Jane Levy: «Hollywood nunca me interesó. ¡Quería ser futbolista!»
Es considerada una de las 10 actrices más prometedoras del momento. Y tiene 23 años. La protagonista de Suburgatory, la serie de moda, se deja querer por la pequeña pantalla. Su familia, su apartamento, sus plantas… Esa es su vida.
Jane Levy acaba de cumplir 23 años, pero su nombre es un lugar común en las listas de esas caras a seguir. La revista Forbes la incluye entre las 30 estrellas por debajo de los 30 años que están reinventando el mundo. The Hollywood Reporter la describe como una de las 10 actrices más interesantes del momento y AOL le ha adjudicado el honor de ser una de las más graciosas.
¿Qué tiene esta californiana que saltó a la luz gracias a un papel secundario en Shameless y que está en boca de todos gracias a ser la protagonista de la serie Suburgatory (fuera de lugar), en la que interpreta a una adolescente que tiene que dejar el idílico Nueva York para irse a vivir a los suburbios con su padre divorciado?
«Realmente soy una bonita chica del montón», afirma. «Me gusta la moda sencilla, las cremas de tonos apagados y casi siempre voy en vaqueros y zapatillas, aunque en los photocalls me gusta jugar con la ropa».
¿Se considera una chica de suburbio o de capital?
Me van las dos cosas. Supongo que soy de barrio porque nací en uno al norte de California cerca del mar y el bosque y me pasaba el día en la calle, con todo el espacio a mi disposición. Un lujo.
También lo es Marin County, la zona donde usted nació y vive gente como George Lucas.
Fue maravilloso crecer allí, comiendo moras naturales cada mañana. Suena como un sueño y lo fue. Tuve toda la libertad que quise y mi primer coche a los 16. Pero también soy una enamorada de las ciudades, de vivir en el corazón de Nueva York, de disfrutar de la libertad que te da el transporte público. Si uno lo busca, siempre encuentra lo bueno de cada sitio.
¿Ha encontrado esa bondad en Hollywood?
Vivo en Los Ángeles. Aquí tengo mi apartamentito y cuido de mis plantas; esa es mi vida. Hollywood nunca me interesó. Actué en el colegio pero no me llevé muy bien con mi profesora de interpretación. ¡Quería ser futbolista!
¿En serio?
Sí. Mi primer impulso fue matricularme en la universidad y jugar en el equipo femenino, pero viajé un par de semanas por Europa y me di cuenta de que ni quería volver a la universidad ni el fútbol era la profesión de mi vida, así que decidí dedicarme a la interpretación.
¿Cuándo hizo de la meca del cine su ciudad?
Si quieres dedicarte al cine, tienes dos opciones: ir a Los Ángeles e intentar conocer gente o mudarte a Nueva York y estudiar interpretación. Yo opté por lo segundo; lo primero me daba miedo.
¿Y cómo superó sus temores?
No lo sé, porque el miedo me paraliza. Mi primera prueba me provocó una erupción que no sabía cómo esconder bajo el maquillaje sin parecer una leprosa. O cuando intenté trabajar con David Chase, el creador de Los Soprano, en su primera película. Terrible. Me quedé inmóvil en el cuarto de baño sin poder respirar por el ataque de pánico que me dio quedar entre las últimas. David simplemente me dijo: «Lo siento, pero este es tu trabajo». Y ahora le agradezco la sinceridad porque los actores tienen que ser capaces de tener el valor de ponerse a prueba. E increíblemente ese momento de pánico me hizo sentirme más cómoda con mi profesión. Ni que decir tiene que no conseguí el papel.
¿Y cómo es el resto de su vida?
Muy casera. Me voy a dormir muy temprano y mantengo una gran relación con mis padres. Mi madre es una artista que siempre me apoyó en mi elección y mi padre es músico, aunque ahora se dedique a trabajos ecológicos, y me hace reír como nadie, algo muy sano en esta industria. Especialmente en estos momentos de éxito. Parecerá terrible pero no veo mucha televisión. Y debería, porque sé que se están haciendo cosas muy buenas. Guardo una sana relación con mi trabajo. Si no me gusto, me consuelo pensando que la próxima vez será mejor; y si me gusto, me aplaudo sin falsa modestia.
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