Guía práctica de fotografía para ‘foodies’
Si vas a enseñar en Instagram o en otras redes sociales instantáneas de todo lo que comes, mejor que te leas estos sencillos consejos.
Es innegable que la mayoría de los usuarios de las redes sociales tratamos de proyectar nuestra mejor imagen (algunos despertando envidias de forma completamente consciente), compartiendo en todo momento lo que hacemos, vemos, oímos y por supuesto probamos. De esta forma en los últimos tiempos han surgido en Instagram o Twitter, corrientes como el #foodporn, donde las imágenes gastronómicas adquieren una dimensión más cercana al placer carnal, o la fotografía #foodie practicada por los aficionados y bloggers gastronómicos. Esta fiebre fotográfica no ha sido bien recibida por todos los hosteleros, sin embargo diarios como el británico The Guardian, dejan abierto el debate sobre si fotografiar tu comida es una muestra de mala educación, un daño irreparable para la imagen del restaurante en cuestión o algo inevitable que puede ser beneficioso para el propio negocio.
Esta tendencia también ha llegado a España y lo sé de buena tinta: hace dos meses dirigí ante una veintena de personas unos talleres de fotografía móvil y gastronómica. En este país, el precedente más notable del retrato #foodie eran las instantáneas de platos combinados que colgaban en los restaurantes de menú. Bien mirado, podría decirse que bajo esa gama de colores 'desaturados', bajo esos bocadillos de tortilla con fondos en tonos turquesa o bajo esas croquetas que parecían rellenas de más rebozado, subyacía el origen de lo que mucho más tarde conoceríamos como Instagram. Lo más justo sería saldar esta deuda histórica con un filtro llamado Torremolinos.
Pero vayamos a lo importante. Para no incurrir en los errores de los fotógrafos de platos combinados, deberíamos tomar nota de unos consejos. Para sacar una buena foto de un plato de comida no hay que ser un Edward Weston, ya veréis:
1. El primer y más importante consejo es algo que muchos desconocen, pero que es fundamental. ¿Tus fotos siempre tienen un halo de misterio a lo Sara Montiel en portada del Hola? Prueba a limpiar la lente.
2. Reprime tu apetito. Es fácil olvidarlo y lanzarse desesperadamente a por los berberechos. Sin embargo, lucen mejor si no fotografías únicamente un cementerio de moluscos.
3. La luz es fundamental. Una ventana con luz indirecta es la mejor iluminación, también se pueden utilizar cartulinas blancas como reflectores. Si las condiciones de luz no son buenas, tendrás mas grano en tu foto que la paella de marisco que tienes delante.
4. Si no tienes más remedio que fotografiar un plato en un ambiente romántico, como el de un antiguo y tenue palacete austrohúngaro, puedes utilizar la app linterna del iPhone de tu acompañante. Muy socorrido.
5. Estabiliza tu móvil como si te fuese la vida en ello. También puedes usar una copa de vino como trípode (si está vacía mucho mejor).
6. Existen infinitas posibilidades para editar tus fotos en el teléfono. Las que más uso son Snapseed, Filterstorm, VSCOCam, Squaready e Instagram para compartirlas.
7. La mejor cámara es la que uno siempre lleva encima. Aquí se pueden ver dos fotografías realizadas con una Canon EOS7D y un iPhone4. La diferencia de calidad puede ser obvia, pero ajustadas al tamaño de imagen necesaria para ilustrar un blog, las dos pueden servir. (siempre que las condiciones de luz sean buenas)
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