Sky Ferreira, la princesa del ‘dance pop’
20 años. La princesa del ‘dance pop’ «con alma ‘grunge’» canta, escribe, actúa y posa para marcas como Calvin Klein o Saint Laurent. Sky Ferreira: todo el mundo habla de ella.
Vestida de negro de pies a cabeza, Sky aparece y saluda con timidez. Su clarísimo color de piel contrasta con su look total, tan oscuro, y le da un toque irreal, casi mágico. Apenas sonríe: «Soy muy reservada y me cuesta socializar, pero cuando me pongo el chip del trabajo cambio por completo». Y así es, pues en cuanto se sube a los Louboutin se transforma en una mujer poderosa, sensual. Sky, musa de Slimane para la precolección de otoño de Saint Laurent, es una artista multifacética que, además de cantar, modela, actúa y compone su propia música. El sencillo Everything is Embarrassing de su álbum Ghost fue nombrado uno de los mejores temas de 2012 por Los Ángeles Times, New York Magazine y The Guardian, y se ha consolidado como una de las artistas más completas y prometedoras del momento.
Ferreira está acostumbrada a los escenarios. De niña ya conquistaba audiencias cantando góspel en la iglesia de su comunidad. «Me encantaba cantar y, aunque no soy muy religiosa, me gustaba el mensaje de las letras, universal y positivo. No tienes que creer en Jesús para creer en el amor y la unidad».
Una curiosidad irresistible: la artista creció muy cerca de la figura del Rey del Pop, Michael Jackson. «Mi madre era estilista y trabajó con él durante muchísimos años; así que desde que nací fue una persona muy próxima a nosotros», recuerda. «Era genial, una gran influencia, aunque creo que nunca me di cuenta de su importancia porque yo lo veía como un miembro más de la familia. Solía cantar para él y pasábamos mucho rato juntos. Pero solo era una niña cuando murió, tenía 16 años».
Jersey de punto calado de 3.1 Phillip Lim, falda de piel de Anne Valerie Hash y anillo de Claire’s.
Andrew Yee.
Esa etapa de su vida la marcó como persona y artista. «No puedo recordar un momento en el que tuviera que pensar en si quería dedicarme a esto o no. Siempre lo supe», reflexiona la niña prodigio que aprendió a tocar piano sin tomar ni una sola lección. «Todo lo replicaba de oído. Mi padre era un gran fan de Elton John y escuchaba sus canciones todo el día. Así que Tiny Dancer y Your Song fueron las primeras melodías que toqué en el piano sin que nadie me enseñara. A partir de ahí empecé a interpretar cual- quier cosa», nos cuenta como si fuera algo normal.
Para alguien tan «dolorosamente tímida», como la propia Sky se describe, la parafernalia que rodea al mundo de la música es algo con lo que no le ha sido fácil lidiar, sobre todo desde que en 2012 Capital lanzó con bombo y platillo su segundo disco –Ghost– y ella empezó a convertirse en un fenómeno musical. «Intento no pensar en ello y seguir siendo auténtica. No soy una marca. Solo quiero demostrar cómo me siento en cada momento», explica. Sus creaciones expresan esa autenticidad. «Creo que mi música es versátil, pero más allá de eso es honesta, como yo».
Lo mismo ocurre con su estilo al vestir. «Llevo cualquier pieza cómoda y con la que me sienta bien. Nunca compro cosas que no me puedo quitar fácilmente o que son difíciles de llevar; odio sentir que es la ropa la que me lleva a mí y no al revés», dice la estrella que se identifica con el grunge («Mi voz también es así») y que adora las prendas de Givenchy, Miu Miu y Saint Laurent, firma con la que acaba de hacer unas fotografías para la precolección de otoño 2013.
Perfecto de charol de 3.1 Phillip Lim, bustier de piel y falda de piel con tul, ambos de Loewe; cadena dorada con cruz de Brandy & Melville, cadena dorada de Lara Bohinc y anillo de Claire’s.
Andrew Yee.
No es la primera vez que Sky Ferreira se convierte en musa de estilo. Calvin Klein la fichó como rostro de su fragancia CK One y Adidas la inmortalizó en una campaña junto al cantante de rap Snoop Dogg. «Adoro la moda, por eso me mantengo tan cerca de ella. No puedo olvidar que este mundo fue el primero que me abrazó cuando inicié mi carrera profesional», reflexiona.
También ha hecho incursiones en el celuloide y se confiesa fan de Cate Blanchett, Quentin Tarantino y Terrence Jersey de punto calado de 3.1 Phillip Lim, falda de piel de Anne Valerie Hash y anillo de Claire’s. Malick. «Mi primer rodaje fue a los 14 años, justo cuando empecé con la música. Trabajé en muchos filmes independientes. De hecho, me tomé un break de cuatro años para pensar bien en qué quería enfocarme. Elegí darle prioridad a la música, pero he seguido haciendo algunos proyectos. El año pasado, por ejemplo, rodé dos películas, un cortometraje llamado IRL y un largometraje, The Green Inferno, dirigido por Eli Roth».
Y aunque le siguen llegando ofertas, lo que le interesa a esta Brigitte Bardot moderna no es otra cosa que su carrera musical. «Es mi vida, lo que me hace sentir, me da energía y me permite respirar. La música puede despertar en ti tristeza, felicidad, nostalgia. Es increíble». Por eso también le gusta componer. «Escribo sobre lo que sea. Intento interpretar lo que me pasa, y algunas experiencias son muy extrañas. Desde hace tiempo siento que soy adulta, pero es ahora cuando lo puedo empezar a trabajar. Es difícil de explicar, pero ya no me siento una adolescente. He crecido», suspira la joven celebridad mientras nos mira fijamente. «De pronto veo las cosas desde otra perspectiva y también escribo acerca de ello, de mi metamorfosis».
Top con pedrería y pantalón de organza, todo de Dries Van Noten; gafas de sol con crista- les de swarovski de Marc Jacobs y cadena dorada de Lara Bohinc.
Andrew Yee.
Mantener la privacidad ha sido muy importante en su ascenso a la fama y para conseguirlo se ha mudado a Nueva York, ciudad donde se siente libre. «Quiero lograr no ser perseguida por un paparazi. Quiero conservar mi grupo de amigos, encontrar el equilibrio», murmura. Y nos confiesa su gran preocupación: «A veces siento que debo demostrarle a la gente que soy real, que tengo talento y que no soy solo un producto. Por eso nunca doy las cosas por sentado. Al final, el trabajo duro es lo único que triunfa».
Ferreira no se considera religiosa, pero cree en Dios y en el destino, por eso tiene sus mantras de vida: «Intento mantener un buen karma y tratar a las personas como quieren ser tratadas». Físicamente, también se cuida: «Evito comer mucha carne y no consumo lácteos. Camino todo lo que puedo y hago bicicleta, abdominales y flexiones a diario. Sin obsesionarme. Además me gusta el yoga, pero el estilo más vigoroso».
Tiene 20 años, pero su obsesión es aprovechar su situación actual para generar conciencia en los jóvenes y hacer actos benéficos: «He participado en eventos para ayudar a las víctimas del huracán Sandy, también soy voluntaria de la Fundación de Elton John para la lucha contra el sida y me encanta tener relación con la Rave Foundation en Los Ángeles, una casa a la que cualquier mujer que ha sufrido un abuso sexual puede ir para recibir terapia y atención».
Mira el reloj y marca el final del encuentro dejando claro su objetivo: vivir el día a día. «Lo único que pido es seguir haciendo lo que quiero y tomar buenas decisiones. Estoy en ello».
Jersey de ochos de Tommy Hilfiger Collection, vestido con estampado militar de DKNY, cadena dorada con cruz Brandy & Melville y cadena dorada de Lara Bohinc.
Andrew Yee.
Camisa de seda y falda acolchada con estam- pado paisley y tachuelas, ambas de Isabel Marant; cadena larga de Mónica Vinader, cadena con cruz de Brandy & Melville y stilettos de Manolo Blahnik.
Andrew Yee.
Sudadera de la colección de hombre de Givenchy by Riccardo Tisci y san- dalias de Givenchy by Riccardo Tisci.
Andrew Yee.
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