Paulina Porizkova: «La solución mágica para que nadie abuse de modelos… ¡es no reclutar niñas!»
Fue la modelo más famosa del mundo de la Guerra Fría. Cientos de portadas después, la checa dice que solo ahora empieza a disfrutar de ser modelo. Aquí, sus razones.
Paulina Porizkova (República Checa, 56 años) dice que la persona más formativa de su vida fue su abuela. No es extraño. Sus padres la dejaron con ella a los dos años y huyeron a Suecia, tras la invasión acordada en el Pacto de Varsovia, en 1968. Cuando volvieron a por ella, la devolución no fue tan fácil como esperaban: el Gobierno comunista la convirtió en un símbolo y ella misma no quería irse con quienes ya no consideraba sus padres. Gracias a una intervención de Olof Palme, los Porizkova volvieron a estar juntos, pero la vida de esta niña que algún día sería una de las modelos más famosas del mundo y un icono absoluto de Sports Illustrated (cuando serlo aún importaba) ya había cambiado para siempre. Cuando se mudó a Estados Unidos se enamoró de Rick Ocasek, el cantante de The Cars (fallecido hace cinco años) con quien, a pesar de haberse divorciado, vivió bajo el mismo techo hasta el final y que, a pesar de todo y para sorpresa de ella, la desheredó en el último momento. Cuarenta años después, ella sigue contestando preguntas sobre todos esos azares sin ningún problema. El pasado no le preocupa. Vive en un presente del que está muy orgullosa y sobre el que reflexiona de una forma sorprendentemente franca en su cuenta de Instagram, gracias a la que, admite, ha hecho muchísimos amigos.
¿Quién diría que ha sido la persona más importante de su vida?
La persona más formativa en mi vida fue mi abuela, quien me crió hasta que cumplí nueve años porque mi madre obviamente estaba ahí muy al principio, cosa que no recuerdo, pero luego me dejó con ella. Cuando regresó estaba embarazada de mi hermano y tenía muchas otras cosas de las que preocuparse, así que realmente no tenía tiempo para mí, lo que no fue tan grave. Y no lo fue porque tenía una abuela que me quería incondicionalmente, como debería hacer una madre. Si no la hubiese tenido quizá hubiese sentido que no le importaba a nadie y creo que los niños a los que les pasa eso en la infancia, pues ya sabes lo que pasa: adicciones, depresión, todo eso.
¿Y cómo era ella?
Era muy, muy pequeñita. Mi abuelo medía casi dos metros y ella era bajísima y era muy gracioso, les llamaban “el vaso y la botella”. Y era una mujer muy simple con un montón de prejuicios típicos de la gente mayor de los países del Este, pero era muy fuerte y muy cabezona. Creció en una granja y luego se casó con mi abuelo, que era profesor en una escuela y así fue como ella entró en contacto con la educación. Ella misma se convirtió en una profesora de preescolar y yo me pasaba la vida con ella en el colegio.
¿Cómo describiría la relación con su madre ahora?
Mi madre se casó hace tres años y está en el mejor momento de su vida. Es una aventurera, increíblemente valiente, un espíritu libre. En otro tiempo habría sido Amelia Earhart. Me llevó mucho tiempo perdonarla por haberme sacado de al lado de mi abuela y tuve que superar mucho resentimiento, pero gracias a eso tuve el amor incondicional de mi abuela y también el espíritu aventurero de mi madre.
Dice que su abuela tenía muchos prejuicios, sin embargo usted es una persona con una mentalidad muy abierta. ¿Cómo se consigue eso?
Cuando te expones a tantas cosas como yo y tienes inteligencia para asimilar las cosas que te pasan, es imposible que no se te vaya abriendo la mente. A ella le hubiese pasado lo mismo. Simplemente no se expuso.
¿Recuerda el día que la “descubrieron” como un momento un poco siniestro?
Una amiga mía había mandado unas fotos a una agencia y la mujer que me reclutó era una señora amabilísima que había sido modelo ella misma. Era una mujer muy maternal que me recordaba a mi abuela y que nunca había estado en París, así que no tenía ni idea de a dónde me estaba mandando cuando lo sugirió. Solo pensaba que me estaba ofreciendo una gran oportunidad.
¿Y cómo se sintió cuando llegó a París?
Estaba absoluta y completamente aterrorizada. Tienes que tener en cuenta que en el colegio en Suecia sufrí muchísimo acoso, los críos eran muy crueles, me llamaban sucia comunista y cosas así, así que tenía una autoestima bajísima por eso y por más razones, como lo de que mis padres no me querían y tal. Así que cuando pasé de eso a un ambiente donde todo el mundo quería mi presencia, nadie me despreciaba, me decían que era guapísima, pues fue como el cuento del patito feo. Tenía 15 años y fue la primera vez en muchísimo tiempo que me sentí merecedora de algo y al mismo tiempo me sentía como una enorme impostora cada día de mi vida. Pasé dos años que cada vez que escuchaba hablar francés y no entendía qué decían, pensaba que me iban a mandar en un avión de vuelta a casa.
¿Ha dejado de tener esa sensación?
Cuando escribí mi novela, Night in summer, creo que fue parte del proceso revivir esos momentos y verlos más objetivamente para encontrar un lugar donde ponerlos. En mis primeros 40 tuve muchas crisis de ansiedad y llegó un punto en que ni siquiera podía salir de casa.
¿Esa ansiedad tiene que ver con esa frontera de edad que son los 40?
No, no. Simplemente es que hasta que mis hijos se hicieron un poco más mayores tardé algo de tiempo en ser algo más que una madre. Me llevó un tiempo acostumbrarme a mi nueva posición en el mundo. Mi marido también era un hombre que sufría mucho de ansiedad y al principio nos entendimos mucho en ese punto que teníamos en común, luego empezó ya a complicarse más…
Alguna vez ha dicho que la carrera de modelo es comparable a la de una deportista, que empiezas muy joven y terminas muy joven. ¿Qué habría que hacer para reorientar la vida de esas modelos “cesadas”?
Bueno, desafortunamente creo que la solución a eso sería volver a lo que era el oficio de modelo en los inicios: mujeres, no chicas. Porque cuando eres modelo y ya eres una mujer nadie te manipula ni se aprovecha de ti. ¡Es una solución mágica! ¡No reclutar niñas!
¿Y cómo de cerca estamos de eso?
No creo que estemos muy cerca todavía, pero al menos ahora hay una conversación en torno al tema, aunque la verdad es que no veo mucha esperanza de cambio mientras siga habiendo esa saturación de filtros de Instragram, en el que incluso a las chicas jóvenes se les hace sentir que no pueden ser humanas normales.
¿Le sorprendió la forma en la que Linda Evangelista dio a conocer al mundo lo que le había pasado en su tratamiento de estética?
Comprendo absolutamente lo que es hacerse mayor y ser expulsada de un negocio que ya no te quiere, mientras el público sigue teniendo las mismas expectativas puestas en ti. Ella solo estaba intentado disminuir esa presión pública. En mi caso, lo más probable es que os hubiera ido contando todo paso por paso en Instagram, así que no hubiese sido sorpresa [risas].
¿El síndrome de la impostora dura para siempre?
Creo que sí… [risas]. Tengo amigos en los puestos más importantes de sus áreas de trabajo que a pesar de todos sus logros lo siguen experimentando, con 50 y 60 años. Lo que tenemos todos en común son unas infancias complicadas. Pero bueno, también te digo que en el mismo momento en que tienes un hijo ya estás empezando a joderle la vida. Por mucho que intentes hacerlo bien, algo harás mal siempre. Por mucho que intentes ser la madre perfecta, no vas a poder, nadie puede.
¿Cuál es la sesión de fotos de la que guarda mejor recuerdo?
¿Sabes qué? Sorprendentemente mis mejores recuerdos como modelo son muy recientes. En los años ochenta te trataban de una forma muy diferente a cómo lo hacen en la actualidad. Ahora les preocupa que estés a gusto y además las redes sociales han permitido que nadie pueda salirse con la suya con malas conductas. Esa es una de las cosas buenas de las redes, que ya no puedes ser un asqueroso sin que se entere todo el mundo.
Ha dicho alguna vez que su marido era tremendamente celoso. ¿Cuándo se dio cuenta de que eso no era bueno?
Cuando nos conocimos era increíblemente celoso, de una forma preocupante, pero entonces eso todavía me parecía un signo de amor. Una vez que nos casamos, sin embargo, eso se calmó y pensé: “Qué maravilla. Esto significa que por fin confía en mí y que se ha dado cuenta de lo mucho que le quiero”. Pensaba que le había arreglado con mi amor. Pero simplemente era que ya no me dejaba entrar en las partes más oscuras de su alma. Era una persona profundamente insegura que no quería que supieras que lo era y que se construía una armadura para no dejarte entrar.
¿Y cree que esos celos pudieron tener que ver un poco con el hecho de que la desheredara?
Me gustaría honestamente poder decirte las razones, pero solo las sabe él. Yo creo en realidad que fue una decisión rápida que tomó con la ayuda de su abogado y que ni siquiera comprendía lo que estaba haciendo, pero teniendo en cuenta que yo había empezado otra relación y que él era tan celoso, pues sí, podría tener algo que ver con eso.
Ha contado también que era un hombre muy poco divertido, muy serio. ¿Cómo se las arreglaba para ser feliz con él siendo usted tan divertida?
Bueno, supongo que yo proporcionaba la diversión [risas]. Él era un artista, un escritor de canciones y cantante maravilloso. Tenía tanto talento que él solo se llegaba y se bastaba. Estaba a gusto estando solo consigo mismo, escribiendo poesía y absorbido por la música. También le absorbían nuestros hijos, cuando nacieron. Fue un padre maravilloso pero bueno, no le gustaba mucho hacer más cosas y al principio, cuando yo era muy joven, simplemente me sentaba a esperarle. Conforme me fui haciendo mayor fui saliendo de ese encierro, me eché amigas y empecé a hacer mis propias actividades.
Cuando se separaron, siguieron viviendo bajo el mismo techo. ¿Obligaron a sus hijos a tomar parte por uno de lo dos?
Pues mira, intenté por todos los medios que no tuvieran que hacerlo, porque eso es lo que me pasó a mí cuando era niña. Jamás le haría eso a mis hijos. Ellos saben perfectamente que ambos les cuidamos y les seguimos queriendo a pesar de que emprendiésemos vidas separadas.
Y ahora, ¿qué busca en una pareja?
La realidad es que ahora tengo 56 años y estoy más preparada intelectualmente de lo que jamás haya estado antes. También soy más exigente. Ahora sé cuáles son mis necesidades, cosa que no sabía cuando tenía 19. Cuando conocí a mi marido era una adolescente y a esa edad dices: “Ah, está buenísimo, ¿qué más da que viva con su madre si tiene una colección de discos genial?”. Me encantan los hombres creativos, pero siempre están un poco locos.
* Estilismo: Ryan Young. Modelo: Paulina Porizkova (Traffic Models). Maquillaje: Fulvia Farolfi (Bryan Bantry Agency). Peluquería: Ben Skervin (Walter Schupfer Management). Manicura: Maki Sakamoto (The Wall Group). Producción local: Jennifer Pio. Asistentes de fotografía: Geoff Leung y Allison Brooks. Asistentes de estilismo: Trevor McMullen y Weatherly Giblin. Asistente de maquillaje: Robert Reyes.
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