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«La maternidad me ha cambiado. Estaba aburrida de mí misma»

Hablamos con Bebe sobre su disco ‘Cambio de piel’, su momento vital y lo diferente que ve la vida desde que ha sido madre.

bebe
Mirta Rojo

Trae el brillo de la felicidad clavado en los ojos, pero, a ratos, la emoción le obliga a la pausa durante la entrevista; solo Bebe sabe lo que ha vivido en lo personal en estos casi cuatro últimos años, los que ha tardado en publicar nuevo disco, el cuarto ya. Esa manera de sentir también se refleja en Cambio de piel, el más hondo de todos sus álbumes, el que trae de vuelta a la cantante y compositora más creativa e íntima. Ella misma lo dice: “es la mejor versión de mí misma”. Sus más de 10 años de trayectoria musical y su maternidad desde hace cuatro años, cuando nació Candela, han propiciado una especie de autobiografía musical que transita entre la felicidad y el desgarro. Como la vida misma.

Has dicho que Cambio de piel supone el reencuentro con tu mejor versión. ¿Sentías que habías perdido en parte de tu esencia?

Para nada, porque lo que hice en el tercer disco Un pokito de rocanrol fue totalmente intencionado. En aquel momento, simplemente buscaba otras cosas. Venía de haber parido y volver a entrar en un proceso de engranaje y de mucha profundidad, habiendo tenido un bebé, no era posible, porque mi prioridad absoluta era mi niña y no jugar demasiado con ciertas emociones. Ni me parecía justo para mí y mucho menos para mi hija, porque lo que voy haciendo, con el tiempo, es algo que de alguna manera quiero que ella entienda. Por eso, en el tercer álbum, quería trabajar con alguien que no tuviera nada que ver conmigo, que no entendiera casi mi lenguaje, que las canciones tuvieran letras muy cortas, aunque, en el fondo, decían muchas cosas. También había en él una rabia personal mía relacionada con una parte de mi vida en la que estaba sufriendo por una situación delicada, pero gracias a mi niña podía la alegría.

¿Has cambiado mucho desde que eres madre?

Evidentemente, no soy la misma. Cuando tienes hijos, se trata de eso. Yo estaba aburrida de mí misma, aparte de que siempre, desde pequeña, he sido madrera y he tenido clarísimo que quería tener hijos. Tendría más, ¿eh? Ahora mismo no puedo, pero quiero más… ¡y mi hija me lo demanda! Pero sí, se trata de cambiar las cosas, de evolucionar, porque si no damos muchas vueltas sobre nosotros mismos. Los niños son orden, no te dejan mucho tiempo. Es sanador. Yo le digo a mi hija: 'Eres mi medicina. Me lo curas todo, cualquier cosa'. A veces, me pregunta en voz bajita, “¿cómo era eso que me decías…?” ¡Le encanta escucharlo!

 En el tema Que llueva hasta la has puesto a cantar.

Me he dado cuenta de que, a partir de ahora, si algún día ella quiere hacer una lectura y conocer en parte a su madre o entender cosas, con lo que escuche o lea de mí podrá entender muchas más. ¡Y, aparte, quiero alegría! En este disco hay partes con melancolía, con una reflexión más profunda y seria, pero luego quería mucha alegría, porque soy superfeliz y tengo una vida muy afortunada. Siempre lo he sido, hasta en los momentos en que parece que estoy más agobiada, porque son solo instantes. Tenía muchas ganas de que ella pudiera cantar conmigo, de que cuando escuchara la canción tuviera ganas de bailarla.

Vuelves de la mano de Carlos Jean, quien ya produjo tus dos primeros discos. ¿Cómo es tu relación con él?

Carlos se ha salido, ha sido maravilloso. 'Estoy superorgullosa de ti', le he dicho. No podía grabar este disco con nadie más, porque era muy personal y yo con él lloro, me río… Cuando trabajamos en el estudio, siempre lo hago sentada a su lado y, esta vez, me he echado todo el tiempo hacia atrás. Él me decía “ven aquí” y yo le contestaba “no”. Le he dejado mucho más y esto ha sido superimportante para mí. Había momentos en que yo estaba en la ventanita donde me ponía a fumar y me emocionaba muchísimo observarle trabajando. Nuestra relación ha mejorado todavía más. Teníamos muchas ganas de trabajar juntos, con él puedo tener momentos muy íntimos, ha estado conmigo desde el principio y ya ha visto como mis emociones aparacen y desaparecen en el estudio.

Mirta Rojo

Con este álbum, ¿necesitabas, más que nunca, sacarlo todo de dentro?

No me lo planteo… Cuando escribo, vivo un proceso muy personal para mí. Lo hago desde pequeña, porque es una manera de tomar perspectiva de las cosas, de restarle importancia a lo que no la tiene y de dársela a lo que se la merece, de perdonarte a ti y a los demás… Luego, ya elijo las canciones que me gustan, que quiero que estén, que son importantes para mí… [se emociona].

¿Cuál es la mayor reflexión que has hecho con Cambio de piel?

He descubierto que tenía muchas ganas de volver a cantar. Cuando empecé, en el primer disco, cantaba más. En el segundo me metí muy para adentro, fue la circunstancia y ya está, y Carlos me decía “canta”. Con este cuarto disco, cuando llegué al estudio y le hice unas notas de Respirar –el single con el que debuta–, se emocionó, y le dije “esta vez vengo a cantar”. Me he quitado todos los pudores y prejuicios conmigo misma. Siempre digo que la gente debe escuchar a los demás y conocerles sin prejuicios, y más aún cuando te han dado una información. Yo era la primera que me los quería quitar, los demás que hagan lo que quieran. A mí me encanta cantar, estoy contena. Ya pasó todo, todo lo que tenía [se emociona aún más].

Hay canciones que salen de un tirón, otras que necesitan más trabajo…

Así es. Todo lo que deseaba salió así, en el coche, llegando a mi nueva casa, con mi chico tocando dos notas. ¡Y entera! Es cierto que es una canción pequeña, corta, pero creo que dice muchísimo, y me gusta por eso, por lo que pequeña que era aparentemente. Además, me encanta terminar el disco con ella. Tan lejos, tan cerca salió también de unas notas tocadas, pero ya tuve que trabajarla en casa… Borrones salió entera, también, en el local.

¿Cada nuevo disco es como empezar de cero?

Sí, da igual lo que hagas y, hasta si repitieras un trabajo, también sería nuevo. Encima, está expuesto, así que siempre sientes que estás empezando de nuevo. Después de los 10 años que cumplí el año pasado en la música, he cortado con gente con la que antes trabajaba, estoy con una compañía y un equipo nuevos… En mi vida personal, por otro lado, he tenido un cambio radical, la familia ha vivido cosas muy fuertes, ha sido como una cosa muy natural. Este disco tenía que ser así…

En esta ocasión más que nunca, ¿te apetece la intimidad del escenario pequeño?

Siempre quiero que las presentaciones sean semejantes al disco, necesito lugares con más intimidad, que la gente pueda estar sentada. Después ya, cuando pasa un tiempo, vas incorporando las canciones antiguas, que van pidiendo otras cosas y ya lo preparas para otro tipo de escenarios más variables. Ahora mismo, requieren otra intimidad, porque hay una atmósfera que solo se consigue en los espacios más pequeños.

¿Para cuándo el estreno de ese documental de Hernán Zin –su pareja– sobre tus 10 años de carrera musical?

No lo sé, está aún haciéndose, yo no he visto nada. Está montándose, Hernán va viendo poco a poco lo que necesita. Te advierto que me da mucho pudor [risas], porque considero que todavía no llevo tantos años en esta profesión como para hacerlo, pero fue una idea que surgió de él, me pareció bonita y de esa manera también fijábamos lo que fue la gira del año pasado por Sudamérica con guitarra y voz. Fue preciosa, nunca había hecho algo así, simpre había ido con banda. En mis comienzos, tocaba en bares con guitarra, pero nunca me había enfrentado al público sola, en teatros, solo con la guitarra. Aunque me da mogollón de vergüenza, la idea del documental me parecía superlinda.

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