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Famoso rico busca ‘cash’ para sobrevivir

Detrás de las dificultades económicas de Rihanna, Lindsay Lohan o Nicholas Cage encontramos malos asesores y gastos irresponsables. ¿Tan difícil resulta ser millonario?

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Algún dinero evita preocupaciones, pero mucho las atrae. Eso es lo que debe pensar la interminable ristra de celebridades que en los últimos años ha encarado ciertas dificultades por su incapacidad para diseñar un plan patrimonial a su medida. La actriz y cantante Lindsay Lohan, la extenista Arantxa Sánchez Vicario o el actor Nicholas Cage son algunos de los ejemplos que han trascendido últimamente. La mayoría de los rostros populares que han mordido el polvo achaca sus problemas a sus asesores, aunque lo cierto es que los hay que también comparten un gusto desmedido por el derroche. Rihanna es la incorporación más reciente de este particular elenco, quien hace unas semanas reconocía al portal informativo TMZ que a punto estuvo de caer en desgracia en 2009 por culpa de su "estúpido contable". Ese año desaparecieron de sus cuentas 9 millones de dólares (más de 6 millones de euros) de un patrimonio estimado de 11 millones. La responsable del dispendio, según la cantante barbadense, la empresa que entonces gestionaba su dinero, Berdon LLP. Al parecer, la pobre rentabilidad de la gira Last girl on Earth y la desafortunada compraventa de ciertas propiedades acabaron por rematar su patrimonio.

Los tribunales dirimirán las responsabilidades en un asunto que Rihanna ya ha dejado en manos de sus abogados. Como ella, también Nicholas Cage sufrió problemas similares en 2009. La culpa, naturalmente, de sus asesores. El protagonista de Leaving Las Vegas exigió ese año a Samuel Levin, su administrador, una indemnización de 20 millones de dólares por los perjuicios ocasionados. A saber, una deuda con la Hacienda estadounidense de 6,3 millones de dólares que le obligó a desprenderse de buena parte de sus activos, como el castillo Schloss Neidstein en Alemania o varias residencias en California y Las Vegas. El causante de los males del actor alegó que todas las operaciones que desembocaron en la deuda con el fisco recibieron la aprobación de Cage. Además destacó el elevado tren de vida de este, quien gustaba de comprar costosos caprichos a placer, como el cráneo del dinosaurio Tarbusaurus que adquirió en una subasta por 276.000 dólares.

El descalabro vital y profesional de Lindsay Lohan se desarrolló paralelamente a su crisis económica. Tras una década de arrestos, fianzas, accidentes de tráfico y carísimas clínicas de desintoxicación, en 2012 la exestrella de la factoría Disney se declaró en bancarrota. Un juez bloqueó sus cuentas bancarias por el impago de una multa fiscal de 900.000 dólares. El actor Charlie Sheen decidió asistirla con 100.000 dólares, pero no fue suficiente. Aunque sus nuevos proyectos profesionales le hayan ayudando a encauzar la situación, hace un mes sufrió otro revés cuando decidieron cancelar la emisión del reality que protagoniza en la cadena de televisión de la empresaria y presentadora Oprah Winfrey por los bajos resultados de audiencia. Parece que por el momento su renacimiento transita por caminos empedrados.

Anna Nichole Smith y Lindsay Lohan.

Cordon Press

El actor Burt Reynolds es otra de las víctima de la codicia y la mala praxis. Tras afrontar un divorcio millonario y sufrir las consecuencias de dilapidar el dinero en decenas de casas y cadenas de restaurantes que no le devengaron lo que pretendía, en 2009 se arruinó. Años antes, quien encaró una circunstancia parecida fue Anna Nichole Smith, la playmate fallecida en 2007. En su caso el desembolso fue a parar a manos de sus abogados por los honorarios de la larguísima batalla legal que la modelo dio para quedarse con la totalidad de la herencia de su malogrado marido, el magnate petrolero James Howard Marshall. Una lucha, por cierto, que tras su muerte tuvo que librar su propia hija, esta vez para esclarecer la identidad de su padre. Cinco hombres reclamaron la paternidad de quien acababa de heredar una fortuna valorada en 80 millones de dólares, pero las pruebas de ADN concluyeron un nombre, el del fotógrafo Larry Birkhead.

El caso más escalofriante lo protagonizó el boxeador Mike Tyson en 2003, que gracias a sus rentables mamporros amasó una fortuna de 400 millones de dólares. Ese año se declaró en bancarrota, y esta vez no hizo falta la intervención de ningún contable inepto. En sus años dorados dilapidó cantidades obscenas de dinero en joyas, fiestas y chicas que no siempre abonaba. Ya saben, entre todos lo mataron y él solo se murió. Esas deudas injustificadas lo llevaron a los tribunales, un terreno proceloso que la actriz Pamela Anderson y la cantante Courtney Love conocen muy bien. La primera construyó una monstruosa mansión que se vio obligada a malvender por orden judicial, y a la viuda de Kurt Cobain el equipo que llevaba Nirvana le sustrajo la nada desdeñable cantidad de 20 millones de dólares.

Pese a que muchos no han conseguido recuperarse de sus adversidades, algunos de los personajes que padecieron estrecheces económicas han resurgido como el ave Fénix y han sabido darle la vuelta a la situación. Antes de crear el gigante de los sueños animados, Walt Disney creó la compañía cinematográfica Laugh-O-Gram Studio, que, ahogado por las deudas, acabó cerrando. El presentador Larry King también vivió una experiencia trémula antes de hacerse rico con su célebre programa de entrevistas: en su juventud fue detenido tras ser acusado de robar a su socio 5.000 dólares, una imputación que no acabó de demostrarse por falta de pruebas. Los dos vivieron grandes penurias, pero más tarde supieron reinventarse.

Courtesy Everett Collection

Walt Disney en 1945.

Cordon Press

En nuestro país también tenemos casos de falta de liquidez entre los rostros populares. "Yo tengo un hipotecón muy gordo y tengo mis cuentas a cero", confesaba el año pasado la actriz Rossy de Palma en una entrevista. La extenista Arantxa Sánchez Vicario y el periodista Luis del Olmo vivieron en sus carnes la traición de sus personas de confianza. A la primera, según explicó en las memorias que vieron la luz el año pasado, le fallaron sus padres, y al segundo lo estafó su administrador y amigo íntimo, quien le hizo perder "el 75% de su patrimonio". Parece que el dinero ha aniquilado más almas que la guerra personas. Ante la necesidad de preguntarse por la perfidia que provoca el vil metal, siempre resulta oportuno recurrir a Oscar Wilde −las perlas del escritor se antojan pertinentes ante cualquier desafío vital−: "En estos tiempos los jóvenes piensan que el dinero lo es todo, algo que comprueban cuando se hacen mayores".

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