La alfombra roja batalla contra las fronteras de raza, edad o género
Mientras en la industria cinematográfica se alzan las voces que abogan por una mayor inclusión, las imágenes de la alfombra roja reflejan más diversidad que nunca.
Cuando Nicole Kidman decidió recordarle al mundo que ella es una de las grandes damas del cine, se alió con directores como Yorgos Lanthimos, Jane Campion o Sofia Coppola. Para la coronación oficial escogió el Festival de Cannes de 2017 y para plasmar la iconografía de su nuevo reinado, la alfombra roja del mismo. A pocas semanas de cumplir 50 años y cubierta con infinitas capas de tul de Calvin Klein, la actriz se convirtió en la estrella del certamen. Por encima incluso de sus jóvenes compañeras de reparto. Insólito.
Mientras las mujeres avanzan posiciones en el sector y reclaman su papel –más allá de ser sostén del protagonista– las imágenes fuera de la gran pantalla evidencian esta nueva realidad. «La alfombra roja es una celebración del talento y últimamente se ha transformado en un espacio para la declaración de intenciones. Para reflejar empoderamiento, inclusividad y diversidad», concede la diseñadora Celia Kritharioti, que el año pasado se estrenó en los Oscar vistiendo a Laura Marano y a Elaine Welteroth. Más allá del activismo evidente de decisiones como la de vestir de negro en los Globos de Oro de 2017, tras el estallido del caso Westein, se imponen variaciones sutiles que ayudan a derribar estigmas: la melena afro de Zendaya, el escote de Helen Mirren o la audacia de Billy Porter y Timothée Chalamet batallan contra las fronteras de raza, edad o género.
«Reivindicar lo que somos es la mejor manera de combatir la discriminación de cualquier tipo», dice Kritharioti. Y estas son fotografías poderosas. Instantáneas que se convierten en cultura popular e impactan sobre una gran audiencia. Solo los mensajes con el hashtag #Oscars generaron 244 millones de impresiones en redes sociales el año pasado, según Launchmetrics.
Reivindicar lo que somos es la mejor manera de combatir la discriminación de cualquier tipo.
La moda se suma y, de paso, se pronuncia sin decir palabra: «Ha ido perdiendo significados aspiracionales. Por eso necesita buscar sentido en otros lugares y acude al activismo político, un terreno en el que se sienten cómodas muchas celebridades», considera Teresa Sádaba, directora de ISEM Fashion Business School. La simbiosis no es nueva. «Moda y poder han ido siempre de la mano queriendo expresar y simbolizar determinados mensajes», añade Sádaba.
Lizzo se divierte con los volantes de Christian Siriano, abanderado de la pluralidad de tallas. «Patricia Clarkson, con 60 años, tiene más allure que muchas de 20», defiende su estilista, Víctor Blanco. Jennifer Lopez no renuncia a la sensualidad, ni Laura Dern a la feminidad; por su parte, Greta Gerwig hace del traje sastre su uniforme para el paseíllo sobre el tapiz carmesí. Y es que el photocall, tras años de hastiado perfeccionismo, hoy es un escaparate en el que compartir ideas o carácter.
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