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Los bailes de fechas siguen enfrentando a las semanas de la moda

A menos de dos meses del circuito de pasarelas aún no hay un calendario concreto.

milanmodados
Getty Images

Aunque parecía que la recesión o las nuevas tecnologías iban a colocar en su segundo plano los calendarios de circuitos internacionales, a la proliferación de Semanas de la Moda locales -Tel Aviv, Jakarta, Moscú, Medellín, Karachi…incluso Zambia, uno de los países más pobres de África tiene Fashion Week– se suma ahora la eterna discrepancia entre Milán y Nueva York. Los problemas de agenda entre estas dos ciudades derivan de una maniobra operada por Anna Wintour, en 2010, que provocó la reducción de 88 desfiles pensados para ser repartidos en 70 horas y seis días, a cuatro jornadas. Todo por los gajes de unas Semanas de la Moda concentradas en poco más de un mes y cuyas maratonianas jornadas llegan a programar más de doce presentaciones por día: así, normal que las modelos no lleguen y las editoras se planten.

De aquí parecen provenir las actuales desavenencias entre la Camera Nazionale della Moda Italiana y el CFDA, ambas instituciones llevan enzarzadas en una lucha desde principios de septiembre cuando, al presentarse las fechas oficiales, Milán movió su Semana de la Moda y se solapó con Nueva York tras cambiar ésta última sus tiempos, sin previo aviso, a causa del Día del Trabajo. Después de consultarlo con Londres -ya que su Semana de la Moda viene justo después- los responsables del CFDA decidieron dar su brazo a torcer y rectificar pero los italianos siguen sin estar contentos y acaban de actualizar su lista de pliegos en este litigio. Por tradición (léase el peso de las firmas que aglutinan), Milán y París tienen los anuarios más inamovibles; Nueva York suele alterar temporada tras temporada el orden sus desfiles y Londres es el pez pequeño y más denostado que con lo que le dejan se apaña. Madrid ni siquiera sale en el mapa

El problema, de todos modos, no reside solamente en el desgaste que provoca a todos los niveles -despliegue de medios y económica- esta condensación. Otra preocupación radica en los márgenes de tiempo con los que cuentan las firmas para producir las colecciones que enseñan: en septiembre nadie quiere adelantar demasiado el almanaque porque las fábricas cierran en verano. A la larga, la solución pasará seguramente por crear una pasarela única pero, de momento, puede más todo lo que significan estos eventos (patrocinadores, publicidad y oportunidad de negocio) para las ciudades que los albergan.

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