‘Love’: el sexo en 3D que escandaliza a Cannes
Gaspar Noé se pone melodrámatico con relaciones explícitas a tres bandas y certifica el idilio del festival con las películas polémicas.
Love estaba programada para el escándalo y ha cumplido con su cometido. La nueva película de Gaspar Noé, el cineasta franco-argentino que dirigió títulos como Irreversible y Enter the void, ya se ha convertido en una de las cintas que pasan a la historia del festival. La expectación, construida a través de una inteligente campaña de marketing, era máxima. Lo que explica que las colas hayan sido kilométricas en la Croisette: hasta tres horas de espera, con masas de espectadores frustrados quedándose fuera. Su forma explícita y (supuestamente) realista de retratar el sexo no ha enfriado a los compradores, sino más bien lo contrario. La productora Wild Bunch anunció ayer haberla vendido a 36 mercados en todo el mundo, incluido Estados Unidos, donde la distribuidora Alchemy aspira a estrenarla en su versión íntegra, pese a someterse a la calificación NC-17, veneno asegurado para la taquilla, que ya recibieron títulos como Teniente corrupto, Showgirls, La mala educación, Shame o Deseo, peligro.
El primer plano de la película anuncia emociones fuertes: el pene erecto del protagonista, un expatriado estadounidense en París, eyacula en dirección al espectador (para más inri, en tres dimensiones). Le sucederán varios planos secuencia de varios minutos, esparcidos en dos horas y cuarto, que aspiran a reproducir con fidelidad la verdadera naturaleza del coito heterosexual. Sus protagonistas, encarnados por tres actores jóvenes, esbeltos y no profesionales (Karl Glusman, Aomi Muyock y Klara Kristin), se aparean repetidamente en modalidades distintas –en pareja, en trío, en grupo– antes de pasar a la introspección psicológica, a reflexionar sobre la frustración que implica la vida familiar o meditar sobre el significado oculto de la existencia.
Wild Bunch
Su director se explicó ayer ante los medios sobre la voluntad que encierra su película: romper definitivamente un tabú que impera en el cine desde su propia invención. “Tengo amigos a quienes les gusta el dinero, a otros les gusta la cocaína y otros prefieren el cine. Lo que todos tienen en común es que a todo el mundo le gusta practicar sexo”, explicó Noé. “¿Por qué está tan mal representado en el cine? Tiene que ver con presiones de tipo comercial y legal”, añadió el director. Ante quienes le reclamaban explicaciones sobre el carácter explícito de algunas escenas, Noé respondió: “He hecho una película sobre el amor, no sobre la banca suiza ni la Cienciología”.
El director artístico del certamen, Thierry Frémaux, también defendió Love de los ataques. “Noé ha hecho una película que algunos aman y otros odian. La literatura y la pintura visitan la cuestión de la representación del cuerpo, del sexo y el amor físico, pero muy pocos directores han hecho algo así en los 120 años de historia del cine”, explicó para justificar su inclusión en el programa del festival, donde ha sido proyectada fuera de competición.
Wild Bunch
Love marca un nuevo capítulo en la larga historia de amor entre el festival y las películas diseñadas para el escándalo. En casi cada edición, una película aparece en el programa oficial para sembrar el pánico entre los acreditados. De hecho, la película ha sido producida por el todopoderoso Vincent Maraval, que también se encargó de hacer posible La vida de Adèle, ganadora de la Palma de Oro en 2013. En la edición del año pasado, Maraval se marcó otro tanto con Welcome to New York, inspirada en las andanzas de Dominique Strauss-Kahn en el Sofitel neoyorquino. En el pasado, otras películas levantaron escándalos parecidos, como Crash, Fóllame, la misma Irreversible o The Brown Bunny, con su legendaria escena de felación hacia el final de la película, que casi termina con la carrera de Chloë Sevigny. El fallecido Roger Ebert, mascarón de proa de la crítica estadounidense, la llamó “la peor película en la historia de Cannes”. Su director, Vincent Gallo, le respondió llamándole “cerdo gordo con físico de comerciante de esclavos”.
De momento, la crítica ha reaccionado a la película con un entusiasmo bastante moderado. Peter Bradshaw, insigne crítico de The Guardian, ha afirmado que “se nota mucho que un hombre heterosexual ha dirigido la película”, subrayando también “su énfasis con los condones” y lo modoso que se vuelve el protagonista masculino en la escena en que se acuesta con un transexual. Pero el crítico también la define como “una película que enseña el sexo de verdad, esa cosa que se usa para hacer bebés”, en lugar de adherirse a “la sensualidad tímida y el glamour” que reina en la mayor parte del cine comercial. Para Indiewire, se nota que la película fue terminada en el último momento. “Parece una versión fragmentada de una película más interesante”, afirmó su crítico, Eric Kohn, que añadió que le falta “sustancia” y dijo que está “a medio terminar” y “mal escrita”. Por su parte, la revista francesa Les Inrockuptibles hablaba ayer de “escándalo programado”, elogiando más “su hábil campaña de marketing” que las propias cualidades de Love, calificada de “rígida” y “aterrada” ante cualquier indicio de alteridad al modelo heterosexual.
Wild Bunch
Gaspar Noé, segundo por la izquierda, con su trío protagonista: Aomi Muyock, Klara Kristin y Karl Glusman
Getty
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