Miranda Kerr: «Llegar a lo más alto es cuestión de autoestima»
La mujer de Orlando Bloom ocupa el séptimo puesto de la lista de modelos mejor pagadas del mundo de Forbes. Ella es la última embajadora de la firma Mango.
Aparece en el photocall de Mango, en el hotel Villamagna de Madrid, como un ángel, vestida de blanco, con jeans, una camiseta de algodón, una chaqueta ligera y zapatos de salón. «Qué calor –dice con una sonrisa–, se nota que estamos en España; poco importa que sea diciembre». Por la tarde, en una suite del mismo hotel, Miranda Kerr recibe al equipo de S Moda con un mono de raso negro de la colección de primavera de la firma española. Y aunque quizá sobre la pasarela de Victoria’s Secret parezca una diosa inalcanzable, de cerca, la mujer de Orlando Bloom es accesible, simpática, muy curiosa (lo analiza todo con su mirada) y, sobre todo, charlatana. Le gusta hablar de moda, de su hijo, de Orlando, de su abuela, de sus amigas y sus recuerdos de infancia.
En Australia muchas niñas han crecido soñando con convertirse en Elle MacPherson, El Cuerpo.
Yo crecí en el campo, apartada de la moda y de la ciudad. Montando a caballo, subiéndome a árboles, observando boquiabierta cómo mi abuela cocinaba… Ella, y no Elle MacPherson, definió mi visión de la moda. Mis padres eran muy jóvenes cuando yo nací, mi madre apenas tenía 16 años. Fue mi abuela quien me cuidó. En el desván guardaba un baúl repleto de ropa antigua. De todas aquellas prendas de otra época, recuerdo un vestido largo de terciopelo rojo que me fascinaba. Yo tendría unos cinco o seis años; y me paseaba vestida con él por la casa como si fuera una reina. Ese fue mi primer contacto con la moda.
Aunque para usted sea un referente lejano, muchos sí que ven en usted a la nueva Elle.
No me gustan los encasillamientos. De hecho, no soporto la idea de que alguien se acerque a una chica que aspira a ser modelo y le suelte ese tipo de argumentos: «Tú puedes ser la próxima Elle». Cada uno tiene que seguir su propio camino. Quizá las dos seamos modelos, pero soy totalmente distinta a ella.
Esta primavera toma el relevo de otras top models, como Kate Moss, para la imagen de la campaña de Mango.
Es un gran honor, porque es una marca de lujo asequible que siempre me ha gustado. La moda es una forma de expresión y, en tiempos de crisis, es divertido poder jugar con prendas de firmas más económicas.
¿Llegar a lo más alto es cuestión de suerte?
No, es cuestión de autoestima. Hay muchas chicas hermosas en el mundo, pero no tantas que crean en sí mismas.
Los genes también son importantes, ¿no cree?
Sí, pero no bastan, tienes que trabajar día a día.
Miranda Kerr ante el objetivo de Inez van Lamsweerde y Vinoodh Matadin para la campaña primavera-verano 2013 de Mango.
Inez van Lamsweerde & Vinoodh Matadin
¿Fue difícil al principio abrirse un hueco en esta industria?
Es curioso, pero antes de trasladarme a Nueva York en 2004, decidí ir a Japón a trabajar y, aunque me habían ofrecido un contrato, me sentí rechazada; porque apenas conseguía trabajos. Sin embargo, el año pasado volví y la sensación fue muy distinta. Incluso se había creado un mito según el cual llevar una foto mía en el móvil era un amuleto que atraía la buena suerte, la felicidad y la fortuna. Pasar de un extremo (con 18 años) al otro (ahora que tengo 29) resulta irónico. Porque apenas he cambiado físicamente.
¿Qué cualidades ha de tener una supermodelo?
Lo más importante es no asumir un rechazo como algo personal. Si yo lo hubiera hecho cuando tenía 18 años, hoy no estaría donde estoy. En realidad, la clave es no tomarse esta profesión demasiado en serio. Para mí es solo un medio para conseguir un fin. La moda es un escaparate. Aparecer en portadas te da publicidad. Me ha permitido convertirme en portavoz, escribir un libro y animar a otras mujeres a creer en sí mismas.
Para muchas de ellas, usted es un referente de estilo. ¿Cuáles son los infalibles que toda mujer debería tener en su armario?
Un par de vaqueros que se adapten a la silueta de su cuerpo, un buen blazer (funciona con todo, tanto de día como de noche) y un complemento especial, como el sombrero Fedora de la colección primavera-verano 2013 de Mango. Puedes transformar cualquier look con un buen accesorio. Otro de mis imprescindibles es una falda negra de talle alto.
Confiese, ¿alguna vez toma prestada ropa del armario de su marido?
Muy de vez en cuando. Quizá una americana, o una camiseta. Es divertido. Me gusta mezclar y jugar con los códigos masculino-femenino.
¿Ser madre ha cambiado su visión de la moda?
Sin duda. Mi vestuario tiene que adaptarse a mi nueva vida. Si voy a jugar con mi hijo al parque, tengo que llevar ropa cómoda y bailarinas para poder correr. Pero si estoy en Nueva York y tengo una sesión de fotos (y mi hijo me acompaña), entonces puedo arreglarme un poco más –e incluso llevar tacones– porque la distancia es más corta. En casa, soy una chica muy casual.
¿Cómo son esas sesiones con Flynn (de 2 años) al otro lado del objetivo?
Divertidísimas. Además, como otros miembros del equipo también llevan a sus hijos al plató, Flynn puede jugar y bailar con ellos. Es lo que ocurrió cuando realizamos la campaña para Mango con Inez van Lamsweerde y Vinoodh Matadin. Ellos entendieron perfectamente mi punto de vista y dejaron que me expresara a través de las fotos. No me gusta adoptar posturas estáticas frente a la cámara. Prefiero moverme, para que las imágenes transmitan esa frescura y naturalidad. De hecho, me encanta bailar, como a mi hijo; y por suerte, a Orlando [Bloom] también.
«Estudié nutrición, para mí es fundamental una dieta equilibrada»
Inez van Lamsweerde & Vinoodh Matadin
¿Es esa su clave para estar en forma en un tiempo récord, como cuando posó para Victoria’s Secret apenas seis meses después de dar a luz?
Una de ellas es dar largos paseos, sobre todo cuando estamos perdidos en algún lugar, lejos de los flashes. Básicamente no me privé de nada durante el embarazo porque hacía ejercicio. Practico yoga desde hace más de diez años. Ahora comparto las sesiones con mi hijo. Aprovecho cuando me abraza, como si fuera un koala, para ejercitar los abdominales. Ser madre te obliga a hacer mil cosas a la vez. Es casi un ejercicio de equilibrismo.
¿Cuida su alimentación?
Estudié nutrición. Para mí, una dieta equilibrada es fundamental. Pero no creo en las prohibiciones. Mi regla de oro es 80% salud, 20% indulgencia. Si me apetece chocolate, quizá no me tome una tableta entera, pero sí una onza. Tienes que sentirte bien, sin necesidad de negarte nada. No se me ocurre nada mejor que disfrutar de un buen almuerzo con amigos. Confieso que me encanta cocinar y, cuando tengo tiempo libre, me gusta tener invitados en casa para cenar.
Su pareja es una de las más sólidas de Hollywood, ¿cuál es el secreto?
La comunicación y la sinceridad. Soy un poco tradicional y creo que es importante dejar que el hombre sea el hombre. Yo soy una mujer fuerte de negocios. Tengo mi propia línea de cosméticos, Kora Organics. Pero cuando llego a casa, intento ser más dulce y más femenina. Y claro, como en cualquier relación, tienes que trabajar para que funcione.
¿Un propósito para 2013?
Quedar más con mis amigas. Con mi trabajo es difícil porque tengo que viajar y no me gusta hablar por teléfono. Soy más de relaciones cara a cara. Aunque sigo viendo a mis amigas de infancia. Somos cinco y no necesitamos contárnoslo todo. Cada vez que nos encontramos es como si no hubiera pasado el tiempo.
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