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El truco de maquillador para lograr el ansiado ‘efecto buena cara’ con un poco de colorete

No hay nada como un toque de brocha para levantar un rostro apagado. Pero hay que saber cómo aplicarlo bien.

colorete
Imaxtree

Es cierto: el colorete no goza del icónico estatus del rojo de labios ni de la máscara de pestañas y, sin embargo, si algo distingue el neceser de una española del de una parisina es que en el nuestro nunca faltarían unos polvos de sol. En estas latitudes parecemos tener clara la importancia del rubor: no hay nada que levante el rostro más apagado como un toque de brocha. Es por ello que nombres como Orgasm de NARS o Terracotta de Guerlain están entre los cosméticos más vendidos en nuestro país.

El consenso es unánime (nadie negará que el colorete tiene ‘efecto buena cara’ inmediato), pero elegir el adecuado no está exento de cierta complejidad: acertar con el tono que más favorece es tan importante como dominar su técnica de aplicación. Lo dicen los maquilladores: el objetivo es verse rejuvenecida, descansada y naturalmente ruborizada. Lo que hay que evitar: el exceso de pigmentación y el efecto máscara.

Paso 1: saber qué colorete quieres

“No es lo mismo un colorete para subirte el tono, que uno para verte con más luz en el rostro. Si quieres verte más bronceada, entonces lo que estás buscando son unos polvos de sol con matices dorados y marrones: para acertar con el color, elige siempre una tonalidad más intensa que tu piel, no más. Si el efecto deseado es el de una piel más jugosa, entonces lo ideal son los coloretes en crema y en tonos rosados, ácidos y amelocotonados”, recomienda Ana Pajares, maquilladora profesional en revistas de moda y programas de televisión.

Nunca lo probarás en la mano

De la misma manera que jamás habría que frotarse los labios después de aplicar un labial (y todas lo hacemos), uno de los gestos más habituales a la hora de escoger un colorete es el de probarlo en el dorso de la mano. Error.

“Un buen truco es probarlo en el sitio exacto donde después lo vayamos a utilizar, es decir, en el rostro. No tenemos la misma pigmentación en las manos y en la cara, y solo así darás con el tono que deseas”, añade Pajares.

¿Mismo colorete en invierno y verano?

En términos generales, sí. Tanto en las pieles claras como en las más oscuras, el mismo tono de colorete funciona igual de bien en verano y en invierno. La clave está en la base del maquillaje: siempre debe ser del tono exacto de la piel, nunca por encima ni por debajo, con lo que esta sí debería cambiar en función de si se está más o menos bronceada.

¿Y qué hay del efecto máscara?

Es habitual: al maquillarnos tendemos a acercar el rostro al espejo y a centrar toda nuestra atención de mentón a frente. Por eso es muy habitual ver a una mujer perfectamente maquillada cuyo cuello parece no corresponder con la cara. Es lo que los profesionales llaman el efecto máscara y responde a un error común: “El problema es que hay muchas mujeres que se aplican un tono erróneo (normalmente más intenso que el suyo natural, o con una pigmentación más anaranjada) y excesivo producto. Si elegimos el color que corresponde a cada una (es decir, el mismo de tu fototipo natural) y aplicamos la cantidad justa, conseguiremos la misma textura en rostro y cuello”.

La técnica de los profesionales para una buena cara

Todos los maquilladores coinciden en que el primer paso para un maquillaje bonito es una hidratación previa de la piel. Después aplican, en este orden, la base del maquillaje, el corrector, unos polvos fijadores y en último lugar, el colorete.

“Siempre se aplica en la zona del pómulo, en diagonal hacia la sien, exagerando el gesto hacia arriba, casi hasta el iluminador, como para levantar el rostro”, explica Pajares. “Y un truco: un profesional nunca lo aplicaría demasiado cerca de las aletas de la nariz, para no potenciar un aspecto cansado. Si estamos utilizando polvos de sol resulta muy favorecedor dar unos toques en la zona de las sienes. Si se trata de una textura en crema, líquida o en mousse, podemos aplicar un poco de producto en los párpados y ganaremos un efecto de mirada descansada”, revela.

Brochas: mejor sintéticas

Aunque las brochas naturales son muy valoradas, lo cierto es que las de pelo sintético resultan más fáciles de mantener. “Para utilizar los polvos de sol, mi recomendación es apostar por una brocha de tamaño medio, con una punta alargada y redondeada, en forma de pincel. Para aplicar las texturas cremosas, sin embargo, funcionan muy bien brochas pequeñas como las de Zoeva (a la venta en Sephora) y las esponjas beauty blender como las de My Kit Co, la marca de los maquilladores profesionales James Molloy y Alex Thompson”, termina Pajares.

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