Life Ball, la fiesta que lucha contra el SIDA
El 31 de mayo se celebró uno de los eventos benéficos más importantes en la recaudación de fondos para la investigación de esta enfermedad.
Con la gala Life Ball, la ciudad de Viena, conocida mundialmente por su imagen clásica y conservadora, saca a relucir cada año otro rostro muy diferente: atrevido, transgresor y también solidario. Esta cita, que tiene lugar en el mismo Ayuntamiento de la capital, es uno de los mayores eventos benéficos del mundo dedicado a la lucha contra el sida. Desde sus inicios en 1993, la fiesta, fundada y organizada hasta hoy por el activista Gery Keszler, ha logrado recaudar más de 20 millones de euros, destinados a respaldar proyectos de prevención y a financiar la investigación del sida. Por otro lado, y no menos importante, contribuye también de forma lúdica a combatir los prejuicios y a celebrar la diversidad.
Este año, la modelo trans Carmen Carrera ha revolucionado, aún más si cabe, este evento que tuvo lugar el pasado 31 de mayo. El fotógrafo David LaChapelle la inmortalizó desnuda en el cartel promocional, inspirado en la estética de El Bosco, bajo el título Yo soy Adán. Yo soy Eva. Yo soy yo. «Hace tiempo que se ha vuelto difusa la línea divisoria entre los géneros, cada persona es única en su manera», dijo LaChapelle. Carrera coincide: «El género no debería jugar un rol ni en tu corazón ni en la forma en que manifiestas tu personalidad. Mi mensaje es: la belleza no tiene género. Es belleza».
El cartel del evento ha levantado ampollas entre los partidos y plataformas conservadores, que pidieron su retirada.
David Lachapelle.
No todos los austriacos parecen compartir esta filosofía. El Partido Liberal (FPÖ) del derechista Karlheinz Strache, que cada año se opone a la subvención de 800.000 euros que el municipio destina a esta cita, presentó una denuncia contra el cartel trans, argumentando que «sobrepasa los límites del buen gusto y del derecho penal» (basándose en las leyes del país contra la pornografía). Los políticos Anneliese Kitzmüller y Detlef Wimmer exigieron la retirada del afiche que, según sus palabras, supone «una amenaza para la decencia y una confusión para la orientación sexual». También la plataforma conservadora CitizenGo, con sede en España, escribió en su web: «Esos anuncios agresivos se ponen delante de las narices de la gente. Las emociones más íntimas de los niños, jóvenes y adultos se violan masivamente. ¿Dónde está la protección del menor o la del orden público?».
En los días que precedieron al baile, la polémica fue en aumento. El abogado representante de la institución municipal de Viena encargada de asesoría legal para derechos del menor, Anton Schmid, declaró en un comunicado que la de Carmen Carrera no es una imagen pornográfica y que no amenaza a la sensibilidad infantil ni puede suponer un trauma. «Si acaso, puede llevar a alguna confusión que los padres tendrán que aclarar a sus hijos, al igual que la imagen de Conchita Wurst, que presenta a una mujer con barba».
Ricky Martin.
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La última ‘reina’. Precisamente, otra de las grandes protagonistas de la velada fue Conchita Wurst. Como si de una premonición se tratase, este personaje artístico, creado por el cantante Thomas Neuwirth, conquistó el pasado 10 de mayo el Festival de Eurovisión en Copenhague. Austria se alzaba así con una victoria que no conseguía desde 1966. Y los austriacos, eufóricos, la han convertido en un ídolo, que no podía faltar en el Life Ball.
A esta gala asisten cada año más de 3.000 personas, entre ellas muchas drag queens que elaboran barrocos disfraces inspirados en el tema que se propone. La edición de 2014 ha sido especialmente jovial y florida: El jardín de las delicias. Hasta allí se acercaron otros invitados ilustres, como el expresidente de Estados Unidos, Bill Clinton, comprometido con la lucha contra el sida mediante su asociación Clinton Health Access Initiative. Es uno de los habituales del evento. También acudió la directora de Vogue Italia, L’Uomo Vogue y embajadora de Buena Voluntad de Naciones Unidas para Fashion 4 Development, Franca Sozzani, quien supervisó un desfile de esmóquines de grandes firmas. No fue la única representante del mundo de la moda: estuvieron presentes los diseñadores Jean Paul Gaultier y Vivienne Westwood, otra de las grandes comprometidas, año tras año, con esta cita benéfica.
El diseñador Jean Paul Gaultier y la cantante Conchita Wurst.
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Sobre la gigantesca alfombra roja en forma de lazo se vio desfilar además a Courtney Love, Marcia Cross, Billy Zane, Leona Lewis o Ricky Martin (nombrados, estos últimos, la mujer y el hombre vivos más sexies). Previo a la fiesta, las diferentes celebridades tuvieron la oportunidad de acudir a una cena de gala en el antiguo palacio imperial de Viena. El precio por cubierto ascendía a 2.500 euros. En total se reunieron 800.000 euros, monto que incluye la recaudación de una subasta en la que los asistentes pujaron por un collar de la firma Chopard y un Audi S-1 decorado por David LaChapelle, entre otros muchos objetos.
En su primera edición, hace 22 años, la organización del Life Ball consiguió 70.000 euros. El año pasado, 2,4 millones de euros, que fueron destinados a proyectos en África, el Caribe, Rusia y Ucrania. En 2014 se espera un nuevo récord (al cierre de esta edición aún no hay una cifra oficial), y más ahora que Viena se ha convertido en la capital cultural del año para viajeros homosexuales, según la red GayCities, que publica cada año una lista de los destinos favoritos de la comunidad gay y lésbica. Le siguen en el ranking Austin, Seattle, Bangkok, Estocolmo y Melbourne.
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La transexual Amanda Lepore.
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Gery Keszler, organizador del evento, y Bill Clinton.
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La soprano Anna Netrebko.
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