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«Qué típica. Ese es el director que les gusta a todas»: la artista que convierte en arte los menosprecios a las mujeres en redes

La artista canaria Asiria Álvarez utiliza la fotografía para reflexionar sobre el machismo y el acoso a las mujeres en internet.

Hastio Asiria
Asiria Álvarez

Mientras estudiaba Diseño Gráfico en la Escuela de Arte y Superior de Diseño Gran Canaria, Asiria Álvarez (Gran Canaria, 1992) descubrió la fotografía. Para familiarizarse con ese nuevo lenguaje, Asiria comenzó a experimentar fotografiando edificios, paisajes y retratando a sus amistades. Sin embargo, lo que empezó como un divertimento acabó convirtiéndose en su profesión. Hoy en día, esta artista canaria compagina los reportajes de bodas, eventos, publicidad o el rodaje de videoclips, con proyectos personales que abordan la situación de las mujeres en la sociedad actual y que siguen lo iniciado por autoras como Cindy Sherman o colectivos como Guerrilla Girls

«Me siento muy halagada por ese comentario aunque, la verdad es que, en general, los referentes que tengo, por ejemplo Cristina Otero, no se parecen estéticamente a mi fotografía. Lo que sí es cierto es que han formado parte de mi proceso a la hora de entender que podía hacer de mis autorretratos algo más grande», explica Asiria, quien reconoce cierta improvisación en el origen de esos proyectos más personales y políticos. «La verdad es que surgió sin más. Realicé la foto de los espaguetis porque a nivel estético me gustaba la idea y creía que sería divertida, pero sin aportarle un mensaje exacto. Fue en el proceso de edición cuando fui probando hasta la obra final».

Con «la foto de los espaguetis», Asiria se refiere a una imagen en la que la propia artista, cuyas mejillas aparecen rojas no de colorete sino de salsa de tomate, se retrata comiendo esa variedad de pasta con las manos. Sobreimpresionado, en la imagen hay un titular que dice: «Esta cuarentena no te lo pienses: si te aburres, come». La fotografía forma parte de una serie con mensajes como «Esta cuarentena no te lo pienses: si te aburres: bebe», «So the harder a wife works the cuter she looks» (que vendría a ser en castellano, «Cuanto más duro trabaja una esposa más mona está») o toda una declaración de principios contra la «operación bikini», en la que Asiria plantea lo que verdaderamente hay que hacer para tener el cuerpo perfecto para ir a la playa («How to have a beach body»): «1.- Tener un cuerpo» y «2.- Ir a la playa».

Si bien muchos de estos trabajos se realizaron en época de confinamiento —cuando las posibilidades de relacionarse con otras personas estaban limitadas— el hecho de que Asiria aparezca en casi todos ellos no se ha debido a la pandemia, sino a la precariedad de sus recursos y a la búsqueda de una mayor libertad creativa. «Son producciones muy caseras. Generalmente realizo las fotografías en una habitación de mi casa, con un equipo humilde, teniendo yo el control de todo el proceso de la fotografía: desde el esquema de luces y la composición, hasta el peinado y los gestos del personaje que esté interpretando. En mis autorretratos me maquillo y me peino yo, y me visto con lo que tengo por casa o ropa que suelo comprar de segunda mano. De esta forma tengo una total libertad creativa y de elección, que me permite hacer obras que, quizá con otras personas, me daría vergüenza plantear porque no sabría explicar cómo llegar a ese resultado final y no me arriesgaría tanto en el proceso».

A pesar de ello, la decisión de que no aparecieran otras personas en sus fotografías ha desaparecido recientemente con la puesta en marcha de un nuevo proyecto. Se trata de retratos de mujeres con cara de circunstancias ante los mensajes que hombres, en la mayoría de los casos completos extraños, les escriben por redes sociales. «Quise hacer algo relacionado con ese tipo de mensajes después de que me enviasen uno por redes sociales y comprobar que era algo que le pasaba también a otras muchas chicas. Por eso, hablé con dos de ellas, Andrea Armas y Begoña Ojeda, para que participaran en el proyecto, expusieran una conversación de ese estilo y mostraran esa reacción de hastío, que es como se titula la serie fotográfica».

A pesar de que puede resultar sorprendente por lo gratuito de los textos, los mensajes que se reproducen en Hastío han sido realmente enviados por hombres a las protagonistas de las imágenes aunque, para el mejor funcionamiento de la obra, Asiria se ha permitido algunas licencias. «Exceptuando los mensajes que aparecen en la fotografía en la que estoy yo, que es una con fondo rosa, las otras conversaciones reproducen fragmentos de un chat verdadero que las modelos u otras chicas vivieron. Si decidí hacer esa mezcla no fue porque las conversaciones de ellas no fueran suficientemente fuertes por sí solas, sino porque sentía la necesidad de incluir, además de esas, otras barbaridades que nos suelen decir».

A la hora de dar a conocer sus proyectos artísticos, Asiria ha elegido Instagram. Esta red social es, paradójicamente, uno de los canales a través del cual acostumbran a llegar esos mensajes escritos por hombres que, a pesar de la repercusión del proyecto Hastío, todavía no se han dado por aludidos. «Recibo mensajes muy desagradables sobre mi físico o el de las modelos que aparecen en mis fotografías. Lo peor de todo este asunto es que proceden de hombres a los que no solo no conoces, sino que se permiten el lujo de opinar o “aconsejarte” sin saber absolutamente nada de ti, solamente porque te siguen por una red social. Por ahora ninguno ha dicho nada y, en general, la serie ha sido recibida con muy buen humor por todas las personas que la han visto. En ese sentido, estoy contenta porque significa que entienden el problema que se cuenta».

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