«El arte está lleno de penes»: así se defiende la creadora de la escultura desnuda del icono feminista Mary Wollstonecraft
Maggi Hambling recibió fuertes críticas cuando se desveló el pasado noviembre su homenaje público en Londres a esta pionera de la lucha por los derechos de las mujeres.
«Parece que alguien ha clavado una Barbie encima de un kebab». «Una miniatura de una muñeca sexual metálica». Estas son solo algunas de las respuestas que la escultura en homenaje a la considerada madre del feminismo Mary Wollstonecraft obtuvo cuando se presentó hace poco más de un mes. Colocada en el parque Newington Green, al norte de Londres, representa a una mujer desnuda que pretende ser Wollstonecraft sobre una mole de metal. La obra, que ha costado 143.000 libras (unos 158.000 euros) es el resultado de una campaña de diez años de recaudación de fondos por parte de la campaña Mary on the Green, que luchó por conseguir este homenaje. «La hostilidad ha sido decepcionante», comentó en su momento Bee Rowlatt, presidenta del comité.
Firma el objeto de la discordia Maggi Hambling, artista de 75 años. En una entrevista con The Guardian ha respondido a estas duras críticas. En un artículo de la misma publicación, un titular explicaba Why I hate the Mary Wollstonecraft statue: would a man be ‘honoured’ with his schlong out? (Por qué odio la estatua de Mary Wollstonecraft: ¿sería un hombre ‘homenajeado’ con su polla fuera?). Enfrentada a él, Hambling responde: «Oh, pero el arte está lleno de pollas homenajeando a hombres». Entre los ejemplos que destaca, el David de Miguel Ángel o los mármoles de Elgin, procedentes del Partenón de Atenas y expuestos en el londinense Museo Británico.
Más allá de este comentario, la artista ha explicado sus motivos para desnudar a la figura. «Tenía que estar desnuda porque la ropa define». Y defiende: «Quería capturar el espíritu de Mary Wollstonecraft y las dificultades para lograr los derechos de las mujeres. La lucha continúa, y la estatua es un reto al mundo». Sobre la mole que sustenta el cuerpo desnudo, defiende que representa todos esos problemas. «Son formas femeninas entremezclándose».
La escultura sigue sufriendo ataques. Se han cubierto sus pechos con cinta adhesiva, se han cosido rebecas diminutas para cubrirla y aparecen notas con mensajes reivindicativos. «Hey, mujeres. Poneos un mono y encontrad un buen par de botas. Tenemos trabajo por delante», se lee en una de ellas. Bee Rowlatt ha destacado que gracias a este conflicto, que al principio le dolió, se ha dado a conocer aún más la figura de la feminista. Millones de personas han leído sobre ella gracias a este escándalo. Todo tiene un lado positivo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.