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¿Es verdad que las mujeres juegan peor al ajedrez que los hombres?

Consultamos a varios expertas y expertos en ajedrez qué hay de cierto en esta creencia.

Anya Taylor-Joy en 'Gambito de dama'
Anya Taylor-Joy en 'Gambito de dama'CHARLIE GRAY/NETFLIX (CHARLIE GRAY/NETFLIX)

Gambito de dama es una apertura de ajedrez y, desde el 23 de octubre, también el título de una miniserie de siete capítulos firmada por Scott Franck y Allan Scott basada en la novela homónima que Walter Tevis publicó en 1983. Allan Scott adquirió los derechos de la historia en los años 90 y la transformó en un guión que Heath Ledger estuvo a punto de convertir en película con Ellen Page como protagonista, pero la sobredosis que acabó con su vida truncó el proyecto y Allan Scott volvió a quedarse sin realizador. Finalmente se asoció con Franck y ahora se puede ver el resultado de esa alianza profesional.

Anya Taylor-Joy da vida a la protagonista, una joven llamada Beth Harmon, prodigiosa jugadora de ajedrez enganchada a los tranquilizantes. Descubrió el deporte del tablero en el mismo orfanato donde empezó a consumir los primeros sedantes, que por entonces no estaban contraindicados para los niños. Llegó allí después de la muerte de su madre, una experta en matemáticas con problemas de salud mental y empezó a jugar con el bedel del edificio. A partir de ahí, su vida se centra en superarse jugando al ajedrez y a manejar sus adicciones.

Los realizadores contaron con el asesoramiento del Gran Maestro Garry Kasparov y del entrenador Bruce Pandolfini. Necesitaban que los actores movieran las piezas y tocasen el reloj de una manera natural además de hacer las partidas lo suficientemente emocionantes como para mantener la atención de los espectadores no aficionados al juego. Y tampoco podían caer en inexactitudes que levantasen la crítica de los iniciados.

La serie no solo tiene interés por la estética o por la trama en sí misma, sino que también desafía la afirmación de que las mujeres juegan peor que los hombres. En 2013 [se revisó en 2016], el divulgador y periodista especializado en ajedrez Leontxo García publicó el libro Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas (editorial Planeta) que empieza con un capítulo titulado precisamente ¿Por qué las mujeres juegan peor?. Tildarlo de polémica sería quedarse corta.

El autor explica por teléfono a S Moda que “no podemos tener una certeza absoluta hasta que la tecnología no haya avanzado lo suficiente para saber exactamente las diferencias cerebrales entre hombres y mujeres. En los últimos 20 o 30 años la tomografía de positrones, la magnetoencefalografía o la resonancia magnética funcional han permitido saber del cerebro humano mucho más que antes. Pero de momento no se ha contestado a esa pregunta con una claridad total”.

A día de hoy se sabe que física y químicamente los cerebros de ambos sexos son diferentes, pero eso no significa que se puedan determinar disimilitudes cognitivas. La palabra ‘neurosexismo’ apareció por primera vez en un artículo de la psicóloga Cordelia Fine en el año 2008 y, desde entonces, una parte de la comunidad científica está trabajando para erradicarlo.

Àngels Cucarella es psicóloga y docente universitaria. Jugó al ajedrez desde los 14 a los 19 años y ganó 8 campeonatos autonòmicos (desde la categoría infantil hasta absoluta) en la Comunidad valenciana, fue dos veces campeona autonómica de Euskadi y consiguió una norma de WIM. Esto último significa que es «Maestra Internacional, hacen falta tres para el título y 2200 de ELO, mi máximo histórico creo que fue 2050” [el ELO es el sistema de clasificación en el ajedrez]”. Opina para S Moda vía correo electrónico que la afirmación de que las mujeres juegan peor tiene sentido: “Si observamos los logros que hemos conseguido las mujeres a lo largo de la historia. Otra cuestión diferente es que sea cierta”.

También añade que “tan solo ha existido una mujer, Judit Polgár, capaz de mantenerse entre los diez mejores jugadores del mundo. La media de ELO de los jugadores es muy superior a la media de las jugadoras y este hecho se repite en cualquier nivel, ya sea aficionado o profesional. No obstante, hay que tener en cuenta un dato fundamental: la proporción de mujeres respecto a los hombres es muy inferior, apenas hay mujeres que jueguen al ajedrez, por lo tanto, habría que considerar datos estadísticos para conocer si efectivamente es significativo el dato”.

En cuanto a la teoría de la diferencia de cerebros, sostiene que “existe evidencia científica de las diferencias entre los cerebros de las mujeres y los hombres, la neurociencia y la neuropsicología lo han corroborado” pero “a pesar de ello, nada explica, justifica o afirma que los hombres jueguen mejor al ajedrez por ello. A día de hoy, las investigaciones que se han producido en este campo sobre el ajedrez, son escasas y la mayoría no han conseguido datos concluyentes que puedan avalar la afirmación de que los hombres sean mejores jugadores”.

En cuanto a la condición física tampoco habría ningún factor que pudiese inferir en la habilidad de las mujeres para jugar al ajedrez. Javier Ochoa, presidente de la Federación Española de Ajedrez (FEDA), considera que “es cierto que en el ajedrez también importa la fortaleza, aunque no tanto como en otros deportes. Los campeonatos duran una semana o 9 días, con partidas de 4 o 5 horas y evidentemente la capacidad de resistencia será un poco peor para las chicas. Pero vamos, no creo que ese sea un hándicap para ellas. Por lo demás, la capacidad para calcular es la misma, está claro”.

Leontxo García responde así a la pregunta que expone en su libro: “He hecho la salvedad de que desde un punto de vista estrictamente científico no podemos asegurar nada hasta que no sepamos exactamente cuáles son exactamente las diferencias entre el cerebro de un hombre y el de una mujer, porque me parece importante hablar con rigor. Pero parto de la base de que una mujer puede jugar al ajedrez tan bien o mejor que un hombre”.

¿Por qué hay menos mujeres?

No juegan peor, pero sí es evidente que son muy inferiores en número. Según Javier Ochoa, el porcentaje de mujeres federadas en España oscila entre el 8 y el 9% del total, si bien ha ido creciendo poco a poco en los últimos años. Y a nivel mundial el porcentaje es del 10% más o menos. Para Ochoa “el ajedrez suscita menos interés entre mujeres que entre hombres, obviamente. Es un deporte que no les atrae lo suficiente como para permanecer en él muchos años. No es un problema de capacidad ni mucho menos” pero no sabe muy bien a qué se debe. “Cuando empiezan son muy jóvenes como en casi todos los deportes. Hay campeonatos en España de menores de 8 años, por ejemplo. En esas edades hay más o menos el mismo porcentaje de chicos y de chicas. Quizás la proporción es 60-40. Pero a medida que van pasando los años, las chicas lo van dejando. Por mil motivos. El ajedrez es muy absorbente y exige tiempo para perfeccionarlo y es posible que las chicas no le vean la parte práctica”.

Para Leontxo García, las razones pueden resumirse en una palabra: “educación. Todavía hoy en el siglo XXI mal que nos pese en la mayoría de los países del mundo el ajedrez tiene una etiqueta de masculinidad. Regalarle una muñeca a un niño sigue siendo casi tan raro como regalarle un juego de ajedrez a una niña. En España menos, pero si hablamos de todo el mundo sin duda alguna”. Sin embargo, es optimista porque “España es el país que está en la vanguardia mundial de ajedrez como herramienta educativa. 10 de las 17 comunidades autónomas lo han introducido ya en horario lectivo sin contar los miles de colegios que lo tienen como actividad extraescolar. Obviamente, sobre todo si hablamos de horario lectivo, eso implica a muchas niñas. Y, por tanto, a medio plazo creo que el número de jugadoras en España va a aumentar considerablemente”.

Sabrina Vega es Gran Maestra de ajedrez, ha sido seis veces campeona de España, subcampeona de Europa en 2016, mundialista en 2018 y miembro de la selección española en siete Olimpiadas y siete campeonatos europeos. Actualmente se dedica a dar clases de ajedrez y sigue compitiendo. Para ella “podemos compararlo como un reflejo de la vida, de la evolución social. En ese sentido, este deporte ha sido considerado algo del sector femenino bastante más tarde que del masculino. Y tenemos unos puntos de inflexión que son las edades de los 14 a los 16 años donde mucho volumen de jugadoras va cayendo”, declara a S Moda por teléfono.

Cree que hay dos factores básicos: “Por un lado creo que hay una falta de toque femenino, somos menores en número y estamos hablando en una edad de desarrollo de la personalidad. Cuando pasas del juego a un deporte de competición también lo tienes que compaginar con tu desarrollo personal. Tener apoyo femenino al lado puede marcar mucho la diferencia”. El otro estaría relacionado con la visibilidad: “En la época en la que empecé, que prácticamente fue ayer, el referente que había eran Judit Polgár y sus hermanas. Son unos grandísimos referentes en el mundo del ajedrez femenino y siempre las vamos a admirar como tal, pero hablamos de un fenómeno que se nos presentaba como muy lejano”.

La historia de las tres hermanas Polgár a las que se ha hecho referencia repetidamente en este artículo también podría convertirse en una serie de televisión. Los padres de Susan, Sofia y Judit, pedagogos de profesión, decidieron educar a sus hijas en una especie de experimento para convertirlas en genios. Todas estudiaron en casa –solo fueron al colegio a hacer los exámenes– y el ajedrez fue la base de su formación. El resultado fue que dos de ellas se convirtieron en exitosas competidoras. Susan consiguió ser campeona del mundo en categoría femenina y Judit ha sido la única mujer que ha estado entre los diez primeros jugadores del mundo y está considerada como la mejor jugadora en 1.500 años de ajedrez. Nunca quiso participar en torneos exclusivamente femeninos, excepto cuando era muy pequeña.

“Ahora tenemos a la Gran Mestra china Hou Yifan y referentes muy cercanos de Francia, de Italia, tampoco tan extraños. Y también en España creo que se hace un poquito por visibilizar a la selección española femenina. Estos ejemplos les pueden animar a continuar porque saben que hay alguien que ha llegado a lo más alto y ellas también pueden”, afirma Sabrina Vega. Sin embargo, Àngels Cucarella critica la falta de esfuerzo por parte de las federaciones: “no invierten en la promoción del ajedrez femenino. Si bien es cierto que existen algunas actuaciones, soy muy puntuales y sin un objetivo general definido. Las actividades que organizan suelen ir más bien asociadas a la justificación de alguna subvención que han cobrado, pero no están dirigidas a fomentar el ajedrez femenino o a conocer el motivo o la forma necesaria para conseguir mayor participación de mujeres”.

Todas contra todos

El tema de los torneos femeninos ha sido motivo de polémica durante años. “Históricamente las chicas jugaban con las chicas y como excepción había alguna que participaba en campeonatos mixtos [las mujeres pueden participar tanto en femeninos como en mixtos]. Entonces la política que siguió la Federación Española fue la de eliminar los campeonatos femeninos para que así subiera el nivel, como ha ocurrido realmente. Lo hicimos no solo a nivel absoluto, sino también en las categorías pequeñas, desde el nivel sub 8 [hay sub 10, sub 12, sub 14, sub 16, sub 18 y sub 20]”, explica Javier Ochoa.

Esto sucedió en 2002, pero hubo un gran número de jugadoras que mandaron una carta pidiendo que se reinstaurasen (cosa que ocurrió, aunque actualmente en España ya no los hay otra vez). El argumento era que si hubiese un campeonato femenino habría campeona, pero en uno mixto puede que las mujeres no pasasen del puesto 25. Eso haría que su visibilidad fuese aún menor y por lo tanto, menos estimulante.

Sabrina Vega, que en aquel momento estaba empezando en la competición, fue una de las pocas que pidió torneos unificados, pero “sí entiendo ciertas matizaciones que son importantes. En España las categorías están unificadas y por mi en ese sentido está muy bien. Pero en lo que es la esfera internacional (Olimpiadas, europeos, mundiales) sí creo que, de momento al menos, deben permanecer separados. Si no fuese así, el número de jugadoras que tienen la oportunidad de seguir en el mundo del ajedrez como profesionales serían una o dos”.

Una gran pregunta es si, más allá de que los hombres sean mayoría en este deporte, existe un machismo notable en el sector. Leontxo García comenta que “había un gran componente machista cuando yo era jugador semiprofesional hace 40 años, por ejemplo. Los que habíamos sido educados en un país muy machista como España teníamos un especial miedo a perder ante una mujer, sentías una presión especial, no podías perder esa partida. Esto en países como España prácticamente ha desaparecido. Hoy cualquier ajedrecista sabe que hay muchas mujeres capaces de ganarle”.

Las respuestas de Sabrina Vega y Àngels Cucarella concuerdan bastante con la del periodista. Según la primera, «como en todos lados siempre puede haber alguna anécdota, pero en general creo que es un mundo bastante sano. Es importante que en la etapa inicial hagan un buen trabajo de club para generar un ambiente de unificación, de que el grupo es el grupo y da igual de qué sexo seas. Cuando creces tiendes a crearte tu pequeño grupito cada vez más afianzado, porque si no es un deporte bastante solitario e intenso y es mixto”.

Por su parte, Cucarella afirma que ha «participado en un sinfín de competiciones. Me he encontrado con situaciones machistas en las que me han tratado de forma degradante y humillante por el hecho de ser mujer, pero la frecuencia con las que he padecido esta situación es tan remota que no por ello considero que el mundo del ajedrez sea machista. El ajedrez siempre ha formado y formará parte de mi vida, a pesar de jugar siempre entre tantos hombres, siempre me han tratado como uno más y así me lo han hecho sentir”.

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