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Kit básico para sobrevivir a un festival

Consejos prácticos y no tan prácticos, pero casi reglamentarios, para salir ileso en salud y estilo de todo festival que se precie.

coverfestival
Frazer Harrison

Con el calendario de festivales a punto de caramelo y Coachella como escenario de partida y referencia, toca aplicar el código deontológico de todo buen festivalero.

El terreno raso no es lugar para modas de pijamas. No, no, no. En los festivales se pasa directamente a la ropa interior. O al bañador. En Benicàssim, por ejemplo, los complementos estrella suelen ser toallas, palas, esterillas y colchonetas. En cualquier caso nada especialmente sofisticado. Abastece tu maleta con un arsenal de conjuntos de algodón y aprovecha la moda de los bandeaus y las blondas fluorescentes para enseñar por debajo de camisas y camisetas o lucir en solitario.

Flores, plumas y flecos. Imperativo. No importa si te gustan o si haces uso de ellas en tu vida diaria, aquí son de obligado uso. En la cabeza, tatuadas, estampadas. ¿Lo de los flecos? La excusa perfecta para destripar viejas camisetas o lucir esa prenda tan absurda como son los chalecos, de eso, de flecos. Cortos o largos, inútiles siempre, pero muy festivaleros porque  queda muy efectista que cuando tú bailes ellos también se muevan.

Macramé. A tutiplén. Ríndele honores a tu abuela y recicla tops, toquillas, jerséis, pantalones, lo que quieras.

Chaqueta. Nada de hacerse el listo e ir "a pelo" que hasta en los Monegros refresca.

Shorts o leggings. Esta es la tuya para lucir los pantalones más cortos que nunca. A poder ser tejanos, deshilachados y descoloridos. Es también el momento para unas mallas cantonas o unos ciclistas.

Accesorios. Molestan, rozan al vecino y dejan marcas en la piel pero no puedes dejar sola a tu pulsera maestra, sí, la de control de acceso, en vinilo, y que lo mismo puede durarte puesta hasta Nochebuena. No nos engañemos: es fácil que se presente diciembre y te encuentres a gente celebrando el Año Nuevo con la pulserita del Primavera Sound. Debes camuflarla, darle brío y alegría, entre ristras y ristras de ejemplares de su especie a poder ser ni metálicas ni con charms o pinchos, cruces, eslabones, etc… 

Imprescindibles son las gafas de sol (de las buenas, de las polarizadas) y los sombreros. A poder ser de los que tapan pero no molestan en el cuerpo a cuerpo y muy importante: que no se caigan al primer batir de cabeza.

Botiquín de emergencia: crema solar, toallitas refrescantes, tiritas, muestras de colonia, aguja para las ampollas, un abanico y todos los Espidifenes que puedas.

Botas de lluvia aunque no llueva (la cerveza en contacto con la tierra también hace barro). En los festivales urbanos, por muy veraniegos que sean, evita las chanclas: ante las aglomeraciones nunca fueron buenas (aparte de que no hay quien baile decentemente con ellas). Si llevas sandalias que sean cogidas al tobillo para que no se muevan. Sobra decir que quedan prohibidas plataformas y tacones (a menos que seas famosa y estés en Rock in Rio). Como mucho, unas flatforms. En tema de calzado, más que en ropa, es básico adaptarse al medio.

Banderas. Ya puedes ser todo lo antiamericano que quieras que no puede faltar en tu vestuario un estampado de barras y estrellas.

Camisetas de The Clash, los Ramones o Guns N' Roses aunque vayas a ver pinchar a David Guetta.

Riñoneras. Bienvenidos a su República Independiente . Nada de bolsones, capazos y mucho menos, bolsos de mano. 

Ni botones ni cremalleras. En los festivales todo se anuda. Las camisas, los pañuelos o los vestidos largos para que no arrastren más de la cuenta.

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