomarse a algunas de las novedades de las colecciones otoño-invierno de todas las divisiones de la marca. Los verdes, crudos y tonos neutros de los chalecos y bolsos acolchados, de los pantalones cómodos y de las chaquetas de borreguito se mimetizaban con un entorno campestre y parecían la traducción invernal de las escenas ideadas por Kunst. La propia naturaleza del evento los recreaba: comunidad (la de Mango, allí presente), música (la cantante Gabriela Richardson amenizó la velada) y artesanía. Mientras la ceramista Caterina Roma moldeaba sus piezas en directo en una de las salas del Palau de Casavells, el artesano Daniel Iglesias, de la cestería Calcabasset, trenzaba sus delicadas cestas rodeado por algunos de los capazos de la colección de Mango, también hechos a mano.
Así el evento sirvió como una perfecta transición entre el final del verano y el inicio del otoño. Y a pesar de que en las perchas de las tiendas de Mango ya cuelguen chaquetas guateadas, monos denim y camisas de cuello babydoll o de que las lluvias intensas regresaran al día siguiente, cuando los invitados abandonaban el idílico entorno de l’Empordà, vale la pena recordar que el Mediterráneo no son solo días de sol, sino una forma de entender la vida impermeable a cualquier nubarrón climático o emocional.
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