‘Más personajes femeninos’: los Goya se ponen feministas
Con momentos aplaudidos y criticados, la gala no hizo oídos sordos al activismo de las trabajadoras por la igualdad de condiciones.
«Hay un 52% de mujeres en la sociedad y sólo un 20% de papeles femeninos en el cine», contó a la prensa en la alfombra roja Cuca Escribano, que apareció en la 31 gala de los premios Goya con un chal revindicativo en el que se podía leer «Más personajes femeninos».
Reivindicativa entrada la de Cuca Escribano en la alfombra roja de #Goya2017, reivindicando más papeles femeninos https://t.co/d3qpCnPe7q pic.twitter.com/kXoSXezJME
— RTVE (@rtve) February 4, 2017
La prenda fue la antesala a una serie de momentos en los que no sólo las mujeres reivindicaron su valía en una fiesta del cine español androcéntrica (tal y como repasaban en Tentaciones: de las 30 ediciones de los premios celebradas hasta ahora, han recibido un galardón 814 hombres y 222 mujeres. Así que de cada 5 premiados solo una es una mujer). La organización de la gala incluyó ciertos guiños que, acertados o no, trataron de compensar la voceada lucha de las trabajadoras del gremio por la igualdad de condiciones laborales. Lo fue cuando Dani Rovira («por mis cojones») se subió a unos tacones simbólicos para «ponerse en los pies de las mujeres» y clamar por más féminas «haciendo cine».
Más que tacones y clichés visuales, una de las claves de la noche llegó de la mano de Ana Belén, al recoger su Goya de Honor y recordar qué tipo de roles femeninos se estereotipan en la gran pantalla. «Nos cuesta mucho trabajo que nos reconozcan el mismo trabajo en una profesión liberal como la nuestra. Sí, estamos mejor que hace cincuenta años, pero se me escapa la razón por qué faltan mujeres. Si a veces no se necesitaran para interpretar, ni siquiera estaríamos», lamentó, en concordancia con lo que escribió hace unas semanas Octavio Salazar en el blog Mujeres. El activista recordaba cómo la mirada masculina también ha marcado el tono de esta edición: «el cine español continúa teniendo rostro masculino y, más aún, el rostro de una determinada masculinidad que es la que sustenta el sistema sexo/género […] Los protagonistas absolutos son hombres y las mujeres apenas son personajes mínimos que poco o casi nada añaden al relato principal». Ellas reclamaron que sí se puede.
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