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Las musas ‘indies’ de la pasarela

No son modelos ni lo pretenden, y sus seguidoras están encantadas. Imitarlas es sencillo: pelo estudiadamente desaliñado, mirada cándida y no seguir una estricta dieta macrobiótica.

Parker Posey
Gtresonline

Atención blogueras: para posar bien hay que fijarse en las musas indies. Son cuatro las posturas fundamentales: manos simétricas sobre las caderas, cabeza ladeada con melancolía, manos en los bolsillos y cara de pasaba por aquí; y, para quien además quiera dar el salto a ser actriz comercial, con una tensa mano en la cintura y brazo sujetando un clutch.

En este panal indie, hay una abeja reina desde hace ya dos décadas: Parker Posey. Ella adora los papeles de trastornadas, como la joven que cree ser Jackie Kennedy en The House of Yes (1997). Ahora se enfrentará a Grace Kelly en el biopic que se prepara sobre la actriz convertida en princesa, protagonizado por Nicole Kidman, y en el que ella interpreta a Madge Tivey-Faucon. Posey, igual que entra y sale de producciones comerciales, va a supereventos de primeras firmas como a los de pronto moda. Un ejemplo, acompañó a Lázaro Hernández en los CFDA de 2004 y a Zac Posen en 2010 para apoyar su línea para Target.

Junto a ella está la actriz y directora Sarah Polley, familiar en nuestro país por protagonizar Mi vida sin mí (2003) de Isabel Coixet. Aunque desea «una vida de clase media en Toronto», se deja seducir por los vestidos largos de Paul Smith o Armani si los flashes lo requieren.

Algo parecido le ocurre a las directoras y guionistas (y en ocasiones actrices) Ry Russo-Young, Lynn Shelton o Lorene Scafaria. La primera se viste con denim –comprado en Opening Ceremony, claro– para trabajar. Y para los estrenos, pues llama a Frida Giannini y le pide un vestidito de cóctel. La segunda es una fanática de Urban Outfitters. «No quiero pensar qué ponerme para las galas», asegura; así que su opción es el minimalismo de Michael Kors. Scafaria, directora y guionista de Seeking a Friend for the End of the World, con Steve Carell y Keira Knightley, sabe lo importante que es la imagen promocional y confía en Proenza Schouler o Burberry Prorsum. Tras sus pasos, y subida a unos Louboutin –que ir de independiente no significa comprar ropa al peso–, va la actriz y guionista Greta Gerwig, de 29 años, quien imita a Chloë Sevigny hasta en el vestuario de sus últimas películas, como A Roma con amor, de Woody Allen, y Lola Versus, de la que es guionista y compañera de reparto de Zoe Lister-Jones. Ella no está interesada en vestidos babydoll, sino en los escotes de Versace.

Como las anteriores, Lauren Miller también es actriz y guionista especializada en comedias adolescentes como For a Good Time, Call. En EE UU la adoran y Marchesa u Oscar de la Renta le envían vaporosos diseños. Lena Dunham gana en talento a sus competidoras, ya que además de protagonista es productora, directora y creadora de la exitosa serie Girls. Es decir, una mujer orquesta. Además, acaba de firmar un contrato de 3,5 millones de euros con la editorial Random House. Y, como premio extra, Prada le crea vestidos de su talla, que ni se acerca a la 36. Estos problemas ya no los tiene Melanie Lynskey, la actriz que pudo ser Kate Winslet, ya que la acompañó en 1994 en la cinta Criaturas celestiales. Lynskey, eterna secundaria, ha regresado este año a un papel protagonista con la sorprendente Hello I Must Be Going. Con su nueva notoriedad disfruta de los modelos más ceñidos de Donna Karan, de la que parece que es casi embajadora.
 

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