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La vida y la muerte de una tendencia

Su vigencia puede ser efímera (menos de un año) o longeva (cinco). Lejos quedan los tiempos en los que los diseñadores dictaban sentencia. Ahora es la calle, a través de internet, la que crea y destruye.

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Giovanni Giannoni / WWD

La calle dicta tendencias, aunque internet ha cambiado la manera de captarlas. Los coolhunters ya no han de ir cámara en mano por los núcleos generadores de tendencia de Tokio como Shibuya o Harajuku. Los tienen a través de webs como ésta. Las agencias de análisis de tendencias tienen que ser capaces de ver lo que marca esa avanzadilla del street style y comunicarlo a la industria. Entonces la maquinaria se pondrá en marcha. No se engañen, nada es al azar. De hecho, en este momento ya se sabe qué color llevaremos dentro de uno o dos años y hasta se puede consultar en Pantone. Esa tendencia primero la llevarán creadores de tendencias y blogueros. Uno o dos años después de que todo empezara, podremos verla en los escaparates y en la calle. Y luego morirá.

“Una tendencia muere cuando deja de ser novedosa y pasa a estar en todas partes, cuando deja de ser utilizada por una minoría de trendsetters y es adoptada por la gran mayoría o mainstream”, explica Anna María López López, especialista en diseño y tendencias, y autora del libro Coolhunting digital.

La llegada al gran público marca su muerte. Esto, que parece una contradicción, tiene su lógica. El flúor es una de las tendencias más importantes del momento. Ha llegado al último sector de los consumidores. Pero los que quieren estar a la última, huirán de ella a la hora de vestirse. Porque, si ya lo lleva todo el mundo, ya no es moderno.

Hay micro tendencias que pueden ser muy fuertes pero absolutamente pasajeras y morir en un año, o incluso mucho menos. “Las tendencias que tienen mucho éxito mueren rápido. Se abaratan, nos cansamos de ellas, tanto los diseñadores como el público, y la calle las termina matando. Suele pasar con las que son muy poderosas, como el damero, con estampados fuertes o muy evidentes”, detalla Juan Duyos, diseñador y director del Grado de Diseño de Moda en la Escuela Universitaria de Diseño e Innovación (ESNE).

Los expertos se refieren como fads a las tendencias que solo duran una temporada. “Atraen muy rápido a un gran número de personas específicas, pero no incluyen a todos los grupos o  perfiles de edades”, precisa Christina Bifano docente del curso de Coolhunting and Fashion Trends en el IED Barcelona Escola Superior de Disseny, e Investigadora y analista de Entropía Investigación Avanzada.

También hay macro tendencias, las que son más consolidadas y visibles, que pueden durar entre tres y cinco años (pantalones pitillo), y otras que, según Duyos, son “casi eternas”, como el safari o el marinero que resucitan cada verano en los armarios. Muchas de ellas son cíclicas (el punk), fluyen entre pasado y presente, y vuelven recicladas o reinventadas, eso sí, veinte o treinta años después.

La moda va tan rápido que los flúor, que causaron furor, ya están pasados.

Una tendencia como el flúor usualmente se encuentra en todo tipo de productos. “Se mantiene popular y logra llegar a la calle cruzando productos que atraen a todas las edades y grupos socioeconómicos, antes de que baje y regrese unos años después cuando un influencer, saque de su armario sus zapatillas neón y las use en un evento popular; o hasta que un diseñador tenga la oportunidad y reintroduzca el neón en una forma nueva y excitante. Mientras que algo como tener una cartera especifica de neón, que imita a una colección pret-a-porter y es rápidamente llevada a tiendas de bajo precio, simplemente desaparece la siguiente temporada, y es considerada un fad”, agrega Bifano.

Internet ha revolucionado la moda y ha dejado su impronta en el ciclo vital de las tendencias, desde su detección hasta su difusión final. “Las redes sociales son la fuente de información perfecta para detectar trendsetters e innovadores, o para saber que producto está comenzando a llamar la atención de los denominados”, apunta López.

La frecuencia de las colecciones también ha cambiado. Si antes se resumían a primavera-verano y otoño-invierno, ahora hay que sumar las Crucero, Pre-Fall y hasta las llamadas cápsula, consecuencia del fast fashion. “El mundo de la moda le debe a Francia la elegancia, a Italia la industria y a España la moda rápida. En las tiendas de Amancio Ortega las colecciones se refrescaban incluso cada semana, y para poder seguirle el juego la industria se inventó el pre-fall y el resort”, opina Duyos. Esta superabundancia de colecciones ha expandido las tendencias, para aprovecharlas al máximo en todo tipo de productos antes de que mueran de éxito.

¿Cuánto tiempo durará el estampado damero?

Imaxtree

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