De primera dama a diseñadora: Samantha Cameron lanza su propia línea de moda
La mujer del ex primer ministro británico anuncia la creación de su propia firma, Cefinn, que se venderá en Selfridges, Net-a-porter y su propia web.
Del 10 de Downing Street a las estanterías de Selfridges. El Brexit lastró la carrera de su marido, David Cameron, pero Samanta Cameron ha sabido encauzar su carrera tras la dimisión del ex primer ministro británico. La ex primera dama ha tomado las riendas de su vida como ninguna otra lo había hecho antes: lanzando su propia línea de moda. Tras meses de especulaciones, especialmente en las últimas semanas, cuando se registró la compañía Samantha Cameron Studio Limited, la respuesta ha llegado esta misma mañana. Samantha Cameron lanza Cefinn, una marca que responde a las iniciales de sus cuatro hijos. La edición británica de Vogue avanzaba hoy en su web parte del reportaje que aparecerá en el número de enero (a la venta a mediados de diciembre) y donde la propia Cameron posa con sus diseños (su hermana, Emily Sheffield, es la editora adjunta de la revista).
«Creo que hay muchas marcas americanas y francesas que se ajustan a ese soporte de diseñador contemporáneo con el precio correcto y el estilo adecuado, pero no hay muchas marcas británicas que llenen ese vacío», cuenta la nueva empresaria en la revista. Los looks que luce, y otros hasta alcanzar la cifra de 40 propuestas, estarán a la venta en su web, en Selfridges y en Net-a-porter. Los precios rondarán entre las 100 libras (116 euros) a las 300 libras (350 euros).
No es la primera vez que Samantha Cameron se relaciona con la moda. Esta aristócrata (hija de un barón descendiente de Carlos III) fue consultora creativa de la marroquinería Smythson y ha sido, además, embajadora del Consejo Británico de la moda. En la línea de Michelle Obama, Cameron se relacionó y vistió de firmas británicas en sus actos oficiales (combinaba prendas de Marks & Spencer o Whistles, con las de Christopher Kane, Erdem, Alexander McQueen o Jonathan Saunders) y fue elegida una de las mujeres mejor vestidas del mundo por Vanity Fair en 2015.
SamCam, como popularmente la apodó la prensa británica, siempre desprendió una imagen de primera dama adaptada al siglo XXI, una mujer trabajadora, moderna pero con guiños al rol tradicional que tanto gusta a los británicos (presumía de cocinar el porridge cada día a sus hijos). En The Guardian han recordado un look para definir todo esto: cómo en 2011 vistió unos pantalones naranjas de Zara y unos zapatos de apenas 30 euros al acompañar a su marido a la conferencia del partido conservador («la imagen de una primera dama moderna, pese a ser hija de un barón»). Mientras ejerció de embajadora del Consejo Británico de la moda, ofreció varias fiestas para la semana de la moda londinense en Downing Street. Quién sabe si sus prendas desfilarán pronto por la pasarela británica.
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