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Lo que Paula Echevarría puede aprender de Taylor Swift

Mientras la española apuesta por la «no polémica» para conseguir cambios sociales, la controversia de la artista atacando las políticas racistas y machistas de una senadora republicana podría provocar un vuelco electoral en EEUU.

Taylor Swift ha provocado un seísmo electoral al posicionarse políticamente desde su Instagram.
Taylor Swift ha provocado un seísmo electoral al posicionarse políticamente desde su Instagram.Getty

El pasado fin de semana Luz Sánchez Mellado entrevistó a Paula Echevarría en El País. Durante el encuentro, la intérprete y empresaria –gracias, en parte, a los 2,4 millones que acumula en su Instagram– respondió a propósito del movimiento #MeToo: «Creo que se gana más en todos los terrenos desde la no polémica que desde la polémica». Muchos interpretaron en sus palabras un llamamiento a la inacción, al no molestar y al no denunciar abusos sufridos si con ello se van a revolver aguas que parecen tranquilas o que puedan sembrar algún atisbo de controversia. «¿Cómo avanzaron los negros con los derechos civiles, las mujeres con el sufragio universal o los obreros con las condiciones dignas en las fábricas? Calladitos en sus casas desde la «no polémica», replicó el periodista Mikel Iturriaga a la intérprete desde su cuenta personal.

La declaración de Echevarría, como viene siendo habitual cada vez que la actriz defiende su postura sobre el feminismo («contribuyo a la igualdad siendo como soy, independiente, trabajadora, luchando por mi hija y por mi familia», dijo en esta ocasión), provocó el revuelo esperado en las redes sociales. También ha servido de oportuno precedente para un hecho que nadie esperaba ni veía venir: que otra famosa templada y sin ganas de polemizar en cuanto a color político o activismo durante toda su carrera, véase Taylor Swift, revolucionase el mundo llamando al voto de las legislativas el próximo 6 de noviembre mediante un post de Instagram. Su texto ha entrado de pleno en el ciclo informativo y debate nacional: fue trending topic global, analistas conservadores acudieron a Fox News pidiendo que la cantante «se alejase de la política», los supremacistas –hasta ahora existía una teoría conspiranoica que situaba a Swift en el lado de la extrema derecha– andan defraudados por 4chan haciendo memes con la cantante ardiendo y hasta el presidente de EEUU, Donald Trump ha comentado al respecto alegando que ahora le gusta «un 25% menos».

Swift, con 112 millones de seguidores en Instagram, se ha posicionado por primera vez políticamente y ha decidido alinearse con partido demócrata para las próximas elecciones. «Creo en la lucha por los derechos LGTBI, y cualquier forma de discriminación basada en la orientación sexual o el género es INCORRECTA», apuntaba, mientras criticaba duramente las políticas de la candidata republicana por su estado, Tennessee, Marsha Balckburn: «Ella votó en contra de la igualdad salarial para las mujeres. Ella votó en contra de la reautorización de la Ley de Violencia contra la Mujer, que intenta proteger a las mujeres de la violencia doméstica, el acoso y la violación en citas. Ella cree que las empresas tienen derecho a rehusarse a atender a parejas homosexuales. Ella también cree que ellos [los homosexuales] no deberían tener derecho a casarse». 

Sus palabras han conseguido han surgido efecto. Buzzfeed recogió ayer los datos de la plataforma Vote.org –donde los estadounidenses se registran para votar– y el llamamiento de la cantante ha servido para que se hayan inscrito 65.0000 personas en apenas 24 horas. Un número elevado que contrasta con las 190.000 personas que lo hicieron durante todo septiembre y bastante superior a las 56.700 que se registraron en agosto.

¿Se consigue más desde la «no polémica», como defiende Echevarría? Variety disiente: este mes dedica en su power issue una de sus múltiples portadas a Natalie Portman, activista alineada con las mujeres del #MeToo. Portman ha entrado fuerte en escena en los últimos meses y no se calla una: entonó la controvertida frase en los Globos de Oro sobre la nula presencia de directoras nominadas, ha acusado a Hollywood de tratarla en una ambiente de «terrorismo sexual» desde los 13 años  y ha dado credibilidad a Dylan Farrow frente a Woody Allen delante de la mismísima Oprah Winfrey. En este número, Variety destaca sus logros y el de todas esas mujeres de Hollywood que alzaron su voz contra los abusos, provocando debates muy polarizados pero con consecuencias factibles. La plataforma Time’s Up, constituida por mujeres de la industria, ha conseguido recaudar 22 millones de dólares en apenas un año de vida y ha ofrecido asistencia legal a 34.000 mujeres inmersas en casos de discriminación laboral y abusos.

«Una noticia protagonizada por Susanna Griso, Meryl Streep o Juliette Binoche casi siempre va a ser más atractiva que el relato de una Kelly o de una profesora de la Universidad de Málaga. A no ser que la Kelly o la profesora den su testimonio en Salvados«, escribe Marta Sanz en el reciente Monstruas y Centauras. Nuevos lenguajes del feminismo (Anagrama, 2018). Sanz, entre el lamento y la esperanza de que todas estas famosas y sus reivindicaciones sirvan para algo, dedica un apartado a la era de las «estrellas feministas» y trata de evitar el paternalismo frente al consumo de lo que ella denomina como «feminismo chic»: «Yo aún no soy capaz de decidir si este relato desacredita o sirve. Quiero creer en lo segundo con toda la fuerza de mi corazón de mujer bajita que se tapa el pecho con las puntas de su rebeca. Viva Emma Watson». El próximo 6 de noviembre 65.000 personas, posiblemente influenciadas por el llamamiento de Taylor Swift, emitirán su voto en las elecciones legislativas de EEUU. Otras 34.000 mujeres han sido asistidas legalmente en casos de abusos gracias al esfuerzo de una plataforma liderada por Portman, Meryl Streep o Reese Witherspoon. Las tribunas «chics», con sus consecuentes polémicas, consiguen cosas.

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