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¿Merece Kim Kardashian el premio a mejor influencer tras su traspiés con las piruletas saciantes?

La empresaria va a recibir el premio ‘Influencer del Año’ de los premios CFDA justo cuando se ha visto involucrada en una polémica por anunciar piruletas para quitar el apetito.

Kim Kardashian promocionando unas piruletas para saciar el apetito.
Kim Kardashian promocionando unas piruletas para saciar el apetito.

Admirada u odiada, pero siempre en el punto de mira. A estas alturas la popularidad de Kardashian y su rentabilidad como personaje son incuestionables. Desde que se diera a conocer en 2007 tras la filtración de unas imágenes manteniendo relaciones sexuales con el rapero Ray J y, en consecuencia estrenara el ‘reality’ que aún protagoniza junto a sus hermanas (Keeping Up With The Kardashians), Kim ha construido todo un imperio en torno a su imagen. Cuenta con 111 millones de seguidores en Instagram, otros 60 en Twitter y, además de una firma de maquillaje (KKW Beauty), varios perfumes, un videojuego, una app y sus propios ‘emoji’, su calado en la moda trasciende. Ha conseguido que sus curvas y el ‘contouring’ sean tendencia, junto a su marido, Kanye West, ha definido el nuevo lujo y cuenta con el beneplácito de Anna Wintour. Ahora el CFDA (Consejo de Diseñadores de Moda de América), que otorga cada año sus premios considerados como ‘los Oscar de la moda’, ha decidido estrenar la categoría ‘Influencer del Año’ con ella en su gala el 4 de junio. Pero, ¿ha llegado el momento de plantearse (de nuevo) lo que Kim Kardashian vende en realidad?

La conversación se reavivaba hace unos días tras un post en sus redes en el que Kardashian aparecía chupando una piruleta y escribía : “Chicos, Flat Tummy Co. acaba de lanzar un nuevo producto. Son piruletas supresoras del apetito y son literalmente increíbles”. Las críticas no tardaban en llegar, la actriz y presentadora británica Jameela Jamil respondía en Twitter: “No. Que te den. No. Eres una influencia terrible y tóxica para las chicas jóvenes. Admiro la capacidad de tu madre para hacer marca, es un genio, explotadora pero innovadora. Sin embargo, esta familia me hace sentir realmente desesperada cuando veo a lo que reducen a las mujeres. Y seguía con un segundo tuit: “Quizás es mejor que no tomes supresores del apetito y que comas lo suficiente para recargar tu cerebro, trabajar duro y tener éxito. Y para jugar con tus hijos. Y para divertirte con tus amigos. Y para tener algo que contar al final de tu vida aparte de ‘tenía un vientre plano”.

La empresaria no respondía de manera directa, pero borraba ambos ‘posts’ para después volver a publicar la misma imagen, de nuevo con la marca etiquetada, pero esta vez sin comentario y un icono pirueta como única declaración. Siguiendo adelante con su compromiso comercial.

Para Kim Kardashian el culto al cuerpo se ha convertido en marca de la casa. Acaba de lanzar un perfume, KKW BODY, cuyo frasco es una escultura real a escala de su tronco. Y ella misma contaba en una entrevista con S Moda que si tuviera que elegir una contribución del clan Kardashian a la industria quizá sería “hacer que las curvas estén de moda”. Pero curvas a costa de qué. Kim ha reconocido en más de una ocasión que padece dismorfia corporal, un trastorno mental por el que la persona se obsesiona con algún rasgo o parte de su cuerpo, percibiéndolo de un modo exagerado y llevándole a estados ansiosos. En su caso, la preocupación por conseguir la cintura de avispa que acentúe sus curvas a base de corsés de entrenamiento o productos dietéticos ha sido narrada (y reforzada) desde hace años en su cuenta de Instagram. Y cómo esto ha influido en otras mujeres es una realidad tangible, en el artículo de Lenny Letter Por qué las mujeres negras cada vez buscan más someterse a cirugía plástica, Jennifer Epperson saca a relucir cómo ‘el trasero Kardashian’ ha supuesto una revolución en los quirófanos.

Como subrayaba con su tuit Jameela Jamil y como contaba en The Guardian Nancy Jo Sales, autora del libro American Girls: Social Media and the Secret Lives of Teenagers (Chicas americanas: redes sociales y la vida secreta de las adolescentes), para el que entrevistó a más de 200 jóvenes de entre 13 y 19 años, muchas de ellas sienten admiración por Kim Kardashian y se ha convertido en la “personificación de la obsesión americana con las celebridades y las redes”. La escritora recordaba también el episodio de la firma del libro Selfish (un recopilatorio de los propios ‘selfies’ de Kim) en el que una niña le decía “me has inspirado para ser sexy y famosa”. Otro ejemplo de esa fascinación juvenil lo hacía visible en enero la actriz Millie Bobby Brown en el programa de Jimmy Fallon, declarándose fan de Keeping Up With The Kardashians: “Las amo (…) Las sigo en redes sociales, son geniales”. Y apenas dos meses más tarde, ella y Kim compartían ‘selfies’ juntas a través de Instagram Stories.

Pero Kim lo tiene todo medido, también su discurso para responder a quienes critican el ejemplo que da o sus recurrentes desnudos y en él apuesta por hablar de liberación sexual y empoderamiento. Por el Día de la Mujer en 2016 publicaba en su app el siguiente mensaje: «Estoy empoderada por mi cuerpo. Estoy empoderada por mi sexualidad. Tengo el poder de sentirme cómoda en mi piel (…) Espero poder alentar al mismo empoderamiento a niñas y mujeres en todo el mundo”. Para la experta en Comunicación y Género Pilar López Díez, el matiz es importante: “Está por un lado la imagen que quiere dar porque es muy productiva económicamente para ella, pero no creo que tenga en mente algo más que el negocio que ha construido sobre su cuerpo. Ha oído hablar de empoderamiento y cree que es lo que hace, pero en mi opinión empoderamiento tiene que ver con conocer en que mundo vives, tener un objetivo de vida que lo mejore y lo convierta en un lugar en el que las mujeres no sean utilizadas solo por su cuerpo”.

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