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Las ‘Conchitas’ españolas

El transformismo barbudo triunfa en España desde hace una década. Y aunque sus miembros están orgullosos de Wurst, la nueva líder eurovisiva, reivindican su denominación de origen.

Las ‘Conchitas’ españolas
Pablo Zamora

Frente a sus televisores, 195 millones de espectadores vieron cómo Conchita Wurst ganaba Eurovisión y se convertía en un fenómeno. «Fue un homenaje a todas nosotras. Aunque subirse así al escenario no es nuevo, yo lo hago desde 2005, es decir, el 9 a. C. (antes de Conchita)», comenta Feldene, la corista pelirroja que conquistó el mundo de 2005 a 2011 en compañía de La Terremoto de Alcorcón y Flesh, su compañera vedette. «Ella era como yo, una dama con problemas hormonales», continúa mientras borra los últimos rasgos de José Luis Huertas, el productor del espectáculo El Intérprete, protagonizado por Asier Etxeandía.

A mediados de la década pasada estos transformistas llegaron como cambio generacional a las drag queens. «Somos más naturales que aquéllas. Algunas iban calvas, y con una ropa… Nosotras gustamos más», cuenta Feldene. «Hay que recordar que mujeres barbudas, como las que estamos aquí reunidas, han existido siempre. Solamente hay que revisar la historia del circo del siglo XIX. Eran hombres o mujeres portuguesas, que también han existido siempre», comenta Trabestia, quien surgió en el 7 a. C., cuando Alberto Hernández se puso por primera vez una peluca.

Los primeros años del nuevo milenio fueron suyos, gracias a giras de festivales mensuales como A los huevos tuyos –que nació en la sala Apolo de Barcelona– y En plan travesti –surgido en la antigua Sala Arena de Madrid–. Este último tuvo entre su equipo al diseñador Senyor Pablo, entonces caracterizado como Glenda Galore, y al director de cine Juan Flahn, quien ahora compone junto con Jette Mansfield el dúo de dj Las Juanettes.

Thomas Neuwirth o Conchita Wurst. el nombre artístico es un homenaje a su abuela colombiana

Cordon Press

«Parece que ahora la gente necesita que salgamos del armario para explicar nuestro look, cuando simplemente es una seña de identidad», aclara Mansfield. «Montarnos [como llaman al proceso de caracterización] es liberador, además de rentable. Eso hace que nunca colguemos la peluca. Porque el transformismo en este país se cobra en negro. Todas nosotras (o casi todas) somos economía sumergida», confiesa mientras señala a sus compañeros, aunque lo que no desvela es su identidad masculina. «No me parece relevante, como tampoco mi edad, mi peso o el nombre de mi cirujano». No es el caso del videoartista Álex de la Croix, quien tradujo su nombre (Alejandro de la Cruz) y quien tampoco se monta, porque viste así a diario. «Yo llevo el género de la estética a otro nivel. No soy ni un chico ni una chica, soy mi propia Barbie», confiesa. 

Como aves Fénix. Regresaron con fuerza en 2012, tras unos años retirados o con apariciones en eventos underground, en las fiestas dominicales ¡Que trabaje Rita!, promovidas por las Gloo Gloo Girls. Este evento, que ya cuenta con ediciones en Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y Maspalomas, se incluyó en un crucero que pasó por Niza, Mónaco y Florencia. En ese grupo, dos de sus integrantes tenían barba; una la llevaba natural, Venedita Von Däsh, y otra de cristal, Sansano. Esta última fascinó a Riccardo Tisci, a quien conoció en una de sus fiestas a principios del año pasado. Poco después, en su colección primavera-verano 2014 , el diseñador mostró a las modelos con la cara cubierta de lentejuelas. «No sé si me copió, aunque en realidad nadie copia a nadie. Yo me inspiré en Björk. Todos tomamos referencias que encontramos y las llevamos a nuestro terreno». Durante nuestra sesión de fotos en la calle, a Venedita la felicitan por ganar Eurovisión. «Yo a esa señora no la conozco», responde. «Ni comparto su punto de dramatismo. En el mío solamente hay diversión y divineo».

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