La magia de las polaroids resucita en Barcelona
Se acaba de inaugurar el primer Impossible Project Space de España, es decir la tienda oficial de las cámaras Polaroid.

Desde el pasado viernes en el corazón de Barcelona podemos visitar uno de los cuatro espacios de Impossible Project que hay en el mundo. Es el nombre de las tiendas especializadas en vender cámaras Polaroid de toda la vida –no esos sucedáneos digitales que ahora apadrina Lady Gaga- y los nuevos carretes que para ellas produce la empresa que da nombre al bonito establecimiento del barrio del Born.
Hace pocas semanas el biógrafo de Steve Jobs explicaba en The New York Times que Edwin Herbert Land, creador de Polaroid, fue una de las grandes influencias del fundador de Apple. Quizá por ello la empresa del iPhone no es sólo otra empresa más de electrónica, ni Polaroid fue en el pasado otra empresa más de fotografía.
La meta que se busca con una foto disparada con una Polaroid es diferente a la que se persigue al disparar una foto con otras máquinas. También cambia la experiencia del fotógrafo, aficionado o profesional. El frenesí tecnológico impuesto por la fotografía digital ha estresado a muchos. Por eso cada vez son más los que hoy sólo hacen fotos con el móvil y aplicaciones como Instagram –un binomio que imita la sencillez de la fotografía analógica instantánea-.
Pero esos sucedáneos digitales no tienen ni tendrán la calidez de la imagen que se puede tocar de verdad. Tampoco su resistencia al paso del tiempo. Son pocos los que pierden una foto disparada con una Polaroid pero muchos los que extravían en sus discos duros o en la red una imagen digital. Por algo será.


Un proyecto milagroso
Cuando hablamos con Jorge Catán, uno de los responsables del Impossible Project Space de Barcelona, nos hacemos a la idea de hasta que punto es un milagro que este proyecto imposible haya llegado a buen puerto. Cuando se anunció en 2008 el cese de la producción de los míticos carretes instantáneos un puñado de entusiastas se planteó volver a fabricarlos. Algo que muchos acogieron con escepticismo.
Jorge nos cuenta que se ha avanzado mucho desde que apareciera a la venta el primer carrete de Impossible Project –muy inestable y en el que las imágenes terminaban desvaneciéndose con cierto encanto-. Los carretes actuales permiten obtener imágenes en color y blanco y negro con mucha más calidad. Además la imagen es mucho más estable. Aunque también nos explica que en climas húmedos –como el de Barcelona- hay que tomar precauciones durante las primeras horas tras hacer la foto.
¿Qué ha provocado que casi cuatro años después de que Polaroid tirase la toalla los productos y tiendas de Impossible Project sean una realidad que va a más? Jorge tiene muy claro que en absoluto se trata de una moda. Según nos cuenta hay millones de personas que siguieron usando estas máquinas tras cesar su producción y la de sus carretes.
Impossible Project ha satisfecho una demanda que jamás ha dejado de existir, le guste o no a los responsables de las grandes firmas de fotografía digital. Entre otras cosas porque las fotos hechas con esas películas son irreproducibles, tienen el encanto de la copia única –tan importante en el mundo del arte-.
Una bonita de tienda de barrio
El Impossible Project Space del Born es un lugar con una decoración cuidada, pero que no intimida al curioso que entra a ver las cámaras y las fotos hechas con ellas que allí se exponen. Algo en lo que también influye la cercanía y simpatía de sus responsables. Que son los mismos de Chandal, la tienda barcelonesa del Raval en la que desde hace tiempo venden material fotográfico analógico –entre otras muchas cosas-.
Pero además de vender cámaras –en perfecto estado de funcionamiento-, revistas, libros y toda clase de accesorios el Impossible Project Space de la capital catalana es una galería de arte especializada en fotografía instantánea. Pero también el lugar en el que aprender a manipular las nuevas películas instantáneas –algo que no permitían con tanta flexibilidad las que fabricaba Polaroid-. En definitiva, un sitio en el que volver a amar la fotografía con una pasión que creíamos perdida.


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