Selena Gomez o el calvario de ser chica Woody Allen en la era Weinstein
La cantante, que ha producido proyectos contra el abuso sexual, enfada a los fans por las respuestas sobre por qué participa en la próxima película del director. Ellen Page afirma ahora arrepentirse de haberlo hecho.
Selena Gomez tuvo que hacer hasta cinco audiciones para poder salir en una de las próximas películas de Woody Allen. «Me lo he ganado», decía orgullosa recientemente a la revista Billboard, que la ha nombrado mujer del año. «Este es el paso que debo tomar en la actuación», apuntaba sobre poder participar en A rainy day in New York (título provisional de la película), que presumiblemente se estrenará en el calendario de festivales de 2019 y que coprotagoniza junto a Elle Fanning y Timothée Chalamet (Call me by your name).
El rodaje de la cinta fue simultáneo a la irrupción del escándalo de Harvey Weinstein en la industria, lo que ha dado pie a Billboard para preguntar a Gomez sobre el hecho de trabajar con una figura controvertida como la de Woody Allen. El director fue acusado, a principios de los 90, de abusar sexualmente de su hija adoptiva Dylan Farrow, que por entonces tenía siete años. La policía llevó a cabo una investigación en 1992, que se cerró después de que Mia Farrow aceptase en el juicio sobre la custodia paternal que se prohibiese a Allen visitar a sus dos hijos adoptados (Dylan y Moses), así como su hijo biológico Satchel. «Mi madre decidió no presentar una demanda penal, pese a que el Estado de Connecticut había llegado a la conclusión de que había ‘causa probable’. Lo hizo, en palabras del fiscal, por la fragilidad de ‘la niña víctima'», aclararía años después la propia Dylan Farrow en una cruda carta acusatoria contra el director en The New York Times. Woody Allen, por su parte, siempre ha sostenido que las acusaciones son falsas.
Preguntada sobre si el pasado de Allen fue algo que tuvo en cuenta antes de aceptar su papel en la película, Gomez responde: «Si te soy sincera, no estoy segura sobre cómo contestar, no porque esté tratando de escaquearme», apunta la artista, que este año ha hecho una intensa campaña contra los abusos y el acoso sexual mientras promocionaba la serie Por 13 razones, adaptación que ha producido para Netflix. «Las denuncias [contra Harvey Weinstein] salieron despues de que empezase en la película. Aparecieron en medio de ella», dice en Billboard y añade que «di un paso hacia atrás y pensé, ‘vaya, el universo funciona de una forma interesante».
La respuesta de Gomez no ha gustado a parte de sus fans, que han criticado en Twitter que su elección como mujer del año mientras defiende su participación en la cinta es «el epítome de la hipocresía«. Sus críticas no serán un caso aislado. Durante años las actrices que han trabajado con el director se han visto expuestas a la pregunta de rigor sobre ‘por qué trabajar con él’ conociendo su controvertido pasado, pero siempre de forma anecdótica y no bajo la apremiante actualidad, cuando el rechazo al acoso en el gremio ha supuesto la caída en desgracia de depredadores sexuales de la industria. Cabe destacar, además, que la investigación del New Yorker contra Weinstein la ha firmado Ronan Farrow, hijo adoptivo de Woody Allen, un exposé que simboliza el via crucis personal de un periodista que durante años ha lamentado públicamente que Hollywood mirase para otro lado frente los supuestos abusos del que fuese su padre adoptivo sobre su hermana.
Cate Blanchett o Penélope Cruz (ganadoras del Oscar por sus películas), Emma Stone, Kristen Stewart, Scarlett Johanson o Kate Winslet son algunos nombres que han defendido públicamente las bondades de ser chicas Woody Allen mientras ejercen su activismo por los derechos de las mujeres. Winslet, que protagoniza el próximo estreno del director (Wonder Wheel), alardeó en una entrevista de no haber agradecido su Oscar por El Lector a Weinstein, pero sí ha defendido trabajar a las órdenes de Allen apelando al desconocimiento del lado personal del cineasta y de su familia. «Como actriz en una película, tienes que dar un paso atrás y decir ‘no sé nada’ realmente sobre si esto es verdad o mentira», dijo a The New York Times y añadió que «habiéndolo pensado, te pones a un lado y trabajas solo con la persona. Woody Allen es un director increíble, también los es Roman Polanski. Fue una gran experiencia trabajar con los dos», dijo al rotativo (Winslet también participó en Un dios salvaje en 2011).
En la misma línea que Winslet se mueven Kristen Stewart («no sé nada sobre la gente involucrada», dijo a Variety) o Cate Blanchett, que lo reduce a una cuestión ámbito familiar y privado («Es obvio que esto ha sido una larga y dolorosa situación en la familia, espero que encuentren una resolución y paz», dijo). Scarlett Johansson justificó a The Guardian en 2014 trabajar bajo las órdenes de Allen porque «no es como si alguien haya sido juzgado y declarado culpable y entonces tengas que decir: ‘no apoyo este estilo de vida o lo que sea. Quiero decir, todo son suposiciones», mientras que Diane Keaton ha sido la única que se ha posicionado públicamente («creo a mi amigo», dijo a The Guardian).
No todo son defensores, también están los arrepentidos. Ellen Page, que participó en A Roma con amor (2012), publicó hace unas semanas una extensa nota en su cuenta de Facebook a propósito de los casos de acoso sexual en Hollywood en la que también hablaba sobre su relación con el director. «Hice una película de Woody Allen y es el mayor arrepentimiento de mi carrera», escribió. «Todavía no había encontrado mi sitio, no era como soy ahora y me sentí presionada, porque ‘por supuesto que tienes que decir que sí a una película de Woody Allen’. En última instancia, no obstante, yo decido en que películas participo y ahí tomé la decisión equivocada. Cometí un error terrible«.
Otro que lamenta púlbicamente haber trabajado con el cineasta ha sido Griffin Newman. El intérprete, que participa en la misma película que Selena Gomez, explicó desde su cuenta de Twitter que se pasó un mes debatiendo si dejar o no la película (se rodaba al mismo tiempo que se expuso el escándalo de Weinstein), que cree que Allen «es culpable» de los abusos sobre su hija adoptiva y que, en consecuencia, «he aprendido que no puedo poner mi carrera por encima de mi moral». En consecuencia, el actor ha indicado que donará todo lo que gane con la película a Rainn, una asociación que asiste a mujeres maltratadas y violadas.
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